Zouhier, el confidente sobre el que gira la versión oficial: "Si tuviera relación con el 11-M no habría estado de fiesta los días de los atentados"
La atención en la séptima sesión del juicio se ha centrado en el testimonio de Rafa Zouhier, que nada más sentarse se ha declarado "súper inocente". Ha destacado que "si hubiera tenido algo que ver con los atentados" de Madrid "no me hubiera ido de fiesta" el día 10, el 11 de marzo de 2004 y hasta "el 14-M", y reiteró que él lo único que hizo "fue avisar gratis" del tráfico de explosivos. Los enfrentamientos verbales entre el acusado y el fiscal Javier Zaragoza han sido constantes. En teoría, es el nexo de unión entre la trama asturiana y el grupo de "El Chino", pero todo lo que rodea a la figura de este confidente de la Guardia Civil ha estado desde el principio envuelto en la polémica.
Otra maniobra del abogado condenado por colaborar con ETA
A su término, ha comparecido Rafá Zouhier, que nada más sentarse se ha declarado "súper inocente", lo que ha motivado la primera riña de Gómez Bermúdez. No ha sido la fiscal Olga Sánchez la que ha comenzado a hacer las preguntas al procesado sino que ha dejado ese trámite a Javier Zaragoza, fiscal jefe de la Audiencia Nacional.
El fiscal ha insistido en preguntar por qué Zouhier no puso sobre alerta a la UCO ante las actividades de Jamal Ahmidan, "El Chino". El acusado ha insistido que antes del atentado pensaba que era únicamente un traficante y no un terrorista. Después del atentado sí que dio su nombre, una respuesta que no ha satisfecho al fiscal. Al final ha tenido que intervenir el presidente del tribunal para que Javier Zaragoza aceptara las explicaciones de Zouhier.
Cuando el fiscal ha anunciado que no tenía más preguntas Zouhier ha dicho que "ni cuatro fiscales van a poder conmigo". Otro comentario que le ha valido un nueva reprobación del presidente del tribunal.
El ex confidente de la Guardia Civil Rafá Zouhier ha destacado que "si hubiera tenido algo que ver con los atentados" de Madrid "no me hubiera ido de fiesta" el día 10, el 11 de marzo de 2004 y hasta "el 14-M", y reiteró que él lo único que hizo "fue avisar gratis" del tráfico de explosivos. Zouhier, quien tras el receso de la comida se negó a contestar a las preguntas del abogado de la acusación Gonzalo Boye, con el que ya había tenido un encontronazo en relación con preguntas sobre ETA, relató que el 10 y el 11 "estábamos de fiesta y no sabíamos nada. Si hubiera sabido algo no me hubiera ido de fiesta ni el 14-M (día de las elecciones generales)".
El acusado se refería así a la fiesta de cumpleaños de Lofti Sbai, presunto "socio" de "El Chino" en el tráfico de hachís, que se celebró en la noche del 13 al 14 de marzo en una marisquería de Madrid y a la que dijo que acudieron él y otros acusados como Antonio Toro y José Emilio Suárez Trashorras, y que Ahmidan y Rachid Aglif no fueron. Dos días después, Zouhier, según su declaración, recibió una llamada de un agente de la Guardia Civil para que fuera a su casa porque "era urgente".
Al llegar, el guardia civil le recomendó que se fuera de España porque "me iban a meter" lo de los explosivos, pero señaló que no le hizo caso porque "si yo no hice nada ¿por qué me iba a ir de España?". No obstante, Zouhier explicó que este agente declaró en instrucción que fue el acusado el que se trasladó a su casa sin haberle llamado.
Después se refirió a otra reunión celebrada tras los atentados con agentes de la Guardia Civil y a la que acudió acompañado por su novia Cristina porque, dijo, temía por su vida, por lo que fue preguntado por un letrado de las acusaciones si al temer por su integridad física no lo denunció. "Usted qué piensa, ¿cómo voy a ir a un juzgado de guardia a denunciar a unos policías que representan la ley?", respondió. Negó también cualquier relación con los servicios secretos marroquíes o españoles. "Sólo conozco a los dos guardias civiles a los que avisé", insistió el ex confidente.
Bronca con el abogado de Trashorras
Zouhier admitió que la razón de su presencia en noviembre de 2003 en el McDonald's de Moncloa, donde se trató la venta de explosivos presuntamente utilizados en la masacre, fue la de dar protección a Trashorras frente a Jamal Ahmidan. Dijo también que desconoce si algún acusado tiene relación con ETA, porque "ni les conozco", y señaló que si en algún momento relacionó a los asturianos con esa organización terrorista fue porque "soy marroquí, conozco España y pensaba que eran de ETA" porque eran del norte y vendían explosivos. Al ser interrogado de forma incisiva por la defensa de Suárez Trashorras, del que dijo que fue él y "no un ángel" quien le dio la muestra de explosivos que entregó a la Guardia Civil en febrero de 2003, Zouhier le espetó: "usted si que es un buen cumplidor". En este momento, el presidente del tribunal dijo que "hasta aquí hemos llegado" y suspendió el juicio durante diez minutos.
Zouhier indicó que no tenía intención de contestar al abogado de la acusación Gonzalo Boyé, "con perdón de las víctimas" que éste representa. Sobre el momento en el que le hizo explosión un detonador que le entregó Trashorras, y que le provocó heridas en una mano, Zouhier indicó que dicho artefacto no tenía añadido ningún tipo de explosivo. "No soy tonto, y si voy a explotar un explosivo me voy en medio del campo, no lo hago en mi casa", contestó al letrado. Sobre Trashorras, declaró que nunca hizo negocios con él, sino con su cuñado, Antonio Toro, al que vendía hachís. Zouhier, a su vez, le compraba la droga a Lofti Sbai.
"El hachís no mata"
El letrado de otra las acusaciones particulares preguntó a Zouhier el lugar y día concreto en el que informó a la UCO de la venta de explosivos por los asturianos, y Zouhier precisó que fue en febrero de 2003, y más tarde fue ampliando esta información. Reconoció también que dicha información la prestó mezclándola con otras confidencias sobre tráfico de hachís. "Pero el hachís no mata", añadió.
El presunto colaborador negó que conociera ninguna relación de Jamal Ahmidan con ETA, que sólo sabía que éste vendía droga en el País Vasco. También negó conocer a nadie de los servicios secretos marroquíes. "Yo a Marruecos voy de fiesta", dijo.
Zouhier explicó que Trashorras conocía antes que a él a otras dos personas de origen árabe, de nombre Yassin y Nourdin. Zouhier dijo que sabía quienes eran porque habían coincidido en ocasiones en la discoteca donde trabajaba, les reconoció en unas fotografías incluidas en el sumario y que le fueron mostradas, en las que éstos aparecían junto a Trashorras, su ex cuñado Antonio Toro y la que era su mujer, Carmen Toro. El acusado, que dijo que su "intención" no es implicar a nadie, explicó que si mencionaba estos nombres era para demostrar que existía una relación previa "entre moros y cristianos".
Negó, además que tuviera confianza con "El Chino" y especificó que éste nunca le llamó para despedirse y decirle que se verían "en el cielo". Añadió que nunca habló con él ni de política ni de religión, ni visionó vídeos yihadistas. "Soy famoso en las discotecas y en las fiestas, no en las mezquitas. ¿Cómo se iba a fiar este hombre de mí?, se preguntó.
Zouhier puso de manifiesto que sus contactos en la UCO, "Rafa" y "Víctor", no le explicaban cómo utilizaban las informaciones que les proporcionaba. "Yo confiaba en la élite de la Guardia Civil como cualquier ciudadano", dijo y añadió que no le comentaron si la dinamita que les había entregado estaba o no en mal estado. "Estuviera como estuviera tenían que haber investigado la muestra", espetó. Concretó, por último, que, agentes de la Guardia Civil le aconsejaron después de su detención que no hablara de "determinadas cosas", pero que cuando vio que en la cárcel le insultaban decidió "contar la verdad a todos los españoles" aunque se "jugara la vida". "La guardia civil sabía lo mismo que yo", reiteró.
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