Todo mi apoyo a estos dos valientes abogados Antonio Penea y Jose Luis Mazon. Esta gente no puede irse de rositas.
Pues la decisión de multarle con 300 euros por el narco volador, pese a conocer que éste había escapado y por lo tanto no podía ser falta leve, sí que se delictiva.
O se imaginan a un jez condenando a un asesino por dar una puñaladita a una pena de meses, pese a saber que la vícitma ha muerto de la misma.
Y es que el conejo general del joder judicial es un órgano impresentable.