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RAJOY asume la representación de 148 escaños contra la ruptura de España: "Haré lo que esté en mi mano"

El Estatuto se tramitará pero Mariano Rajoy y 146 votos en contra (hubo 2 ausencias) fueron los protagonistas de 10 horas de debate. Todos los grupos defendieron el texto usando como antítesis los argumentos del PP. La única aportación concreta sobre el texto la hizo el presidente del Gobierno: "nación" será "identidad nacional". Rajoy bautizó la maniobra con una paradoja: "independentismo constitucional" y concluyó diciendo que un parlamento autonómico no puede imponerse al pueblo español. Zapatero y Rubalcaba no dudaron en recurrir al 11-M. Lo que más dolió al portavoz socialista es que Rajoy no le escuchara. COMPARE LOS DISCURSOS de Rajoy y Zapatero

(Libertad Digital) Más que el debate de toma en consideración de una reforma estatutaria, lo visto ayer en el Congreso de los Diputados parecía una cuestión de confianza contra el líder de la oposición. Mariano Rajoy lo advirtió desde el principio y dejó claro que la soledad de su discurso no se refleja en el reparto de votos de los españoles: "Con la Constitución en la mano no cabe error sobre quién posee un poder original y quién un poder delegado. No existe más que un poder soberano que no renuncia a la propiedad, ese poder que ustedes representan lo ejerce exclusivamente el pueblo español constituido en nación. Ante él nadie habla de igual a igual".  

Lo cierto es que tras 10 horas de debate, más las dos de la ponencia celebrada por la mañana, el Estatuto ha sido aprobado por 197 votos a favor, 146 en contra y una abstención. Es decir, atendiendo al reparto de poder establecido, casi el 43 por ciento de los españoles representados en los escaños del Congreso también se quedaron solos junto a Rajoy defendiendo la unidad de España frente al nuevo Estaturo catalán que se propone. Los dos votos que le faltaron al PP se deben a ausencias por enfermedad. La abstencion parece atribuirse a una equivocación socialista.

“¿Qué le puedo decir a este buen hombre?, dijo Rajoy (sorprendentemente, Rubalcaba lo interpretó como un insulto). “Uno viene al debate con la lógica preocupación, pero tras escuchar, lo que era una duda ahora es una certeza, usted no sabe a dónde va a llevar a España, nos dijo que iba a delimitar las líneas y se ha limitado a un conjunto de vaguedades, apelaciones vacuas al dialogo y ninguna cuestión concreta”. Era el último turno de réplica del presidente del PP y en él constató que la hora de la verdad llegará cuando tengan que votarse las enmiendas y el PP rebata cada una de ellas. Lo adelantó en su primer discurso: "No nos vamos a desentender, vigilaremos cada paso que se dé". También quiso dejar claro que pese a los ataques recibidos, diez millones de votos tienen voz y la persona que los representa tiene "el derecho a expresar su opinión".

Rajoy aseguró que Zapatero no “ha aclarado nada españoles, no hay hoja de ruta, no hay timón, le toca pilotar el proceso y no puede mantener a la sociedad en vilo sobre su sistema de convivencia en el futuro. Hoy hemos visto que el problema es usted. Y no es que haya estado especialmente desafortunado, que lo ha estado, es que se ha convertido en un problema para sociedad española”.

Señaló que “es moralmente reprobable” que se le califique de “anticatalán, antidemocráta y de falta de respeto al Parlamento catalán por defender criterios distintos” a los planteados por el resto de los grupos. “Querría más argumentos, más razones y menos tópicos. Quiero para los ciudadanos de Cataluña lo mismo que quiero para mí. Y voy a hablar en nombre de los ciudadanos de Cataluña en el Parlamento nacional y también en Cataluña”. Reiteró que cree en la Constitución de 1978 y dijo no entender por qué “otra vez tenemos que volver a discutir lo que somos”. “El mundo ha cambiado, vayamos con el mundo. Apostemos por las personas y no por competencias para los territorios”, dijo el dirigente popular que señaló que rechaza el Estatuto por que “es malo para Cataluña”. “Y lo digo porque lo creo y tengo derecho a decir lo que creo igual que los demás tienen derecho a decir lo que piensan”.
 
Rajoy articuló su réplica en que su crítica al Estatuto va más allá del reparto de competencias. “Claro que podemos hablar de financiación, de inversiones, claro que se puede hablar de transferencias, de lo que hablamos es de unidad de mercado, de la no existencia de fronteras y de las libertades individuales”.
 
Ante las acusaciones de faltar al respeto al Parlamento y las instituciones catalanas, Rajoy fue claro: "Yo no soy anticatalinista, ni soy antidemócrata, ni falto al respeto al parlamento de Cataluña". Y añadió que “me he referido con todo respeto a la proposición, lo diría exactamente igual si viniera de mi pueblo, de Galicia, o de Murcia, lo que critico es el contenido intervensionista y nacionalista”. En referencia a Carod y Mas dijo que “no me extraña nada que tenga el apoyo de sus grupos, lo que no puedo entender es que esto tenga el apoyo del PSOE”.
 
Citó “el demoledor artículo de una persona que nunca ha votado ni creo que vaya votar al PP” que publicó un diario catalán. En el artículo criticaba el Estatuto “no por su inconstitucionalidad, sino por su espíritu, que es el triunfo del nacionalismo”. Y siguió citando que “esta no es mi guerra, más de uno me considerara enemigo de Cataluña” y lamentaba que Maragall le haya engañado “bajo la rúbrica de la  España plural”. Y volvió a remarcar: “No puedo entender por qué el PSOE ha votado esto en Cataluña”.
 
Dirigiéndose directamente a Zapatero, Rajoy le dijo que "hoy he vuelto a tender la mano, especialmente al PSOE, pero lo que se nos propone es que renunciemos a algo sólido, la tradición de consenso de los dos grandes partidos en materia territorial, a cambio de una aventura sin rumbo, de no se sabe quién ni por qué, como no se da cuenta, señor presidente”. El líder del PP, finalizó su encendida réplica, señalando que “no sé lo que podré hacer yo, pero desde luego haré todo lo que esté en mis manos para que España no salga de una senda de la que nuca debió salir que es la del consenso constitucional y la del espíritu de la transición”. 
 
Zapatero cerró el debate reiterando su reconocimiento a la “identidad nacional” de Cataluña y expresó que el proceso de reforma del Estatuto “culminará con éxito para ofrecer a próximas generaciones una Cataluña fuerte, con más autogobierno y con una identidad reconocida” con la mejor predisposición del gobierno”. Zapatero concluyó pidiendo al PP que “reconozcan la identidad nacional de Cataluña que es evidente y es bueno para todos”. Las últimas palabras del presidente del Gobierno fueron para recordar que Cervantes ya citaba la nación. También lo hizo Carod Rovira pero en otro sentido: "Ladran, Sancho, luego cabalgamos", dijo para acabar su turno.

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