En una entrevista con Efe, el ex presidente catalán habla de un sentimiento de "temor al autonomismo" y una actitud "hostil" hacia Cataluña que, según él, fueron unos de los factores que desataron el 23-F. Sin embargo, apuntó que en la España de hoy resulta "inimaginable" una asonada militar.
En alusión a la situación de hace treinta años, Pujol ha hablado de múltiples "temores, resentimientos y proyectos frustrados" que en su opinión generaron por toda España una corriente de opinión favorable a un "golpe de timón" para reconducir la democracia.
Pujol destaca el "error de cálculo en el que cayó más gente de la cuenta" que, pese a sus convicciones democráticas, sintió demasiada "prisa" por echar a Adolfo Suárez de la presidencia del Gobierno y "acelerar las cosas" con un "golpe de timón".
Ese modelo que "algunos" tenían en la cabeza, según Pujol, era la vuelta al poder en 1958 del general Charles De Gaulle, que en una Francia en crisis política y social, con un conflicto enquistado en la Argelia colonial, asumió la presidencia del país, formó un gobierno de unidad, obtuvo plenos poderes de la Asamblea Nacional e impulsó una reforma constitucional para fundar la V República.
Pujol había podido comprobar la predisposición de algunos altos dirigentes de UCD y AP a avalar una solución de este tipo, pero también el PSOE parecía estar barajando esta hipótesis.
En este punto, se ha referido a un comentado episodio: Enrique Múgica, entonces presidente de la Comisión de Defensa, le visitó en su casa de Premià de Dalt (Barcelona) en el verano de 1980, para sondearlo sobre cómo vería una eventual sustitución de Suárez por un militar de "mentalidad democrática": "Fue un grave error, dudosamente democrático, que afortunadamente fracasó", concluye.
También cuenta lo que le comentó el Rey cuando le llamó en la noche del golpe: "No ocurrirá nada. Tranquilidad". "Desde aquel momento, tuve la absoluta seguridad de que el golpe no prosperaría", ha señalado.