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Moratinos mantiene la acusación de golpismo porque "no condenar" tiene el "efecto de apoyar"

Con tal argumento y disculpándose sólo por "el lugar, el momento y las formas" en las que vertió las acusaciones de golpismo en Venezuela contra el Gabinete Aznar, Moratinos ha pretendido zanjar la polémica. Desde el PP, Gustavo de Arístegui insistió en que mantener el fondo es reincidir en la acusación y que "el calumniado no se va a sentar con el calumniador". Zapatero se ha dado por satisfecho con la actuación de su ministro.

(Libertad Digital) Al comenzar su intervención en la Comisión de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos dijo que "este país no está dispuesto a consentir nunca más que sus gobernantes mientan y yo voy a decir la verdad". Para sostener sus palabras, el ministro dijo que había repartido a sus señorías "un documento fotocopiado" en el que venían recogidas sus palabras textuales que han generado toda esta polémica.

El presidente de la comisión, el catalán Josep Antoni Duran Lleida, tuvo que interrumpir al ministro. "Por la cara que han puesto sus señorías parece que no saben de qué documento está hablando". Moratinos pidió disculpas (ningún diputado había recibido el texto) y siguió con su exposición.

El pasado 22 de noviembre, en su intervención en el programa de TVE 59 segundos el ministro de Asuntos Exteriores dijo lo siguiente: "En el anterior Gobierno, cosa inédita en la diplomacia española, el embajador español recibió instrucciones de apoyar el golpe, cosa que no se va a repetir en el futuro. Eso no se va a reproducir, porque nosotros respetamos la voluntad popular".

No condenar tiene "el efecto" de apoyar

La primera estrategia llegó cuando Moratinos trató de explicar lo que para él significa apoyar: "En ningún caso acusé al anterior Gobierno español de instigar o participar en la preparación y ejecución del golpe de Estado. Mis palabras deben entenderse en el sentido de que, por apoyar, quise y quiero decir que no condenó el golpe de Estado, que lo endosó y que le ofreció legitimidad internacional".

Después de esta matización Moratinos mantuvo que las instrucciones que el Ejecutivo presidido por José María Aznar dio al embajador español en Caracas tuvieron el “efecto” de apoyar el derrocamiento de Chávez.
 
El ministro se centró en la primera parte de su declaración en el calificativo que el Gobierno del PP dio, los días 12 y 13 de abril de 2002, al golpe de Estado en Venezuela. Citó un artículo de Gustavo de Arístegui en el diario El Mundo del día 14 de abril en el que se refería al acceso del general Carmona al poder, como “golpe cívico militar”. Moratinos ha dicho que la calificación correcta es “golpe de Estado” y acusó al Gobierno anterior de no utilizar los días 12 y 13 esta expresión en la “declaración conjunta ni en su declaración como presidente de turno de la UE”. No citó el editorial del diario El País ("Golpe a un caudillo") o la crónica de Peru Egurbide que lo acompañaba y que lamentaba la "prudencia y cautela de Aznar" al "no calificar" el golpe.
 
Sólo pide perdón por "el lugar y el momento" de sus afirmaciones 
 
Además, ha acusado a José María Aznar de atender una llamada de Pedro Carmona el día 13, a pesar de los informes del embajador Viturro de que la situación se estaba degradando y de que los apoyos de Chávez entre los militares eran mayores de lo que se pensaba. “Aznar no podía ignorar que estaba hablando con un golpista porque se lo había informado el embajador”, señaló Moratinos. La tesis que ha mantenido a lo largo de toda su declaración es que el Gobierno apoyó la interpretación que hizo Carmona del artículo 350 de la Constitución venezolana que otorga legitimidad al golpe, a pesar de tener informes contrarios del embajador Viturro, y tardó más de dos días en condenar el golpe de Estado.
 
Gira el argumento: la calumnia procede del PP
 
Moratinos reiteró su argumento de que "el anterior Gobierno cometió un error de apreciación y de valoración de la crisis". Acusó al PP de crear una polémica “desmesurada”, aunque también tuvo tiempo para hacer un tibio ejercicio de autocrítica: "Aun siendo ciertas mis acusaciones, hay un consenso en el país de que el lugar y el momento para hacer esas afirmaciones no era el adecuado. Asumo el error y pido perdón sobre la oportunidad y el momento de sus declaraciones". El ministro dijo que estuvo "desafortunado en la forma" y que lo asume por el "juego limpio político". Una vez más, repitió que apoyar quiere decir “no condenar”.
 
En base a esta curiosa interpretación semántica, Moratinos ha dicho que es “una calumnia” que se diga que acusó al Gobierno de participar en el golpe de Estado.
 
Arístegui exige una rectificación y le recueda el veto a la cadena COPE
 
Gustavo de Arístegui, portavoz del Partido Popular, ha acusado a Moratinos de “calumniar” a la oposición y ha considerado “muy grave” que el ministro acuda a la Comisión para “reafirmarse en sus calumnias”. Para el PP Moratinos “ha perdido la autoridad moral” y no es “interlocutor válido” para llegar a un pacto en política exterior. Además Arístegui le ha recordado a Moratinos su veto a la cadena COPE y si eso junto con “calumniar a la oposición democrática” es una muestra de su talante. Precisamente en declaraciones al programa La Linterna, después ya de la polémica comisión, Arístegui resumió en una frase la intención del PP de no considerar a Moratinos interlocutor válido para llegar a un pacto en política exterior: "el calumniado no se va a sentar en la mesa con el calumniador".
 
No bastan para los populares las excusas en la forma y exigen las “excusas en el fondo”. Arístegui se preguntó cómo Moratinos “se reafirma en sus calumnias y quiere tender la mano para un alcanzar a un consenso”. Insiste en su exigencia de dimisión si el ministro “no rectifica” por una “calumnia sin precedentes”. Es “insólito” para Arístegui que un ministro de Asuntos exteriores acuse a otro Gobierno democrático y legítimo de un “delito” porque “acusarnos de golpistas es acusarnos de un delito”, señaló el portavoz popular. También le ha recordado a Moratinos que la polémica la creó él , “estamos aquí porque usted dijo lo que dijo”, ha dicho Arístegui que ha calificado la actuación de Moratinos como “irresponsabilidad, impericia e imprudencia política”.
 
Arístegui cree que las declaraciones del ministro se deben a la “estrategia de mancillar y manchar el buen nombre del anterior Gobierno y del Partido Popular” por la falta de “programa” del actual Gobierno. Y ha reafirmado la exigencia de su partido de una rectificación para poder mantener relaciones de colaboración con el Gobierno. También recuerda lo que decía el PSOE de Chávez en el momento del golpe y las críticas de esta partido al PP por “demasiado complaciente con Chávez”. Y le ha preguntado al ministro cómo es que, si Aznar apoyó el golpe, Chávez se entrevistó con él después, y por qué España no fue excluida  del grupo de países amigos de Venezuela. Poco después, el que fuera ministro de Exteriores en aquella época, Josep Piqué, recordó las versiones de Felipe González ("por los votos y por las botas") y de Trinidad Jiménez que calificaban a Chávez de golpista.
 
"Calumniador de partidos demócratas"
 
Moratinos ha respondido a Arístegui. “No creo que haya aportado razón alguna. Yo he tenido la humildad y la responsabilidad de pedir disculpas por la forma en que realicé las manifestaciones. He descrito y narrado los hechos. He dado suficiente información de la actitud del anterior Gobierno. Trata de descalificarme. Asumo las crítica y descalificaciones que llevo aguantando con cierta serenidad.
 
Todavía no me ha desmentido nada que desmonte ese sentimiento de que el comportamiento del Gobierno anterior fue impecable. No sé si es impecable avalar o legitimar un golpe militar. Les pido que tengan la humildad de reconocer la humildad sobre el fondo, yo he tenido la humildad de reconocer el error de forma”. En la contrarréplica, Arístegui ha sido claro con Moratinos: "Usted pasará a la historia como el calumniador de partidos demócratas y de gobiernos demócratas."

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