(Libertad Digital) El propio cineasta se refiere a esta entrevista como la respuesta a cualquier pregunta que se le pueda formular sobre la polémica suscitada por su reciente película. Ricardo Aldarondo publicaba su conversación con el cineasta el pasado 13 de septiembre en El Diario Vasco.
Parece que Julio Medem tenía pensado enfocar la película de otra manera. Se iba a titular “Aitor, la piel contra la piedra” y el protagonista sería una persona “incapaz de odiar”. Pero, según admite el director “mientras lo estaba escribiendo, llegaron las elecciones vascas , y como vasco viviendo en Madrid me quedé espeluznado con la campaña mediática contra el nacionalismo vasco democrático. Se dijeron tantas mentiras y calumnias y hubo tal linchamiento organizado desde el Gobierno español, que me quedé aterrado de que no hubiera matices y sólo hubiera eso”. Concretado el origen de su documental, el director aclara: “No soy nacionalista, pero soy de aquí, y me enfado cuando contemplo este tipo de injusticias . La campaña del Gobierno español ha conseguido dar una imagen de lo vasco espantosa. Y le viene muy bien para sacar un filón de votos”. Dice Medem que prefería la época del “ETA no, vascos sí” que ya se ha perdido.
El PP y ETA, los “extremos” de “una cosa casi naif”
De la ficción de Aitor, Medem pasó al documental basado en entrevistas, “hablando con mucha gente, buscando en cada uno su porqué, mirando por qué cada uno tiene sus sentimientos y su ideología, buscando la razón parcial de cada uno... quería una polifonía, la mayor diversidad posible de voces, sin jerarquías”. El entrevistador le pregunta entonces quiénes son los ausentes y por qué. La respuesta: “Por un lado, el Partido Popular en bloque y por otro, la cúpula de ETA, incluyendo a los presos y la kale borroka” . Estos serán, según explica Medem, “los extremos” que faltan en su cinta “aunque hay un amplio abanico entre esos dos extremos, una gran diversidad de colores”. Antes, lamenta la ausencia Fernando Savater, Jon Juaristi y Cristina Cuesta. Admite el director que lo más acuciante son las víctimas pero “también hay problemas de tipo político, y se puede hablar de todo”.
Con estas premisas, el entrevistador lamenta a modo de pregunta si “el diálogo entre todos es imposible”. Medem asiente y dice que ha querido “hacer una película con las manos limpias, con los ojos limpios, con la mejor intención del mundo, como una cosa casi naif , de alguien que llega como el mejor amigo de todos, que quiere preguntar y que le respondan, nada más”.
La equidistancia, “una opción legítima, tal y como están las cosas”
La entrevista llega al momento en el que Medem explica su inspiración para salvar la película ante la ausencia de testimonios clave. Y la encuentra en un pájaro “que vuela sobre las cabezas, pasando de una a otra y con la sensación de no pisar del todo el suelo (...) y ese pájaro entra en un hueco, una garganta entre dos tercas montañas, con un aire turbio y asfixiante y en ese aire es donde vuela el pájaro y se mueve mi película. A ese aire le llaman equidistancia, pero en ese aire es donde estamos dos tercios de los vascos (...) es el lugar opuesto al pensamiento único, el terreno de la sensatez ”. La metáfora del pájaro es, según su autor, el resumen de su ideología y la respuesta a cualquier duda que pueda surgir al ver su documental. Lo considera un "Memoria" y en ella destaca ese abismo, ese "gran hueco que queda entre el entorno de ETA y el Gobierno de Madrid" .
Preguntado si ese aire es “cobardía”, Medem responde que “tal y como la sufrimos aquí es una opción legítima, y me parece la más honesta y decente tal como están las cosas”. El hecho de que no estén presentes “los extremos”, según él “es parte del contenido”. Concluye el director y guionista admitiendo que en su carrera habrá un “antes y un después” de este documental que resume como una labor “al servicio de un problema”.
Parece que Julio Medem tenía pensado enfocar la película de otra manera. Se iba a titular “Aitor, la piel contra la piedra” y el protagonista sería una persona “incapaz de odiar”. Pero, según admite el director “mientras lo estaba escribiendo, llegaron las elecciones vascas , y como vasco viviendo en Madrid me quedé espeluznado con la campaña mediática contra el nacionalismo vasco democrático. Se dijeron tantas mentiras y calumnias y hubo tal linchamiento organizado desde el Gobierno español, que me quedé aterrado de que no hubiera matices y sólo hubiera eso”. Concretado el origen de su documental, el director aclara: “No soy nacionalista, pero soy de aquí, y me enfado cuando contemplo este tipo de injusticias . La campaña del Gobierno español ha conseguido dar una imagen de lo vasco espantosa. Y le viene muy bien para sacar un filón de votos”. Dice Medem que prefería la época del “ETA no, vascos sí” que ya se ha perdido.
El PP y ETA, los “extremos” de “una cosa casi naif”
De la ficción de Aitor, Medem pasó al documental basado en entrevistas, “hablando con mucha gente, buscando en cada uno su porqué, mirando por qué cada uno tiene sus sentimientos y su ideología, buscando la razón parcial de cada uno... quería una polifonía, la mayor diversidad posible de voces, sin jerarquías”. El entrevistador le pregunta entonces quiénes son los ausentes y por qué. La respuesta: “Por un lado, el Partido Popular en bloque y por otro, la cúpula de ETA, incluyendo a los presos y la kale borroka” . Estos serán, según explica Medem, “los extremos” que faltan en su cinta “aunque hay un amplio abanico entre esos dos extremos, una gran diversidad de colores”. Antes, lamenta la ausencia Fernando Savater, Jon Juaristi y Cristina Cuesta. Admite el director que lo más acuciante son las víctimas pero “también hay problemas de tipo político, y se puede hablar de todo”.
Con estas premisas, el entrevistador lamenta a modo de pregunta si “el diálogo entre todos es imposible”. Medem asiente y dice que ha querido “hacer una película con las manos limpias, con los ojos limpios, con la mejor intención del mundo, como una cosa casi naif , de alguien que llega como el mejor amigo de todos, que quiere preguntar y que le respondan, nada más”.
La equidistancia, “una opción legítima, tal y como están las cosas”
La entrevista llega al momento en el que Medem explica su inspiración para salvar la película ante la ausencia de testimonios clave. Y la encuentra en un pájaro “que vuela sobre las cabezas, pasando de una a otra y con la sensación de no pisar del todo el suelo (...) y ese pájaro entra en un hueco, una garganta entre dos tercas montañas, con un aire turbio y asfixiante y en ese aire es donde vuela el pájaro y se mueve mi película. A ese aire le llaman equidistancia, pero en ese aire es donde estamos dos tercios de los vascos (...) es el lugar opuesto al pensamiento único, el terreno de la sensatez ”. La metáfora del pájaro es, según su autor, el resumen de su ideología y la respuesta a cualquier duda que pueda surgir al ver su documental. Lo considera un "Memoria" y en ella destaca ese abismo, ese "gran hueco que queda entre el entorno de ETA y el Gobierno de Madrid" .
Preguntado si ese aire es “cobardía”, Medem responde que “tal y como la sufrimos aquí es una opción legítima, y me parece la más honesta y decente tal como están las cosas”. El hecho de que no estén presentes “los extremos”, según él “es parte del contenido”. Concluye el director y guionista admitiendo que en su carrera habrá un “antes y un después” de este documental que resume como una labor “al servicio de un problema”.