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Monseñor Uriarte aboga por que resurja la palabra que "abra camino a la paz" en el País Vasco

El Obispo de San Sebastián, monseñor Juan María Uriarte, exigió este sábado que "callen para siempre los artefactos e instrumentos que siembran destrucción y muerte" y abogó por que resurja, "en el momento oportuno y con las debidas garantías", la palabra "responsable humilde y sincera" que "sane heridas, regenere relaciones, acerque posiciones y abra el camino hacia la paz". A su juicio, "el fatalismo, explicable tras un traumatismo de esta envergadura", en referencia al atentado de Barajas, "es menos razonable y mucho menos saludable que la esperanza de una paz próxima". La apuesta de monseñor Uriarte por el diálogo contrasta con la doctrina sobre el terrorismo de la Iglesia Española, que niega a cualquier organización terrorista la condición de interlocutor político que ETA ha tenido para el actual Gobierno español.
DOCUMENTO: LA IGLESIA ANTE EL TERRORISMO

L D (Agencias) Durante la misa celebrada este sábado con motivo del día de San Sebastián, el obispo de esa ciudad, monseñor Juan María Uriarte,  ha dicho que la sociedad vasca está "desmoralizada" y con "falta de oxígeno" tras el atentado terrorista de Barajas. Además, ha manifestado que esa sociedad necesita "una esperanza renacida" y "puentes que unan y no frentes que desunan". El prelado ha destacado en su mensaje "el carácter inhumano y anacrónico de la confrontación en la que todavía estamos atrapados".

Monseñor Uriarte hizo una llamada para imponer la "esperanza de paz" sobre el "fatalismo", que por otra parte considera "explicable" tras un "trauma" de la "envergadura" del 30 de diciembre.
 
En su homilía, el prelado dijo que la fiesta del patrón de los donostiarras ha quedado este año "notablemente ensombrecida" por el "terrible atentado" de ETA, que "se ha llevado la vida de dos jóvenes ecuatorianos y ha cuarteado la esperanza de una sociedad que anhela una paz justa y estable".
 
Aseguró que tiene la convicción de que "este acontecimiento contrario a toda ética digna de este nombre", así como "todos los episodios precedentes y subsiguientes" al atentado han producido en la sociedad "algo más grave, más hondo, más vital que la indignación, la repulsa y el mismo sufrimiento". "La han desmoralizado. Esta es hoy nuestra herida sangrante. La moral de un pueblo es una reserva espiritual de primera necesidad, Muchos valores naufragan cuando se mina la moral", subrayó el obispo. En esta situación, el obispo de San Sebastián cree que "hay algo más urgente que realizar análisis rigurosos, emitir juicios éticos, asignar responsabilidades y exigir decisiones inaplazables".

Señaló que todo ello es "necesario pero insuficiente" porque a la sociedad vasca le "falta oxígeno" y precisa "respiración asistida" tras lo ocurrido, por lo que debe "renovar sus pulmones haciendo emerger, paso a paso, los frescos tejidos de una esperanza renacida". Uriarte advirtió de que el "fatalismo" es "explicable" tras el último crimen de ETA, pero "menos razonable y mucho menos saludable que la esperanza de una paz próxima". "La decepción escéptica es una tentación comprensible, pero perniciosa", insistió.

"Confrontación" en el País Vasco

"Hemos de decirnos a nosotros mismos, sin caer en voluntarismos escasamente lúcidos, que la paz es posible. Nuestra creciente sensibilidad ética contra las muertes violentas, los requerimientos y exigencias de una Europa cada vez más unitaria y el clamor apasionado de nuestro pueblo por la paz y el entendimiento revelan más bien el carácter inhumano y anacrónico de la confrontación en la que todavía estamos atrapados",agregó.

Animo a la comunidad cristiana a "optar por una implicación efectiva que sepa alumbrar o secundar iniciativas pacificadoras y crear puentes que unan, no frentes que desunan", además de "exigir que callen para siempre los artefactos e instrumentos que siembran destrucción y muerte, y resurja, en el momento oportuno y con las debidas garantías, la palabra responsable, humilde y sincera que sane heridas, regenere relaciones, acerque posiciones y abra el camino hacia la paz".

El alcalde de San Sebastián, Odón Elorza, el diputado general de Guipúzcoa, Joxe Joan González de Txabarri, y Miren Azkarate, en representación del Gobierno Vasco, asistieron a este misa, que fue cantada por el Orfeón Donostiarra.

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