(Libertad Digital) La coalición Zapatero-Llamazares, que tanto jaleo organizó en los últimos meses para arañar un puñado de votos al Partido Popular, ha recibido una dosis de su medicina durante el funeral por los dos agentes de la Policía asesinados el viernes en Sangüesa, Navarra. A su llegada a la catedral de Pamplona, donde se celebró el funeral, el líder del PSOE y el coordinador general de Izquierda Unida fueron recibidos a gritos por cientos de ciudadanos. Según la edición digital de Diario de Navarra , los pamploneses reprocharon a Zapatero sus pactos con IU, mientras que Llamazares fue increpado por el apoyo de IU a ETA-Batasuna en las instituciones vascas y por formar parte del Gobierno vasco de Juan José Ibarretxe.
Pero quienes se convirtieron en el centro de las críticas de los ciudadanos pamploneses fueron los dos representantes del PNV que asistieron al funeral: los consejeros del Gobierno vasco de Agricultura, Gonzalo Sáenz de Samaniego, y de Cultura, Miren Azkarate. Como contraposición, cuando llegó a la catedral el presidente del Gobierno, José María Aznar, acompañado por el ministro del Interior, Ángel Acebes, y el secretario de Estado para la Seguridad, Ignacio Astarloa, los ciudadanos congregados allí les recibieron con una salva de aplausos y gritos de ánimo, incluso cuando ya habían entrado al templo, según informa el Diario de Navarra .
El tenso ambiente se calmó en la Plaza de San José de Pamplona cuando llegaron los féretros de los dos agentes de la Policía asesinados el viernes por ETA. Una salva de aplausos de más de cinco minutos, el himno nacional, gritos de asesinos y vivas al Cuerpo Nacional de Policía recibieron a los ataúdes, cubiertos con la bandera de España y acompañados de coronas de flores y ramos. Una guardia de honor de medio centenar de policías, guardias civiles, policías forales y agentes municipales de Pamplona saludaron al paso de los dos féretros, portados por funcionarios de los cuatro cuerpos de seguridad.
Durísima homilía del arzobispo de Pamplona
En una homilía plagada de críticas a los que apoyan o justifican a ETA, el Arzobispo de Pamplona, monseñor Fernando Sebastián, recordó a los “dirigentes y gobernantes” que “tienen que sentirse moralmente obligados a anteponer la protección de la libertad y la seguridad de los ciudadanos a cualquier otro objetivo político y partidista”. También sostuvo que la obligación de los poderes públicos es poner en marcha “cuantas gestiones legítimas sean necesarias para luchar contra el terrorismo”. En este sentido, exigió la “colaboración entre las diferentes instituciones del Estado y las fuerzas políticas” para acabar con ETA, porque, según dijo, “no es suficiente condenar los atentados”.
En tono tajante y velada referencia a los nacionalistas, el arzobispo de Pamplona reclamó que, “ante la incompresible obstinación de los terroristas, todos tenemos la obligación de colaborar para defender y proteger la libertad y la seguridad de todos los ciudadanos y cerrar el paso a los ejecutores, defensores y encubridores de la violencia”. Así, “la sociedad entera tiene que levantar un muro de rechazo moral a esta perversión de la conciencia que justifica los crímenes en favor de unos proyectos políticos convertidos en verdaderos ídolos”, dijo monseñor Sebastián. En otra clara alusión a los nacionalistas, el purpurado también advirtió de que “no se puede colaborar con los que matan y no se puede apoyar de ninguna manera a quienes colaboran con los que matan”.
Durante su homilía, el arzobispo también tuvo palabras para la esperanza al afirmar que “entre todos seremos capaces de crear un tejido vivo de compresión y convivencia allí donde los terroristas quieren abrir abismos de incompresión y de odio”. “Nada ni nadie podrá matar y debilitar nuestra esperanza. Nos asiste la fuerza de la razón”, afirmó.
Pero quienes se convirtieron en el centro de las críticas de los ciudadanos pamploneses fueron los dos representantes del PNV que asistieron al funeral: los consejeros del Gobierno vasco de Agricultura, Gonzalo Sáenz de Samaniego, y de Cultura, Miren Azkarate. Como contraposición, cuando llegó a la catedral el presidente del Gobierno, José María Aznar, acompañado por el ministro del Interior, Ángel Acebes, y el secretario de Estado para la Seguridad, Ignacio Astarloa, los ciudadanos congregados allí les recibieron con una salva de aplausos y gritos de ánimo, incluso cuando ya habían entrado al templo, según informa el Diario de Navarra .
El tenso ambiente se calmó en la Plaza de San José de Pamplona cuando llegaron los féretros de los dos agentes de la Policía asesinados el viernes por ETA. Una salva de aplausos de más de cinco minutos, el himno nacional, gritos de asesinos y vivas al Cuerpo Nacional de Policía recibieron a los ataúdes, cubiertos con la bandera de España y acompañados de coronas de flores y ramos. Una guardia de honor de medio centenar de policías, guardias civiles, policías forales y agentes municipales de Pamplona saludaron al paso de los dos féretros, portados por funcionarios de los cuatro cuerpos de seguridad.
Durísima homilía del arzobispo de Pamplona
En una homilía plagada de críticas a los que apoyan o justifican a ETA, el Arzobispo de Pamplona, monseñor Fernando Sebastián, recordó a los “dirigentes y gobernantes” que “tienen que sentirse moralmente obligados a anteponer la protección de la libertad y la seguridad de los ciudadanos a cualquier otro objetivo político y partidista”. También sostuvo que la obligación de los poderes públicos es poner en marcha “cuantas gestiones legítimas sean necesarias para luchar contra el terrorismo”. En este sentido, exigió la “colaboración entre las diferentes instituciones del Estado y las fuerzas políticas” para acabar con ETA, porque, según dijo, “no es suficiente condenar los atentados”.
En tono tajante y velada referencia a los nacionalistas, el arzobispo de Pamplona reclamó que, “ante la incompresible obstinación de los terroristas, todos tenemos la obligación de colaborar para defender y proteger la libertad y la seguridad de todos los ciudadanos y cerrar el paso a los ejecutores, defensores y encubridores de la violencia”. Así, “la sociedad entera tiene que levantar un muro de rechazo moral a esta perversión de la conciencia que justifica los crímenes en favor de unos proyectos políticos convertidos en verdaderos ídolos”, dijo monseñor Sebastián. En otra clara alusión a los nacionalistas, el purpurado también advirtió de que “no se puede colaborar con los que matan y no se puede apoyar de ninguna manera a quienes colaboran con los que matan”.
Durante su homilía, el arzobispo también tuvo palabras para la esperanza al afirmar que “entre todos seremos capaces de crear un tejido vivo de compresión y convivencia allí donde los terroristas quieren abrir abismos de incompresión y de odio”. “Nada ni nadie podrá matar y debilitar nuestra esperanza. Nos asiste la fuerza de la razón”, afirmó.