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Rajoy echa el freno en su discurso pro nuclear

El PP rediseña su estrategia a favor de las centrales nucleares y rehúsa pedir ahora su alargamiento vital o nuevos emplazamientos.

De diez a cero en un plazo de diez días. Entre medias, la catástrofe de Japón. El Partido Popular echa el freno en su discurso en pro de la energía nuclear. Y lo hace bajo batuta de Mariano Rajoy, que pide ahora ceñirse a lo que dicte el Consejo de Seguridad, el órgano consultor del Gobierno.

Si en el fondo, aseguran las fuentes consultadas, la dirección nacional de los populares sigue pensando lo mismo, lo que se han cuidado muy mucho este lunes, en el transcurso de su órgano interno más importante, ha sido en las formas.

"Tiene que haber energía nuclear, que hoy es más barata y que hoy es más limpia", afirmó, rotundo, el líder de los populares el pasado día cinco, en la clausura de la convención autonómica de la formación. Entonces, los barones regionales del PP se comprometían a enarbolar esta bandera, bajo la atenta mirada de Rajoy.

Paralelamente, la fundación FAES que preside José María Aznar hacía público un informe sobre la situación energética en el que se reclamaba "asegurar el alargamiento de la vida" de los centros nucleares actualmente en operación e "iniciar un nuevo plan de selección de emplazamientos para nuevas centrales" así como "garantizar un marco jurídico seguro para que la construcción explotación de las centrales pueda llevarse a cabo durante toda su vida económica".

Un documento, extenso y profuso, que si bien tenía el sello de FAES se había realizado bajo petición expresa de Génova y que contó con el aval de un extenso número de expertos de primera línea, incluido Manuel Pizarro.

Entonces, y cuando en el PP se convencieron de que la opinión pública empezaba a concienciarse de los beneficios de la energía nuclear, se producen los acontecimientos de Japón y la cúpula del principal partido de la oposición rediseña su estrategia, como ha quedado de manifiesto tanto en privado como en público.

De puertas para adentro era el incombustible Manuel Fraga quien ponía en apuros al jefe del PP. En el transcurso de la Junta Directiva Nacional, y ya en el turno de preguntas, le abordó por la situación japonesa y le emplazó a que los ecos de terror de allí provenientes no modificaran su postura.

Rajoy, según los testigos consultados, le dijo que estarán "atentos" a los que pase en el lejano país, pero rehuyó fijar la línea a seguir. Ya en la rueda de prensa posterior, era María Dolores de Cospedal quien daba la cara, y dejaba en evidencia que el discurso ya no era el mismo.

El PP sigue estando a favor de un combinado mixto en materia energética (que incluya la nuclear), también de que la central de Garoña siga funcionando y pidió alejar "la política" de este debate. Ahora bien, la número dos se cuidó muy mucho de parecer pro nuclear y puso un énfasis inusitado hasta la fecha en la "seguridad".

"Las decisión acerca de las prórrogas de la vida útil" tiene que venir dada "por criterios técnicos y de seguridad", dijo la secretaria general, que ni mentó la creación de nuevos centros. Emplazó, a renglón seguido, a lo que diga el Consejo de Seguridad Nuclear así como a lo que dicte la Unión Europea.

A ello se ceñirá el PP, continuó, para no bajarse del tren de "los criterios técnicos y de seguridad", a pesar de las continuas e incesantes preguntas de los informadores. "En este ámbito el PP siempre ha hablado de una palabra: seguridad, y de esa palabra va a seguir hablando".

Cospedal sólo cambió el chip cuando le preguntaron, concretamente, por el documento publicado por FAES y lo hizo para matizar que "FAES es FAES y el PP tiene su postura". Traducido: que la fundación es un órgano consultivo pero no resolutivo. En el PP admiten, ya en pasillos, que lo de Japón les va a obligar a borrar el debate energético de su programa electoral a las elecciones autonómicas y locales.

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