Hoy estoy cariñoso y voy a defender al señor Roldán.
Que bien le vino al felipismo este señor. Sirvió de purga de aquellos años en los que se robaba a espuertas (financiación ilegal, menudo eufemismo). Todos los males de aquella época han sido saldados con quince años de prisión para el paradigma del mal que era Roldán.
El señor Roldán es un delincuente sin ninguna duda, el mismo lo ha reconocido y ha expresado su arrepententimiento, ha pagado por ello mucho más caro que cualquier otro compañero de fechorías. Yo no sé si se ha quedado con el dinero o no, para mí es lo de menos, al fin y al cabo no hera más que calderilla comparado a todo lo que se robó en la era del felip¡smo.
Señor Roldán, cuente conmigo para una partida de mús.
Entonces hemos de suponer que la pasta se la gastó en cocaína y travestis.
O quizá se fue a un bingo.
Qué cara más dura tiene mi paisano.
En casos como este me planteo si es justo que la Carta de los Derechos humanos prohiba el destierro y que la Constitución española diga que no se puede privar a nadie de la nacionalidad española.
A este traidor tendríamos que haberlo dejado en una barca en medio del Mar de los Sargazos y que probara la sopa de algas.
Aunque está claro que sólo es un traidor a la Nación española, en su partido seguramente no lo consideren tan malo.
¡Pobrecillo! Tiene que ser algo muy malo que todo el mundo esté en contra tuya. El sistema es injusto contigo...
¡QUE ASCO ME DAN LOS PROGRES!