L D (EFE) En una carta dirigida a la comunidad cristiana de Guipúzcoa, con fecha de este sábado, el prelado explica que se ha visto "obligado" a redactar esta misiva con una finalidad "aclaratoria y serenante". Tras señalar que no tiene "motivos suficientes" para emitir sobre el proyecto de nuevo Estatuto aprobado en el Parlamento vasco "una valoración moral que comprometa a la autoridad de la Iglesia", asegura que "todos los ciudadanos católicos están llamados a elaborar de manera adulta, sin proteccionismos ni intervenciones eclesiales, sus propias opciones políticas".
"Les será necesario analizar cuidadosamente la situación real, examinar la licitud de los objetivos buscados y medios utilizados, y sopesar las consecuencias previsibles de la aplicación de los diferentes modelos. Siempre habrán de tener en su punto de mira el objetivo superior de la paz y la reconciliación de nuestra sociedad", destaca el obispo de San Sebastián.
Uriarte se remite para hacer estas consideraciones al contenido del texto hecho público por los obispos del País Vasco en mayo de 2002, titulado "Preparar la paz", en el que indicaban que, "mientras los modelos políticos respeten los derechos humanos y se implanten y mantengan dentro de cauces políticos y democráticos, la Iglesia no puede ni sancionarlos como exigencia de la ética ni excluirlos en nombre de ésta". Con este documento los prelados vascos ya se desmarcaron de otro de la Conferencia que condenaba al nacionalismo excluyente y consideraba "moralmente inadmisible" la reclamación unilateral de la independencia por parte de un territorio.
"En consecuencia, ni la aspiración soberanista, ni la adhesión a un mayor o menor autogobierno, ni la preferencia por una integración más o menos estrecha en el Estado español son, en principio para la Iglesia, dogmas políticos que requieran un asentimiento", subrayaba ese texto de desmarque.
"Les será necesario analizar cuidadosamente la situación real, examinar la licitud de los objetivos buscados y medios utilizados, y sopesar las consecuencias previsibles de la aplicación de los diferentes modelos. Siempre habrán de tener en su punto de mira el objetivo superior de la paz y la reconciliación de nuestra sociedad", destaca el obispo de San Sebastián.
Uriarte se remite para hacer estas consideraciones al contenido del texto hecho público por los obispos del País Vasco en mayo de 2002, titulado "Preparar la paz", en el que indicaban que, "mientras los modelos políticos respeten los derechos humanos y se implanten y mantengan dentro de cauces políticos y democráticos, la Iglesia no puede ni sancionarlos como exigencia de la ética ni excluirlos en nombre de ésta". Con este documento los prelados vascos ya se desmarcaron de otro de la Conferencia que condenaba al nacionalismo excluyente y consideraba "moralmente inadmisible" la reclamación unilateral de la independencia por parte de un territorio.
"En consecuencia, ni la aspiración soberanista, ni la adhesión a un mayor o menor autogobierno, ni la preferencia por una integración más o menos estrecha en el Estado español son, en principio para la Iglesia, dogmas políticos que requieran un asentimiento", subrayaba ese texto de desmarque.