(Libertad Digital) Para evitar que el debate entre los tres candidatos a la presidencia de la Comunidad de Madrid se convirtiese en un dos contra uno de Rafael Simancas e Inés Sabanés contra Esperanza Aguirre, Telemadrid dividió el debate en tres cara a cara, primero Aguirre con Sabanés, después Simancas con la candidata de IU y, por último, el socialista con Aguirre.
Pero los espectadores que siguieron el programa especial de la cadena autonómica madrileña sólo pudieron ver dos debates, acompañados de un mitin conjunto de PSOE e IU de media hora de duración. Y es que Simancas y Sabanés convirtieron lo que iba a ser un cara a cara entre ambos candidatos en un auténtico fraude a los ciudadanos, al eludir el debate, no hubo ni una interlocución entre ambos, y optaron por debatir con una Esperanza Aguirre ausente del plató en esos momentos, y que, lógicamente, no les podía dar réplica.
El punto álgido del programa llegó con el debate entre los candidatos de los dos partidos mayoritarios. Lejos de adoptar de un actitud a la defensiva, Esperanza Aguirre salió desde el primer momento al ataque con convencimiento e ironía ante las críticas de Simancas. Ya en su primera intervención, el socialista puso en bandeja a Aguirre el primer gancho dialéctico al identificar al PP con el partido de los "grupos del poder económico". "Yo no soy del partido de Arenillas, que se gasta 1.200 euros en una cena, con vino de 600 euros" le espetó la presidenta de la Comunidad.
Aguirre confrontó el espectacular crecimiento de Madrid en los últimos años con el panorama catastrofista en el que la mayoría de los madrileños vivirían poco menos que en la indigencia, sin acceso a la sanidad o la educación, que dibujó Rafael Simancas. La presidenta de la Comunidad no dejó escapar que el Gobierno de Zapatero no ha aportado ni un solo euro de las importantes inversiones en obra pública nueva que se han desarrollado en Madrid durante estos últimos cuatro años. Aguirre recordó con ironía el intento del ministerio de Fomento por apropiarse la ampliación del metro hasta la nueva terminal 4 del aeropuerto de Barajas, sufragada íntegramente por la Comunidad de Madrid, y la reacción de la ministra Álvarez: "Ya sé que la ministra de Fomento le gustaría verme colgada de una catenaria o tumbada en la vía del tren".
En un intento por defender al Gobierno Zapatero, Simancas, que bajaba la vista hacia los papeles en todo momento, llegó a incluir los sueldos de los funcionarios o la subida de las pensiones como ejemplos de la inversión del Estado en Madrid. Finalmente, Aguirre recordó su compromiso político con los madrileños de más de veinte años y pidió que le renueven su confianza para continuar cuatro años más al frente de la Comunidad de Madrid.