No habrá golpe de efecto por parte del principal partido de la oposición. La consigna dictada minutos después del anuncio de Rodríguez Zapatero, y cumplida a rajatabla por los portavoces del PP, fue la de pedir "¡ya!" la disolución de las Cortes y la convocatoria de elecciones generales.
Así lo reclamaron, uno a uno, los principales pesos pesados de la formación, comenzando por María Dolores de Cospedal: "Nos tienen que dejar ya. Queremos decidir ya. Los españoles tienen que poder decidir ya", exclamó la secretaria general de la formación. Este domingo, sin la adrenalina del momento, siguieron apostando por esta idea Javier Arenas y Esteban González Pons, los únicos populares que salieron a la arena pública.
Una petición que, ni mucho menos, es nueva, tal y como se encargaron de recordar fuentes autorizadas. Ya en el último Debate sobre el estado de la Nación, celebrado el pasado julio, Mariano Rajoy abrió la veda al solemnizar: "Si quiere ser útil para España, convoque elecciones anticipadas", le espetó al todavía presidente del Gobierno. Más próximo en el tiempo, en la clausura de la convención nacional que se celebró en Sevilla, el líder popular remató: "España tiene sed de urnas".
Así pues, cuando ayer los dirigentes del PP -salvo Rajoy, claro- salieron en tromba a exigir que los ciudadanos puedan acudir a las urnas, a nadie le sonó a nuevo. Más al contrario, se escuchó la cantinela de siempre con algún decibelio más en intensidad. "Vamos al 22-M a votar las políticas de Zapatero, pero habiendo anunciado que no sigue", exclamó hoy Arenas, dejando claro que el segundo grito de guerra es que los comicios autonómicos y locales son un examen al Gobierno.
La moción de censura, a debate en el PP
Unos mensajes que suenan tan a viejo que en el PP, otra vez, se ha instalado el debate sobre la idoneidad de presentar una moción de censura en el Congreso de los Diputados. "Ganaríamos en iniciativa y conseguiríamos que el PSOE no se recupere", arguye un barón autonómico, en conversación informal con Libertad Digital.
Diputados populares coinciden en este diagnóstico, y ponen el acento en que el fragor parlamentario ha ido decayendo paulatinamente teniendo como únicas píldoras de interés los rifirrafes sobre el caso del chivatazo a ETA y el fraude masivo en Andalucía. El cara a cara de Zapatero y Rajoy en la sesión de control es "mero trámite", en voz de un destacado dirigente del PP.
Con una moción de censura, continúa este sector, el PP volvería a tomar la iniciativa siendo más fácil vender el gran mensaje de Rajoy esta legislatura: el Gobierno, que no sólo Zapatero, es el gran problema para sacar al país del atolladero. Un extremo al que, a día de hoy, se niega rotundo el jefe del partido.
El motivo lo explicaba, hace ya algunos meses, el propio Rajoy en conversación informal con periodistas: la aritmética en el Congreso impide ganar la moción. "Si tuviéramos mayoría, ya la habríamos presentado", vino a decir concluyente.
Cierto es que el Ejecutivo, al menos antes del adiós de Zapatero, cuenta con apoyos para ir aprobando sus propuestas en el Congreso, ya sea gracias al PNV, a CiU o a ambas formaciones a la vez. Pero igual de cierto es que el PP, Rajoy a la cabeza, ha iniciado contactos fructíferos con ambos partidos nacionalistas. Tanto es así que, en voz soterrada, varios hombres de Génova empiezan a deslizar que el Gobierno no será capaz de sacar adelante los próximos Presupuestos Generales del Estado.
Sea como fuere, en los planes del líder "no entra" en estos momentos presentar una moción, aseguran fuentes solventes. Ahora, explican, toca centrarse en el 22-M y después no se descarta un adelanto electoral. No todos piensan así: "Ganaríamos la foto e introduciríamos el debate en la sociedad", apunta un diputado, que deja claro -eso sí- que donde manda patrón no manda marinero.
De hecho, las fuentes consultadas inciden en que no se le toserá al líder, y que él será quien imponga la senda a seguir en esta recta final de la legislatura. De momento, eso sí, todavía no se le ha escuchado pronunciarse sobre el fin del presidente. Escudándose en que ésta no era la noticia que necesita el país -que no es otra que la de elecciones-, Rajoy siguió de fin de semana de descanso con su familia.
Rajoy, a la espera de ir a la Ser
El líder del PP retoma su agenda el lunes a las nueve, con una entrevista en la cadena Ser. Tendrá el mismo formato ofrecido en su día a Rodríguez Zapatero; todos los iconos de la emisora estarán con Rajoy para abordarle sobre la situación de España.
El escenario en el que ha optado por hacer su primera valoración ya ha provocado controversia de puertas para adentro, habida cuenta de que lleva desde navidades sin convocar una rueda de prensa en la sede nacional de la formación. "Ahora somos muy amigos de Prisa. Se nos olvida muy rápido todo lo que nos hicieron pasar", comenta un miembro de Génova, que vivió las aciagas ruedas de prensa de Ángel Acebes cuando el mismo Rajoy ordenó no atender a este grupo mediático por llamar al PP "guerracivilista".