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La economía española continúa creciendo apoyada en la construcción y el consumo

La economía española creció el 3,4 por ciento en el segundo trimestre, una décima más que entre enero y marzo, según el Banco de España. Esta aceleración fue resultado del "vigor" de la demanda interna, que creció el 5,5 por ciento, lo que contrarrestó la "considerable" aportación negativa del sector exterior. El gasto en consumo final de los hogares españoles "preservó" su fortaleza, aunque descendió la confianza de los consumidores debido al menor optimismo sobre la situación económica.

L D (EFE) Al igual que en el primer trimestre, el consumo privado y la inversión en bienes de equipo fueron los componentes más dinámicos de la demanda interna, mientras que las exportaciones e importaciones han registrado un ritmo de expansión algo más elevado que en el primer trimestre.

La menor aportación negativa del sector exterior se debió al "perfil de cierta recuperación" mostrado por las exportaciones, que crecieron cerca del 3,5 por ciento, debido a la depreciación del euro, mientras que las importaciones conservaron un "notable vigor", cercano al 10 por ciento, situación que no alivió la pérdida de competitividad acumulada en los últimos años.

Por sectores, la construcción se mantuvo como la rama productiva "más vigorosa" con un crecimiento cercano al seis por ciento, en tanto que los servicios de mercado se aceleraron. La industria manufacturera "siguió mostrando tasas de expansión modestas", inferiores al uno por ciento, y la agricultura fue la única rama que experimentó un retroceso similar al del primer trimestre (1,8 por ciento).

Respecto al empleo, el Banco de España destaca su "continuada expansión" y dice que, excluido el proceso de regularización de inmigrantes, las afiliaciones "se aceleraron ligeramente" hasta una tasa algo superior al 3 por ciento. Asimismo, ratifica la "mayor intensidad de la creación de empleo" mostrada por la Encuesta de Población Activa (EPA) correspondiente al segundo trimestre, con lo que la productividad aparente del trabajo "mantuvo un ritmo muy reducido" de crecimiento, similar al de los últimos trimestres.

El bajo dinamismo de la productividad y el repunte estimado en la remuneración por asalariado en el segundo trimestre, debido a la activación de las cláusulas de salvaguarda, aceleró los costes laborales unitarios hasta tasas del tres por ciento. Pese al alza de los costes laborales y al encarecimiento de la energía, la tasa de inflación disminuyó ligeramente hasta el 3,1 por ciento, tres décimas menos que la registrada a finales de marzo. No obstante, el Banco de España advierte que los incrementos de los precios de los servicios "siguen siendo muy elevados, y entorpecen la convergencia de la inflación española con la de la zona del euro".

Si se desglosan los componentes de la demanda interna, entre abril y junio el gasto en consumo final de los hogares españoles "preservó" la fortaleza del primer trimestre (4,8 por ciento), debido a la "favorable" evolución de su renta disponible, a la revalorización de la riqueza real neta acumulada a lo largo de los últimos años, y a las holgadas condiciones financieras. Así, la riqueza de las familias siguió creciendo a un ritmo elevado debido a la revalorización de los activos inmobiliarios y al aumento de las cotizaciones bursátiles.

Estos efectos favorables sobre la renta fueron compensados por una menor aportación de las transferencias de las Administraciones Públicas, debido al agotamiento del impacto de la última reforma fiscal, a la desaceleración de las prestaciones sociales y al fuerte aumento de la recaudación.  Además, también descendió la confianza de los consumidores debido al menor optimismo sobre la situación económica general y la evolución del paro. Asimismo, los ingresos por turismo mantuvieron la tónica negativa del primer trimestre, cuando cayeron el 3,2 por ciento.

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