Rajoy se oculta tras sus primeros espadas y vuelve a guardar silencio

El presidente del PP, Mariano Rajoy, ha decidido que sean los primeros espadas del partido, véase María Dolores de Cospedal o Esteban González Pons, quienes tomen las riendas del contraataque en el caso Gürtel.

Desde que el miércoles pasado rompiera su silencio tras dos meses evitando las preguntadas de los periodistas, el líder de la oposición no ha hecho uso de la palabra ni tan siquiera para defender a la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, a la que El País acusa de recibir regalos de "El Bigotes".

Según ha podido saber Libertad Digital, Rajoy ordenó un tono duro tras tales acusaciones, pero sin ser él quien diera la cara. Así las cosas, el domingo se hizo público un comunicado en el que se denunció una campaña del Gobierno y Prisa para "tratar de aniquilarles" y 24 horas después la secretaria general del partido apuntó directamente a Rubalcaba, Caamaño y al propio José Luis Rodríguez Zapatero.

Un contraataque del que Rajoy no pretende ser protagonista, a la vista de su agenda pública. Según un portavoz autorizado de la calle Génova, Rajoy no tiene ningún acto previsto para este martes ni tampoco para el miércoles. Solamente el jueves hay apuntada una visita a Chipiona, Cádiz. Ya entonces, el tesorero del partido, Luis Bárcenas, habrá declarado ante el Tribunal Supremo por su presunta implicación en la trama de corrupción.

Fuentes consultadas creen que, a la vista de la agenda, Rajoy quiere esperar al Comité Ejecutivo, que -según El País- ha sido convocado para el próximo martes. Entonces, el líder de los populares, fiel a su idea de "manejar los tiempos", ya habría tenido el tiempo suficiente para reflexionar.

En cuanto a la habitual reunión que la dirección del partido mantiene los lunes, el diario de Prisa, citando a testigos allí presentes, asegura que Rajoy está "muy tranquilo" y cada vez más convencido de que "el caso acabará judicialmente en nada o en casi nada". Sin embargo, en su entorno se ha extendido la preocupación de que, por culpa de las filtraciones, "cada vez haya más dirigentes" en entredicho.