LD (Víctor Gago) El auditorio –jóvenes simpatizantes, alumnos universitarios o pre-universitarios, convocados en el Colegio Mayor Mendel adscrito a la Complutense– disfrutó del mejor Alejo Vidal Quadras: mordaz, elocuente, rico en matices, culto y a la vez coloquial y, sobre todo, agudo analista capaz de diagnosticar con coherencia racional la situación política de España.
El objetivo de la conferencia era impartir formación a los chicos y éstos salieron como si hubieran asistido a una clase magistral: con los ojos muy abiertos.
El eurodiputado llegó tarde, pero no tardó en conectar con los jóvenes.
Un pequeño error se había deslizado en el cartel que indicaba su presencia en la mesa, junto a Jaime Mayor Oreja y Alfredo Prada.
"Alejo Vidal Cuadros", habían puesto.
"Con los ojos a cuadros me he quedado al oír la propuesta del Grupo conjunto del PSC, la Esquerra e IU-ICV en el Senado, para que el Rey deje de ser el jefe de las Fuerzas Armadas y recaiga esa función en el presidente del Gobierno. Pero, no os preocupéis, seguro que mañana sale alguien del Gobierno a decirnos que la iniciativa refuerza a la Corona", ironizó.
El eurodiputado transmitió un "diagnóstico" de la crisis nacional, con despliegue de matices e imágenes, y una crudeza no exenta de válvulas de sarcasmo, sin las que sería difícil sobrevivir en "la España del absurdo" certeramente descrita por Vidal Quadras .
"El sistema constitucional no resiste más disparates. Una segunda legislatura, y Zapatero se carga el invento. España saldría de ésta, porque es una entidad histórica más antigua y más fuerte que cualquiera de estos chisgarabís, pero sería una salida traumática", dijo Vidal a los chavales.
No ocultó a los jóvenes que no le gusta el pragmatismo que parece imponerse en su partido para pactar con las fuerzas nacionalistas después de las próximas Elecciones Generales.
"No es un problema ético, es que es ontológicamente imposible pactar con los nacionalistas", dijo con su característica voz cascada y en sordina, como la de un narrador de una historia del crimen. Una voz que no se corresponde con su torrencial vitalismo, inasequible a las campañas que le han montado, dentro y fuera del PP, por ser la bestia negra de la ideología del chantaje.
"Yo no veo al PP", dijo Vidal cuadras, "en un pacto de Gobierno con CiU, y desarrollando el Estatuto de Cataluña. A los nacionalistas, ya no queda nada que darles. En 1978, se pactó con ellos y se les dio el sistema de gobierno más descentralizado del mundo. En 1993, Felipe González pactó con ellos y les dio cosas. En 1996, Aznar volvió a pactar con ellos y también les dio. De 2000 a 2004, tuvimos un periodo de respiro. Y después de lo que les ha dado Zapatero, con un Estatuto de Cataluña que revienta la Constitución por los cuatro costados, ya no queda nada más que darles. Lo único que queda por darles es España".
Vidal Quadras está pensando en una opción algo más audaz, tras el triunfo electoral del PP, que considera condición básica para salir de la crisis nacional. "Es que si no ganamos, sálvese quien pueda", alertó sin perder una ocasión para la agudeza.
Su opción para el día después de la victoria electoral es "un pacto de Estado con el PSOE o, si la cosa se pone muy negra, un Gobierno de concentración entre las dos grandes fuerzas nacionales, como el que tienen los alemanes, y allí nadie se rasga las vestiduras".
Vidal Cuadras opina que el acuerdo PP-PSOE debería tener como meta "una reforma constitucional bien hecha, tocando los puntos neurálgicos" en los que hoy descansa el poder de las minorías nacionalistas.
El eurodiputado popular asume una hipótesis como punto de partida para su plan: el PSOE del día después de las Elecciones será "un PSOE sin Zapatero, un PSOE regenerado" con el que el PP podrá pactar sin grandes dificultades la reforma constitucional, restaurar la igualdad de todos los españoles y reforzar las instituciones nacionales.
¿Será el PSOE post-Zapatero un PSOE regenerado y unido? ¿Será un PSOE con el PSC dentro, con el PSE dentro, con los socialistas navarros y gallegos dentro de la Casa Común, votando todos al unísono en el Congreso de los Diputados una reforma constitucional? ¿Seguirá siendo el PSOE post-Zapatero un partido nacional?
Ésta es la hipótesis que debe ser verificada, sin la cual se derrumba el optimismo de Vidal Cuadras.