"Todos venían y decían: Ignacio, no puede ser"

L D (Agencias) Ignacio Uría Mendizábal era "un amigo, al igual que toda su familia" y acudía, incluso varias veces al día al restaurante.

 

Precisamente, fueron los trabajadores del restaurante los que avisaron a la mujer de Ignacio Uria de que "algo le había pasado" y de que llamara a sus hijos para que acudieran al lugar donde el empresario fue tiroteado.

 

Ignacio Uría Mendizábal estaba casado y tenía cinco hijos, tres chicos y dos chicas, algunos de los cuales se desplazaron a la zona del atentado. Al parecer, alguno de los hijos está estudiando en Madrid, según las mismas fuentes.

 

Los trabajadores del restaurante señalaron que Ignacio Uría no llevaba escolta y nunca les trasladó su temor o inquietud por la posibilidad de que fuera objeto de un atentado. Los propietarios y empleados del establecimiento señalaron que Uría era una persona divertida y afable, "un cachondo mental".

 

 

Ignacio Uría, que es natural de Azpeitia, vivía en un caserío cercano y, según indicaron, hacía cinco minutos que había salido de su casa y, probablemente, se dirigía como todos los días al restaurante para jugar la partida y tomarse un café y fumar un faria. El empresario aparcaba todos los días en la misma zona, entre su empresa y el restaurante.

 

Desde el establecimiento se afirmó que los trabajadores y los clientes han recibido la noticia como un "mazazo". "Todos venían y decían: Ignacio. no puede ser. Hasta la última camarera que ha entrado a trabajar, en cuanto se ha enterado venga a llorar, todos", añadieron.

 

 

La Conferencia Episcopal Española (CEE) ha condenado el asesinato y ha afirmado que el terrorismo persigue debilitar el orden político legítimo mediante la extensión del terror.

En un comunicado distribuido esta tarde, la CEE califica el atentado de "un acto más de barbarie terrorista"y afirma que ETA, mediante el terror, quiere "producir una situación de debilidad del orden político legítimo, que le permita imponer sus criterios por la fuerza, a costa del atropello de los derechos humanos más elementales, como son el derecho a la vida y a la libertad".

Tras afirmar que "este fin no puede ser compartido jamás", los obispos reiteran "su firme condena al terrorismo" y recuerdan, como ha venido repitiendo en distintos documentos, "que esta realidad es perversa en sí misma y que no admite justificación alguna".

Asimismo, los prelados quieren hacer llegar a la familia del empresario asesinado "su cercanía y más sincera condolencia", rezan por el eterno descanso de Ignacio Uría y piden "a la comunidad católica que se una al sufrimiento de las víctimas con gestos de proximidad y afecto y, en particular, con la oración".

 

 

El presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), Gerardo Díaz Ferrán, ha condenado el asesinato de Uría. En una nota, Díaz Ferrán asegura que este atentado va en contra, "una vez más", de la democracia y de la libertad.

No obstante, advierte de que no impedirá que los empresarios continúen con su actividad, que, recuerda, es la de crear riqueza y empleo en España.

Díaz Ferrán además expresa en el comunicado su "apoyo y solidaridad" al presidente de la patronal vasca (Confebask), Miguel Lazpiur, a quien pide que transmita sus condolencias y las de los empresarios españoles a la familia de Ignacio Uría.

 

 

La Confederación Nacional de la Construcción (CNC) expresó su "más contundente y rotundo rechazo al salvaje atentado". "Con la indignación que siempre provocan los asesinatos terroristas de ETA, la CNC quiere manifestar también su consternación porque el terrorismo vuelve a cebarse en un sector muy sensible de la sociedad, el empresariado, y en especial con un directivo de una de las empresas que realiza obras emblemáticas destinadas a aumentar el desarrollo y la modernidad del País Vasco y de España", señaló la patronal en un comunicado.

 

La organización empresarial trasladó a los familiares y allegados de la víctima, así como a los trabajadores de su empresa y al empresariado vasco, "su más sentido pésame y su decidido apoyo a cuantos desde sus diferentes quehaceres dentro de la sociedad hacen frente pacíficamente a la barbarie asesina de ETA".

 

 

La Confederación Española de Policía (CEP) condenó el atentado de ETA y recordó que el "eficaz" trabajo de las Fuerzas de Seguridad es "la única garantía" para acabar con la organización terrorista. En este sentido, mostró su rechazo a cualquier posibilidad de negociación y subrayó que la única fórmula para luchar "contra estos enemigos de la democracia" es su detención y puesta a disposición de la autoridad judicial.

 

En un comunicado, la CEP afirmó que la banda armada, "más debilitada y acosada que nunca" por las recientes desarticulaciones, ha hecho "lo único que sabe hacer: asesinar", y añadió que la muerte de Uría se debe al "intento a la desesperada de amedrentar, chantajeara y extorsionar" al colectivo de empresarios.

 

Asimismo, recordó que las obras del Tren de Alta Velocidad (TAV) en el País Vasco son uno de los objetivos de la organización, como lo fue en la década de los 90 la construcción de la autovía de Leizarán, que facilita la comunicación entre esta comunidad y Navarra. Dicho esto, hizo hincapié en que la "única" respuesta a la acción de estos "asesinos" debe ser la "fortaleza del Estado de Derecho, la eficacia de la Policía, la unidad de los partidos políticos y la aplicación estricta de la Ley".