
LD (EFE) Los equipos de rescate, apoyados por soldados iraquíes y estadounidenses, están buscando entre los escombros sobrevivientes del múltiple atentado que este miércoles sacudió la ciudad de Sinyar, en el norte de Irak. La elevada cifra de heridos graves, según fuentes oficiales, se elevará en las próximas horas.
Medios de comunicación iraquíes han elevado a quinientos los muertos por la explosión de los cuatro camiones-bomba repletos de combustible. Tras esos atentados, el balance de iraquíes, entre civiles y militares, que han perdido la vida de forma violenta en dicho país desde el comienzo de este año asciende al menos a 11.201.
El atentado, perpetrado en la ciudad de Sinyar, en la provincia de Ninive, es el más sangriento desde la caída del régimen de Sadam Husein, en abril de 2003. Los camiones-bomba han tenido como objetivo la comunidad yazidi, una minoría religiosa presislámica que tiene una presencia mínima en el Kurdistán iraquí.
Según indica la agencia de noticias EFE, en Irak en enero fallecieron al menos 1.596 personas; en febrero, 1.308; en marzo, 1.546; en abril, 1.435; en mayo, 1.564; en junio, 1.240, en julio, 1.650, y en lo que llevamos de agosto la cifra podría llegar a alcanzar los 1.113, de confirmarse las estimaciones sobre las víctimas del martes. A falta de cifras oficiales, los cálculos sobre el número de víctimas mantienen grandes diferencias según cual sea la fuente encargada de la contabilidad.