Pocas veces se le ha visto tan enfadado en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros. El vicepresidente primero, Alfredo Pérez Rubalcaba, pensaría que el auto del juez Pablo Ruz, conocido apenas media hora antes de la rueda de prensa, le daría un balón de oxígeno. Pero no ha sido así. Aunque lo ha intentado. Rubalcaba, que tardó cuatro semanas en leerse el auto del Tribunal Constucional sobre inmersión lingüística para contestar las preguntas de Libertad Digital TV, ha demostrado su activa vigilancia sobre todos los asuntos relativos al Faisán. Apenas media hora después de publicarse el auto, Rubalcaba ya tenía su valoración y su defensa de su número dos, Antonio Camacho.
"Aprovecho esta resolución, que he leído antes de venir aquí, no para defender mi buen nombre... pero si el de mi secretario de Estado (...), que esta semana ha soportado injurias, calumnias de todo tipo...", decía. El también ministro del Interior acompañaba su valoración de una petición: "Voy a pedir que, dado que hay un auto del juez que deja todo claro, los que le han injuriado calumniado y difamado simplemente se limiten a pedir disculpas. Lo que antes se llamaba reparar el honor, pues eso es lo que pido".
Con esta declaración el vicepresidente primero pretendía zanjar el asunto. Pero a su valoración le han seguido otras cuatro preguntas sobre el caso del chivatazo a ETA. En la tercera, la formulada por el periodista Miguel Gil, de La Gaceta, Rubalcaba ha dejado ver su enfado. "Hay preguntas que no acabo de entender. Me pregunta usted si he hablado con el secretario de Estado después de que durante cuatro días le hayan calumniado de manera sistemática por algunos medios de comunicación... ¿me preguntaba eso? Ah, perdone...", decía ante la negativa del periodista. "Entonces, le entendido mal, no, no, ya le he contestado", respondía al ser preguntado sobre si quería que le reformulara la pregunta de nuevo.
Se enfado ya era notable, pero el momento en el que más se ha retratado Alfredo Pérez Rubalcaba ha sido en el turno de Libertad Digital. "Una pregunta que no ha contestado y que no tiene que ver Antonio Camacho... ¿usted pone la mano en el fuego porque ningún miembro del Ministerio o del PSOE, esté implicado en el chivatazo a ETA?", le preguntaba este periódico. La respuesta: echar balones fuera. "He respondido a 36 preguntas parlamentarias. Y hoy, aquí, ya a cuatro o cinco. Y siempre digo lo mismo, que respeto las decisiones judiciales. Lo que no me parece procedente es que se hagan juicios de valor, se levanten calumnias e injurias sobre un secretario de Estado...", le interrumpía Libertad Digital: "Es que yo no le pregunto por Antonio Camacho...". Y el Portavoz del Gobierno torcía el gesto: "Si no le importa, cuando usted pregunta yo escucho respetuosamente. Yo pido el mismo trato".
Una estrategia, la de caer en la anécdota personal con el periodista, muy frecuente en Rubalcaba, y cuyo objetivo no es otro que desviar la atención sobre lo nuclear, lo importante: Rubalcabavuelve a no contestar una pregunta políticamente comprometida. Aunque en esta ocasión, y a pesar de que argumente que el caso está en los tribunales, el titular es claro: Rubalcaba no pone la mano en el fuego porque ningún miembro del Ministerio del Interior o del PSOE tenga alguna implicación con el chivatazo a ETA. Algo en lo que, por una vez, había consenso en el coloquio posterior de los periodistas a la rueda de prensa en Moncloa. En esto, y en que hoy a Rubalcaba "se le ha visto más enfadado que nunca, con Libertad Digital y La Gaceta". "¡Qué borde ha sido!", comentaban los periodistas.