Un juez francés deja en libertad a una etarra a la que ruega que no se fugue

El Tribunal Correccional de París, en contra de la opinión de la Fiscalía, atendió la solicitud de la terrorista de ETA Ekai Alkorta, que había sido detenida el pasado 23 de julio en Bayona, y tendrá que presentarse dos veces por semana a la comisaría de esa ciudad francesa hasta la fecha del proceso contra ella y contra el etarra Javier Arruabarrena.

El presidente del tribunal, Marc Bourragué, advirtió a esta mujer de 38 años que "la obligación del control judicial es algo serio" y que confía en verla el día del juicio porque en caso contrario la corte "lo tendría en cuenta".

La abogada de Alkorta, Xantiana Cachenaut, había insistido en que "en este dossier no hay ningún elemento que pueda hacer temer que (su defendida) se dé a la fuga y no comparezca".

Cachenaut lo justificó aludiendo a la promesa de la directora del colegio donde trabajaba su clienta hasta ser arrestada para contratarla de nuevo, así como al hecho de que tiene un piso en alquiler en Bayona y una pareja que le espera, y que hoy acudió a la vista.

Bourragué anunció que quien sí seguirá en prisión es Arruabarrena, capturado el pasado 25 de junio en las afueras de París junto a Ohiana Garmendia Marín, con quien se supone que dirigía una célula del aparato de información de ETA.

Este etarra de 38 años, cuando se le dio la palabra, aprovechó para recordar "la desaparición del militante político vasco Jon Anza", otro miembro de la organización terrorista del que no se tienen noticias desde el pasado mes de abril, cuando según la banda viajó en tren de Bayona a Toulouse.

Arruabarrena y Alkorta fueron condenados en rebeldía cada uno a cinco años de prisión por el Tribunal Correccional de París el 22 de octubre de 2008, en un proceso en el que fueron también condenados en total 18 etarras, entre ellos el que fuera jefe de la red de terroristas reservas de ETA hasta su arresto en junio de 2004, Ignacio López de Vergara, que recibió 15 años de cárcel.

En ese juicio, seis de los condenados lo fueron en rebeldía, incluido el que en ese momento era jefe de los pistoleros de ETA, Garikoitz Aspiazu, "Txeroki", quien a diferencia de Alkorta y Arruabarrena, no se ha opuesto a su sentencia a cinco años de prisión, que por tanto es firme para él y no volverá a ser juzgado.

El principal elemento inculpatorio para Alkorta en ese proceso contra el aparato de reserva era la presencia en uno de los pisos francos –en la ciudad de Limoges– de documentación falsificada preparada para ella.

En cuanto a Arruabarrena, en otro piso franco de Coulaines (noroeste de Francia), que la red de reserva utilizaba para realizar cursos de formación terrorista para los etarras, se localizó una huella suya que los jueces entendieron que demostraba que pasó por allí como miembro de la banda.