En la entrevista, publicada por La Razón, Soraya Sáenz de Santamaría no habla de temas de actualidad pero es inevitable evocar el caso Gürtel y sus consecuencias en el partido cuando habla de aquellos políticos que "abusan del sistema". "Es que no pueden pagar justos por pecadores. (…) Al que ha metido la mano en la cesta, se le expulsa", dice la portavoz parlamentaria del PP.
En su opinión, desde su gremio están "consiguiendo que la vocación política desaparezca. En otros momentos, ser diputado o senador era un prestigio. Ahora ,desde el minuto cero, pierdes el prestigio".
Soraya habla también de su llegada a política y de su más polémico aterrizaje en la dirección del grupo del PP en el Congreso. "Yo procuro hacer mi trabajo lo mejor posible y nos es cuestión de demostrar nada", apunta en alusión a los debates con De la Vega en el Congreso, que califica de "divertidos".
"Creo que hay pocos políticos que hayan tenido un recibimiento menos caluroso. Pero si alguien piensa que por ser joven, bueno, con treinta y muchos años… y mujer se está incapacitado para determinados actos de la vida, entonces en España nos queda todavía mucho trabajo", dice la dirigente popular.
Sobre ella, dice que se considera una persona "que cree que desde la centralidad se puede trabajar mejor por este país, profundamente reformista, que cree que el diálogo es uno de los grandes instrumentos de la política y que hay que ser más tolerantes". "Sí, soy bastante de centro", sostiene.
En otro momento evoca su llegada a la política: "Vi un proyecto muy de centro, muy moderado, con los pies en la tierra". Y revela, en alusión a su profesión: "Nos encanta que nos pongan una alcachofa delante".