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Miedo en Lizarza: "Vamos a ir con las escopetas cargadas"

Los acólitos de ETA están amenazando en los últimos días a los vecinos de la pequeña localidad guipuzcoana para que no acudan el próximo día 8 al acto principal de las fiestas de Andra Mari, una misa a la que asistirá la corporación local, del PP, en pleno. Según confirmaron fuentes municipales a Libertad Digital, los proetarras han llegado a afirmar que "vamos a ir con las escopetas cargadas".

(Libertad Digital) El pequeño municipio guipuzcoano celebra sus fiestas patronales este fin de semana. El acto central tendrá lugar el sábado, día en que se celebra la Natividad de la Virgen María y en el se oficia la tradicional misa de fiestas. Pese a que otros años la celebración de la eucaristía se ha llevado a cabo con total normalidad, la presencia este año de la corporación municipal, conformada por electos del PP, ha levantado a los acólitos de la organización terrorista.
 
Desde hace algunas fechas, los proetarras de la localidad están amenazando a los habitantes del pueblo que tradicionalmente han acudido a la misa para que este año no asistan. Es parte de la campaña de miedo y terror que quieren imponer a los vecinos que no piensan como ellos y a los miembros de la corporación municipal . Según confirmaron fuentes municipales a Libertad Digital, los proetarras han llegado a afirmar que "vamos a ir con las escopetas cargadas".
 
Situada a ocho kilómetros de Tolosa, la localidad guipuzcoana de Lizarza ha sido uno de los feudos más fieles al brazo político de ETA, que gobernó plácidamente el municipio hasta el proceso de ilegalización de HB-EH-Batasuna. En los comicios de 2003, la candidatura proetarra fue anulada y el PNV, único partido que había presentado lista para rivalizar con los batasunos, aunque con gente de fuera del pueblo, se hizo con la alcaldía.
 
Pese al empaque político del primer edil de la localidad, el por entonces portavoz del PNV en el Parlamento vasco y actual presidente del PNV de Guipúzcoa, Joseba Eguibar, los proetarras pusieron en marcha su política local de terror para terminar echando del municipio a los peneuvistas, que apenas pasaron durante los cuatro años que estuvieron al mando de la localidad por las instalaciones municipales.
 
En las pasadas elecciones de marzo, el PNV optó por retirarse de la disputa electoral y se limitó a pedir el voto en blanco. Tan sólo el PP se atrevió a rivalizar con los dos listas del entorno de ETA que se habían presentado, aunque ambas fueron finalmente ilegalizadas. El PP se hizo con la alcaldía al conseguir 27 votos.

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