No es algo especialmente sorprendente. Muchos profesores de Humanidades y autores de libros de texto, aunque no pertenezcan a organizaciones terroristas, sostienen y difunden posturas totalitarias. En los libros de texto de EpC hay algunas muestras de ello. Los enemigos de la libertad, desde que se empezaron a poner en práctica las consignas de Gramsci, se han atrincherado en los ámbitos desde los que se crea opinión pública, construyendo mediante la manipulación, el adoctrinamiento, la desinformación y la propaganda los cimientos para su éxito político. Sin irse a esos extremos del etarra pedagogo, tenemos a un insigne catedrático de Ética, Javier Sádaba, que proclama su nostalgia por la Revolución Rusa. No hace falta ser un pistolero para ser un peligro al volante de la mente de un niño o de un joven con la cabeza a pájaros.