Alícia Sánchez Camacho quiere demostrar que el clima “anti-PP” ya no existe en Cataluña y que, por lo cual, cualquier dirigente de la formación, acuda a dónde acuda, será bien recibido. Un extremo que, aunque pudiera parecer lo normal, no fue la tónica en la anterior campaña electoral, marcada por los insultos e, incluso, intentos de agresión a componentes del partido.
Ahora, dicen los populares catalanes, la situación es distinta y “ya no somos el enemigo como antes”. Es el momento del “clima tranquilo” marcado por un discurso “moderado, centrista y de libertad”, como apuntó la candidata a presidenta en la pegada de carteles.
Pero aún más, el PP se atreve incluso a pisar con fuerza en el denominado cinturón rojo de la ciudad condal; un anillo de varios cientos de miles de ciudadanos que, tradicionalmente, siempre han votado al PSOE. Sin embargo, tras dos legislaturas de Gobierno Zapatero y tripartito, las preocupaciones han cambiado, marcadas casi en exclusiva por la crisis económica y, a cierta distancia, la inseguridad ciudadana provocada, en ocasiones, por una elevada tasa de inmigrantes ilegales.
Dos asuntos en los que los estrategas del PP creen que ganan la partida. Por ello, en el primer día de campaña, la candidata popular se ha ido a ese cinturón a fin de pasar del rojo al azul. Y lo ha hecho de la mano de Mariano Rajoy, muy implicado en este sprint final electoral.
“Se me ha tratado muy bien y con mucha amabilidad. He visto mucho cariño” y por ello “estoy muy contento”, arrancó el líder nacional de la formación, que ha visitado durante prolongado tiempo una residencia de mayores, hasta el punto de que jugó, y ganó, una partida de dominó.
Enfado de los periodistas
Y tras los agradecimientos, un claro -y único- mensaje: “El objetivo más importante es el de crear empleo, ése es nuestro objetivo. Hay quienes pretenden más nacionalismo, más catalán o más autodeterminación, pero lo que el PP pretende es más empleo”, insistió. En clave nacional, sólo recurrió a su tema favorito; la congelación de las pensiones y el “veto” del Gobierno a debatir la enmienda del PP en el Congreso.
“Es una burla a los españoles. Yo no he visto nada de esto en mi vida. Debería darles vergüenza. Esto debería de ser portada de todos los medios de comunicación españoles”, arguyó, no sin que le cambiara el gesto a más de un periodista. Y es que, una vez más, el jefe de la oposición volvía a plantar a la prensa y su Oficina de Información cambiaba una rueda de prensa por una “declaración sin preguntas”.
Reacción a un CIS negativo
Rajoy a su libro, y el resto al CIS, que justo en el momento de la visita difundía su primer barómetro electoral, nada halagüeño para los populares. Si hoy se celebraran elecciones, el PP mantendría idénticos resultados, e incluso podría bajar uno. El entorno del líder sacaba la artillería pesada para desacreditar al centro de estudios sociológicos: “nunca ha acertado, mira lo que ocurrió en Galicia”, dónde el CIS nunca dio ganador por mayoría absoluta a Alberto Núñez Feijóo.
“La única encuesta que me interesa es la del 28 de noviembre. El PP será decisivo y frenará el independentismo que puede suponer una mayoría absoluto de Artur Mas”, declaró Sánchez Camacho, en una improvisada rueda de prensa. Según los estudios internos, el PP podría llegar a los dieciséis representantes en el Parlamento regional. El CIS les da una horquilla de trece o catorce.
La próxima vez que Rajoy pise el anillo industrial de Barcelona será en el acto central de campaña, que se celebrará el jueves 25 en Hospitalet de Llobregat. Mitin en pleno 'corazón' del socialismo catalán al que acudirá la plana mayor de la formación.