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Sin Zapatero y Rajoy, los diputados hacen "novillos"

La mitad de los 350 diputados del Congreso no estaba en sus escaños cuando arrancó la sesión de control al Gobierno, posiblemente como consecuencia de la ausencia de Zapatero –de viaje en EEUU– y de Rajoy que tampoco se acercó al hemiciclo.

La mitad de los 350 diputados del Congreso no estaba en sus escaños cuando arrancó la sesión de control al Gobierno, posiblemente como consecuencia de la ausencia de Zapatero –de viaje en EEUU– y de Rajoy que tampoco se acercó al hemiciclo.

El Pleno dio comienzo con una novedad, ya que, en contra de lo habitual, la portavoz del Grupo Popular, Soraya Sáenz de Santamaría, formuló una pregunta oral a la vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Economía y Hacienda, Elena Salgado. La vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, aún no se ha incorporado a su actividad tras ser operada el pasado día 15 de una dolencia intestinal.

Sin embargo, el debate entre las dos no llamó especialmente la atención de los diputados, ya que tan sólo unos 170 parlamentarios se dieron el "madrugón" para ser testigos del mismo. Además de Zapatero y Rajoy, faltó la mitad de los diputados socialistas y populares. Tampoco siguieron ese primer debate los portavoces de CiU, PNV, ERC, aunque a esa hora sí se vio a los dos diputados de Coalición Canaria, al de IU, Gaspar Llamazares, y al de UPN, Carlos Salvador. Eso que ninguno de estos dos últimos tenía pregunta en la sesión.

En el banco azul reservado al Ejecutivo ya estaban sentados a primera hora siete de los ocho ministros que iban a ser interrogados a lo largo de la mañana. Sólo faltaba la titular de Sanidad y Política Social, Trinidad Jiménez, y no se esperaba, como es habitual, a ninguno que no tuviera que dar explicaciones a la oposición.

El hecho de que el hemiciclo arrancará semivacío también tiene que ver con que ya no hay votaciones en el Pleno del Congreso hasta la próxima semana. El jueves pasado, el presidente del Congreso, José Bono, había avisado a sus señorías de la posibilidad de pasar a este miércoles las votaciones de los asuntos debatidos el martes, dado que el orden del día incluía cinco mociones, dos más de lo normal. Ante esta amenaza, que habría obligado a estar en el hemiciclo a todos los diputados para votar, el debate del martes se aceleró sorprendentemente. El resultado fue que al final se votó a las ocho y cuarto de la tarde, más pronto incluso que en jornadas con menos puntos a debate, con lo que sus señorías tenían este miércoles el horizonte despejado.

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