Rajoy exige un referéndum sobre el Estatuto en toda España porque conlleva una reforma "radical" de la Constitución

L D (EFE) En una cena de partido celebrada en la localidad mallorquina de Bunyola, Mariano Rajoy argumentó que "nuestra Constitución dice que cuando se hacen cambios en temas como el modelo Estado, los españoles, todos, tienen derecho a opinar en referéndum, como lo hicieron en el año 1978". "Eso es el 'summum' del diálogo. Yo quiero que dialoguen todos los españoles, 42 millones de españoles, que manifiesten su opinión y su criterio. Es lo legal, es lo democrático y es lo justo", añadió el líder del Partido Popular, que estuvo arropado por el presidente del PP balear, Jaume Matas.

Rajoy insistió en que la propuesta de reforma del Estatuto catalán implica cambios en la Carta Magna y que, por tanto, debe tramitarse "como una reforma de la Constitución", ya que de lo contrario se estaría incumpliendo la ley, "y además la más importante". Por ello, "lo patriótico, lo sensato y lo lógico" es que la iniciativa catalana no se apruebe en las Cortes Generales, y en este sentido Rajoy recordó al PSOE: "Rectificar es de sabios".

A lo largo de su discurso, Rajoy insistió en sus críticas a la reforma estatutaria de Cataluña, de la que dijo que es "mala" para todos los españoles, "especialmente para los catalanes", a los que se les "impone" un modelo de sociedad sin haber sido consultados, e incluso para el presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, a pesar de considerarlo el "máximo impulsor y promotor" del proyecto.

"Ahora parece darse cuenta" del "lío colosal" que se ha formado, añadió Rajoy en alusión a Zapatero, de quien agregó si es "mucho pedir" que tenga una "cierta idea de España" y defienda los intereses de la mayoría, que no quiere un "Estado confederal" y aboga, en cambio, por la "unidad nacional", que es lo que hace a los españoles "ciudadanos libres, iguales y solidarios". Rajoy destacó que la reforma catalana está suponiendo un "paso atrás de incalculables dimensiones" en un mundo en el que cada vez más se apuesta por la integración, llevando así a España "al siglo XIX".

 

 

La política exterior y de inmigración del Gobierno centraron también gran parte del discurso de Rajoy. Así, el dirigente ironizó sobre las "excelentes relaciones" con Marruecos, país al que, a su juicio, habría que exigir que cumpla con las "mínimas normas" de convivencia, a raíz de los últimos sucesos en Ceuta, a los que enmarcó en el efecto "llamada" que ha provocado el Ejecutivo central con la regularización extraordinaria. "Nos rompen las fronteras", resumió.