L D (EFE) A diferencia del año pasado, Jordi Pujol no ha participado en el acto de la Ciutadella impulsado por su sucesor. Como reconoció en una carta remitida a la Generalidad, está molesto por las acusaciones de los socialistas de que en la etapa de CiU no se trató esta celebración con la debida "dignidad institucional".
La "Diada" llega en la recta final de los debates sobre el nuevo Estatuto. A lo largo de la semana, y tras días de cruces de acusaciones y reproches, socialistas y nacionalistas han evidenciado su "flexibilidad" para propiciar la reforma. Maragall y Artur Mas dieron un primer paso para desbloquear un acuerdo del Estatuto y el líder de ERC, Carod Rovira, se mostró convencido de que se aprobará a finales de mes. El PP sigue pidiendo que se retire el proyecto.
Política en el terreno de juego
Este año, las celebraciones coinciden con el primer partido de Liga que el Barcelona disputa en el Camp Nou. El presidente del club, en otro acto político que se suma a los realizados a lo largo de toda la semana, decidió que se desplegara en el campo un pancarta de apoyo al Estatuto: "Queremos un nuevo Estatuto". Joan Laporta ha mostrado públicamente su apoyo cuestiones controvertidas en la negociación estatutaria, como son los derechos históricos de Cataluña y la reclamación del concierto económico.
Antes de ese encuentro, la dirección y los jugadores han realizado una ofrenda floral al monumento de Rafael Casanova, consejero primero de Barcelona en 1714, cuando las tropas de Felipe V tomaron la capital catalana. Si en ese mismo lugar Maragall y Nadal han recibido los insultos y abucheos de algunos independentistas, para el defensa Oleguer han ido los aplausos. Tras las insinuaciones de que no acudiría a la selección española si fuera convocado, no ha querido aclarar su postura.