UNA CELDA CON VISTAS, por Víctor Gago
(*) Artículo publicado en Libertad Digital el 12 de enero de 2004, tres meses antes de las Elecciones Generales de aquel año.
El mitin en que convirtió su entrada en la cárcel, vitoreado por más de 600 devotos, avisa de que no se conforma con "una suave hierba a los pies de lóbregos muros". Volverá a ser el centro de la campaña, hará de su reclusión su mejor baza y decantará, con un suelo inexpugnable de 10.000 votos, la filosa mayoría política en la región.
La retórica victimista contrasta con el descaro con que Don Dimas se dispone a seguir mandando desde la cárcel. La condena a tres años por sobornar, en 1995, a un concejal de Arrecife, no conlleva la inhabilitación de sus cargos actuales de diputado regional y presidente del Cabildo, sólo la suspensión. Así lo interpreta la Audiencia de Las Palmas, en un auto que consigue lo que parecía imposible, añadir escándalo al escándalo que es todo el "caso Dimas".
Si el delincuente ha entrado en prisión tres años después de ser condenado por el Supremo, si el Gobierno ha tardado otros tantos en denegarle el indulto, si la Junta Electoral le permitió concurrir a las pasadas elecciones autonómicas, si la resolución denegatoria del indulto tardó casi dos meses en comunicarse desde el Gobierno a la Audiencia Provincial, faltaba sólo que el órgano de la jurisdicción local aportase su propia infamia contra la decencia y el sentido común, interpretando que la inhabilitación política contenida en la condena se refiere sólo a los cargos que desempeñaba cuando el Supremo dictó sentencia, no a los actuales.
El escaño de Dimas Martín en el Parlamento regional permanecerá vacío y su sucesor en la Presidencia del Cabildo estará en funciones. Según sus propios cálculos, hacia el mes de junio próximo disfrutará del régimen abierto y podrá dirigir comisiones de Gobierno por la mañana y regresar a la celda, dulce celda, a pasar la noche.
La entrada en prisión de Martín ha coincidido con la presencia en las Islas de José Bono y José María Michavila. Ninguno ha dejado pasar la ocasión de comentarlo. El presidente de Castilla-La Mancha, más solemne y evangélico, se ha "compadecido de Dimas Martín, y aún más, de los canarios que tienen a un presidente como Dimas Martín".
La misericordia retórica y un tanto farisea de Bono tuvo, no obstante, su realización concreta en los alcaldes y consejeros socialistas del Cabildo de Lanzarote que pidieron el indulto para el político populista.
Eran otros tiempos, cuando el PSOE gobernaba junto al PIL de Don Dimas (Partido de Independientes de Lanzarote) en las instituciones más importantes de la isla.
El ministro de Justicia lo ha recordado este fin de semana, también en Canarias: si la resolución del expediente de indulto, por parte del Gobierno, ha tardado tanto, se debe a las "reiteradas peticiones a favor del mismo por parte del PSOE".
Juan Fernando López Aguilar, secretario socialista de Libertades Públicas, dijo que Dimas Martín es sólo un "chivo expiatorio del estado de corrupción generalizada" que aqueja a la política en Canarias, "mientras los culpables de escándalos mucho mayores siguen en libertad y campando a sus anchas".
El histrionismo victoriano del PSOE en este asunto y su amnesia sobre su propia responsabilidad en exaltar a Dimas como mártir político se contraponen al silencio de CC (Coalición Canaria), no menos repugnante.
Los nacionalistas, pretendientes de un acuerdo electoral con Don Dimas que les permita mantener los cuatro escaños y el grupo parlamentario en el Congreso, son el único partido que no ha pedido la dimisión del preboste. Antes al contrario, el presidente de Canarias, Adán Martín, destacó su "total sintonía" con el presidente del Cabildo, durante una reciente visita a Lanzarote.
Desde su celda, Don Dimas domina las vistas de su finca particular, para que nada se desmadre. Es un lugar como otro cualquiera para seguir mandando.
Él mira hacia afuera y todo el mundo, en Lanzarote y en Canarias, mira hacia la celda de Dimas Martín, a ver cómo se puede sacar una mayor tajada electoral.
CC, por ejemplo, le lleva bocadillos y la promesa de una lima en forma de nuevo indulto, si los nacionalistas llegan a ser influyentes en el próximo Gobierno, gracias a los votos de Don Dimas.
Y el PSOE, el mismo partido que pidió su indulto, juega ahora a identificarlo, como sea, con el PP. Si algo quieres que pase, está la SER: Carlos Llamas, en su "Hora 25", definió a Dimas Martín como un "barón local del PP". ¡Oh, Bartleby! ¡Oh, Humanidad!
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