L D (Agencias) A primera hora de la mañana, el cadáver de Juan Pablo II fue introducido en el féretro de ciprés en una solemne ceremonia celebrada en el interior de la basílica de San Pedro. Estuvieron presentes el camarlengo, Eduardo Martínez Somalo, el ex secretario de Estado Angelo Sodano, el vicario de Roma, Camillo Ruini, el decano del Colegio Cardenalicio, Joseph Ratzinger, y el secretario del Papa, monseñor Stanislao Dwziwzs. Martínez Somalo comenzó el rito afirmando que estaban allí para cumplir un acto de piedad, como es dar sepultura al fallecido.
Tras ser colocado en el féretro, el Maestro de Ceremonias Pontificias, el arzobispo Piero Marini, leyó el "Rogito", un pergamino en el que está escrita la vida y obras más importantes de Juan Pablo II. Después, Marini y el secretario privado de Juan Pablo II, Estanislao Dziwisz, cubrieron con un velo de seda blanco el rostro del Papa. Tras ese rito, el Camarlengo esparció con agua bendita el cadáver de Juan Pablo II.
Inmediatamente después, el arzobispo Marini introdujo en el féretro las medallas acuñadas durante el Pontificado y un tubo de plomo en cuyo interior se colocó el "Rogito", tras sellarlo con el sello de la Oficina de las Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice. Durante la ceremonia se cantó la ántifona "El alma mía tiene sed de Dios, del Dios viviente: ¿cuando veré el rostro de Dios?". El féretro fue trasladado a la Plaza de San Pedro donde el cardenal alemán Joseph Ratzinger ofició el funeral.
Tras ser colocado en el féretro, el Maestro de Ceremonias Pontificias, el arzobispo Piero Marini, leyó el "Rogito", un pergamino en el que está escrita la vida y obras más importantes de Juan Pablo II. Después, Marini y el secretario privado de Juan Pablo II, Estanislao Dziwisz, cubrieron con un velo de seda blanco el rostro del Papa. Tras ese rito, el Camarlengo esparció con agua bendita el cadáver de Juan Pablo II.
Inmediatamente después, el arzobispo Marini introdujo en el féretro las medallas acuñadas durante el Pontificado y un tubo de plomo en cuyo interior se colocó el "Rogito", tras sellarlo con el sello de la Oficina de las Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice. Durante la ceremonia se cantó la ántifona "El alma mía tiene sed de Dios, del Dios viviente: ¿cuando veré el rostro de Dios?". El féretro fue trasladado a la Plaza de San Pedro donde el cardenal alemán Joseph Ratzinger ofició el funeral.
Lugar destacado para los Reyes de España
Los Reyes de España ocuparon un lugar preeminente en el espacio destinado a los jefes de Estado y de Gobierno asistentes al funeral por el Papa Juan Pablo II, junto a los representantes de otras Casas Reales. Don Juan Carlos y doña Sofía estuvieron situados en la primera fila de la zona destinada a los líderes mundiales, una de las dos únicas que disponen de reclinatorio y ubicada a la derecha del féretro con los restos mortales de Karol Wojtyla.
Los otros tres miembros de la delegación española (el jefe del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero; el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Angel Moratinos; y el presidente del Partido Popular, Mariano Rajoy) estuvieron cinco filas más atrás. Ese era el lugar destinado a la delegación española siguiendo el orden alfabético de los países en francés, idioma oficial de la diplomacia vaticana.
Don Juan Carlos y Doña Sofía estuvieron flanqueados por los Reyes de Bélgica a su izquierda y por los de Jordania a su derecha, e inmediatamente detrás de ellos se ubicó el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, y el presidente francés, Jacques Chirac, junto a sus respectivas esposas. Al igual que los Reyes de España, Bush, quien fue el último jefe de Estado en acceder a la Plaza de San Pedro para asistir al funeral por Juan Pablo II, fue ubicado en un lugar distinto al del resto de la delegación de Estados Unidos. Los ex presidentes George Bush y Bill Clinton y la secretaria de Estado, Condoleeza Rice, se situaron detrás de Zapatero, Moratinos y Rajoy.
Los otros tres miembros de la delegación española (el jefe del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero; el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Angel Moratinos; y el presidente del Partido Popular, Mariano Rajoy) estuvieron cinco filas más atrás. Ese era el lugar destinado a la delegación española siguiendo el orden alfabético de los países en francés, idioma oficial de la diplomacia vaticana.
Don Juan Carlos y Doña Sofía estuvieron flanqueados por los Reyes de Bélgica a su izquierda y por los de Jordania a su derecha, e inmediatamente detrás de ellos se ubicó el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, y el presidente francés, Jacques Chirac, junto a sus respectivas esposas. Al igual que los Reyes de España, Bush, quien fue el último jefe de Estado en acceder a la Plaza de San Pedro para asistir al funeral por Juan Pablo II, fue ubicado en un lugar distinto al del resto de la delegación de Estados Unidos. Los ex presidentes George Bush y Bill Clinton y la secretaria de Estado, Condoleeza Rice, se situaron detrás de Zapatero, Moratinos y Rajoy.
350.000 fieles en los alrededores
Decenas de miles de peregrinos eligieron seguir los funerales a través de las pantallas gigantes colocadas en varios puntos de Roma. 350.000 fieles estuvieron en los alrededores mientras 70.000 se ubicaron en la Plaza de San Pedro, sin contar a los invitados oficiales. Muchos de ellos, casi 6.000, durmieron en las áreas de Tor Vergata, donde se colocaron nueve pantallas gigantes, así como en el Circo Massimo, donde se observaron cientos de personas, entre ellas muchos españoles. Asimismo, se contaron 3.000 personas en la plaza de San Juan de Letrán.