(Libertad Digital) En este día europeo de las víctimas del terrorismo y quinto aniversario de la matanza del 11-M, COPE Burgos ha entrevistado a José Antonio Orega Lara. El ex funcionario de prisiones habló de su secuestro por segunda vez, rompió su silenció hace dos años en Telemadrid en una entrevista concedida a Sánchez Dragó.
"Me resulta muy difícil el poder olvidarlo, otra cosa es que intentes vivir como una persona normal. Es como si desgraciadamente para mi es como si formara parte de mi código genético ya", comentó Ortega Lara.
Recordó que cuando fue liberado, se dirigió al guardia que entró en el zulo "le dije mátame de una puta vez y déjame en paz, yo me puse en posición fetal en una esquina del zulo", y explicó que "pensaba, probablemente en mi delirio o en mi situación psicológica que estaba muy deteriorada, que él era un etarra disfrazado de guardia civil que quería sacarme fuera para asesinarme fuera, para mayor escarnio de mi persona, entonces le dije no, no, tú mátame aquí es que donde yo he vivido y donde he planificado que está mi final, entonces mátame aquí que es lo que tienes que hacer".
De no haber sido liberado por la Guardia Civil, Ortega Lara cree que "hubiera durado poquísimo tiempo porque mi situación física estaba deteriorado, pero la anímica era muchísimo peor, yo a partir del 17 de enero de 1997 que fue cuando detuvieron a Urrusolo Sistiaga, que fue uno de los miembros del comando Madrid, ya tuve la certeza que la esperanza había terminado para mí, que ese era mi final y allí terminaría mis días".
Ortega Lara también comentó la actualidad política. Siempre ha mantenido un fuerte compromiso con la defensa de las víctimas del terrorismo y se vio obligado a abandonar al PP tras la operación contra María San Gil orquestada por la dirección del nuevo PP de Rajoy. Ante la posibilidad de desalojar al PNV del gobierno de la región vasca, Ortega Lara consideró que "los tres partidos constitucionalistas tienen una oportunidad histórica y si no la aprovechan ahora probablemente pasarán muchos años para tener otra igual".
"No iba a ser la solución final pero por algo hay que empezar hay que ir poquito a poco, hay que desmontar todo este entramado que tienen" los nacionalistas, porque, en su opinión, "han conseguido durante cuarenta años que la gente interiorice ese mensaje perverso de su visión", y señaló como "ejemplo paradigmático" que los amigos de Ignacio Uría continuasen con la partida de cartas, lo que tachó de "perversión moral", y se preguntó "cómo es posible que los humanos podamos llegar a eso, incomprensible".