L D (EFE) Sadam dijo que "he sido torturado por los estadounidenses, golpeado en todas las partes de mi cuerpo y las señales se encuentran en todo él".
Después, trató de suavizar el impacto de su declaración con otra en la que indicó que aquellos que torturaron a quienes han testificado contra él deben ser castigados. "Cuando escucho que un iraquí cualquiera ha sufrido daño, me duele a mí. Las cosas malas que le hicieron a esas personas están mal y, de acuerdo con la ley, quienes las hicieron deben recoger lo que merecen", agregó.
Ambas declaraciones pusieron punto y aparte a una vista –la sexta– que comenzó esta mañana, poco después de las 11:00 hora local, con el gesto sonriente del dictador. Sadam Husein entró en la sala relajado, vestido con un chaqueta negra y una camisa blanca sin corbata y con una actitud bien distinta a la de la cuarta sesión, cuando perdió parte de la flema y anunció que no volvería a pisar más la habitación.
A la quinta sesión, celebrada el pasado 7 de diciembre, el tirano decidió no presentarse. La vista matutina quedó marcada por el testimonio de Ali Hasan al Haidiri, quien ofreció uno de los relatos más duros desde que el pasado 19 de octubre arrancara el proceso.
Pausado y a cara descubierta, contó como él mismo y el resto de su familia habían sido represaliados por la Policía del ex dictador tras el intento fallido de asesinato de Sadam Husein en la aldea de Dujail. Al Haidiri, que cuando ocurrieron los hechos contaba con 14 años, aseguró que nueve de sus allegados murieron a manos de la temida "Muharabat".
Incluso señaló con el dedo al hermanastro del dictador, Barzan al Tikriti, al que acusó de haberle pateado y negado el auxilio cuando se retorcía en el suelo consumido por la fiebre. "Le dijo a los guardias: no le curéis, su familia no merece que viva. Tuve dolores una semana a causa de la patada", indicó.
Al Tikriti, que se levantó nervioso y respondió exaltado en varias ocasiones, perdió la compostura y llamó "perro" a Al Haidiri, al tiempo que defendía al ex vicepresidente del país, Taha Yasin Ramadán. "Su calzado es más honorable que tú y toda tu tribu, perro", le insultó.
Las reacciones no amedrentaron al testigo, que prosiguió con su gráfico testimonio. Al Haidiri señaló que si Sadam no estuvo involucrado directamente en las torturas, al menos las había ordenado. "En aquel tiempo, nadie se movía sin que Sadam lo ordenara. Responsabilizo a Sadam de mi detención, de la de mi familia y de la ruina de mi futuro", apostilló.
Los abogados de la defensa trataron de desacreditar el testimonio de Al Haidiri, alegando que era muy joven entonces y no es posible que recuerde detalles con tanta claridad. La vista se prolongó varias horas más con el testimonio de otros testigos, que convirtieron en blanco de sus denuncias a Al Tikriti, responsable de los servicios secretos de su país durante la dictadura.
El hermanastro de Sadam se defendió con dureza y cobró más protagonismo que el propio ex presidente iraquí. Entrada la noche, el juez Rizgar Amín ordenó posponer la sesión hasta el día siguiente, después de que el ex dictador indicara que se sentía indispuesto y necesitaba tiempo para poder hablar ante el tribunal. "Me siento enfermo y el tiempo, en mi situación, es importante. Espero que considere esto desde el punto de vista legal y humanitario", señaló.
Después, trató de suavizar el impacto de su declaración con otra en la que indicó que aquellos que torturaron a quienes han testificado contra él deben ser castigados. "Cuando escucho que un iraquí cualquiera ha sufrido daño, me duele a mí. Las cosas malas que le hicieron a esas personas están mal y, de acuerdo con la ley, quienes las hicieron deben recoger lo que merecen", agregó.
Ambas declaraciones pusieron punto y aparte a una vista –la sexta– que comenzó esta mañana, poco después de las 11:00 hora local, con el gesto sonriente del dictador. Sadam Husein entró en la sala relajado, vestido con un chaqueta negra y una camisa blanca sin corbata y con una actitud bien distinta a la de la cuarta sesión, cuando perdió parte de la flema y anunció que no volvería a pisar más la habitación.
A la quinta sesión, celebrada el pasado 7 de diciembre, el tirano decidió no presentarse. La vista matutina quedó marcada por el testimonio de Ali Hasan al Haidiri, quien ofreció uno de los relatos más duros desde que el pasado 19 de octubre arrancara el proceso.
Pausado y a cara descubierta, contó como él mismo y el resto de su familia habían sido represaliados por la Policía del ex dictador tras el intento fallido de asesinato de Sadam Husein en la aldea de Dujail. Al Haidiri, que cuando ocurrieron los hechos contaba con 14 años, aseguró que nueve de sus allegados murieron a manos de la temida "Muharabat".
Incluso señaló con el dedo al hermanastro del dictador, Barzan al Tikriti, al que acusó de haberle pateado y negado el auxilio cuando se retorcía en el suelo consumido por la fiebre. "Le dijo a los guardias: no le curéis, su familia no merece que viva. Tuve dolores una semana a causa de la patada", indicó.
Al Tikriti, que se levantó nervioso y respondió exaltado en varias ocasiones, perdió la compostura y llamó "perro" a Al Haidiri, al tiempo que defendía al ex vicepresidente del país, Taha Yasin Ramadán. "Su calzado es más honorable que tú y toda tu tribu, perro", le insultó.
Las reacciones no amedrentaron al testigo, que prosiguió con su gráfico testimonio. Al Haidiri señaló que si Sadam no estuvo involucrado directamente en las torturas, al menos las había ordenado. "En aquel tiempo, nadie se movía sin que Sadam lo ordenara. Responsabilizo a Sadam de mi detención, de la de mi familia y de la ruina de mi futuro", apostilló.
Los abogados de la defensa trataron de desacreditar el testimonio de Al Haidiri, alegando que era muy joven entonces y no es posible que recuerde detalles con tanta claridad. La vista se prolongó varias horas más con el testimonio de otros testigos, que convirtieron en blanco de sus denuncias a Al Tikriti, responsable de los servicios secretos de su país durante la dictadura.
El hermanastro de Sadam se defendió con dureza y cobró más protagonismo que el propio ex presidente iraquí. Entrada la noche, el juez Rizgar Amín ordenó posponer la sesión hasta el día siguiente, después de que el ex dictador indicara que se sentía indispuesto y necesitaba tiempo para poder hablar ante el tribunal. "Me siento enfermo y el tiempo, en mi situación, es importante. Espero que considere esto desde el punto de vista legal y humanitario", señaló.