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Los testigos policiales de Ceuta no aclaran las dudas sobre la detención de El Fadual

En la inhabitual sesión de este viernes el turno ha sido para testigos que apenas han aportado novedades. Sí que ha sido llamativo el relato que los agentes han hecho de la detención de El Fadual, considerado estrecho colaborador de "El Chino". Primero alertaron a la Brigada de Información de Ceuta porque una persona "no habitual" estaba en el populoso barrio de Hadú. Al final, este individuo se presentó voluntariamente en comisaría acompañado de su mujer. Para entonces ya tenían la orden de detención de la Comisaría General de Información. Ninguno de los policías vio nada en el registro para pensar que podía tratarse de un islamista.

En la inhabitual sesión de este viernes el turno ha sido para testigos que apenas han aportado novedades. Sí que ha sido llamativo el relato que los agentes han hecho de la detención de El Fadual, considerado estrecho colaborador de "El Chino". Primero alertaron a la Brigada de Información de Ceuta porque una persona "no habitual" estaba en el populoso barrio de Hadú. Al final, este individuo se presentó voluntariamente en comisaría acompañado de su mujer. Para entonces ya tenían la orden de detención de la Comisaría General de Información. Ninguno de los policías vio nada en el registro para pensar que podía tratarse de un islamista.
(Libertad Digital) El primero en declarar en esta trigésimo segunda sesión fue Mohammad Suleiman. Explicó al tribunal que vivió durante cuatro o cinco meses en la casa de Virgen del Coro y que dejó ese lugar a finales de diciembre de 2003. Tenía alquilada una habitación con su hermano por la que pagana 200 euros. Allí sus otros compañeros de piso recibían muchas visitas de amigos pero él, según declaró, no tenía relación con estas personas porque se iba a trabar a las cuatro de la tarde y no volvía hasta las ocho de la mañana del día siguiente. "Era una relación superficial", dijo. Coincidió con Fouad el Morabit y Basel Ghalyoun, inquilinos del local, y Mouhannad Almallah Dabas. Con Basel, relató, tuvo problemas porque le reprochó que se repartiera el trabajo de la casa. El hermano del testigo estuvo a punto de pegarse con el acusado y fue entonces cuando decidieron abandonar ese lugar.
 
El testigo no supo concretar si alguna de las visitas tenía llaves del piso. En principio, apuntó, las llaves sólo las tenían los que vivían allí aunque desconocía si algún otro podía disponer de ellas. Antes de concluir su declaración Gómez Bermúdez le preguntó si sabía dónde está su hermano Samir. El testigo dijo desconocerlo aunque explicó que facilitaría un número de teléfono para poder localizarle.
 
Posteriormente declaró Abdul Karim Awlewya, bibliotecario de la mezquita de la M-30. Dijo que "El Tunecino", muerto en Leganés, era una persona "calmada, tranquila" y que no podía pensar que estuviera detrás del 11-M.
 
El testigo Jesús Eduardo Sánchez, amigo de Antonio Toro, explicó que conoció al acusado porque jugaban en un equipo de rugby y que trabaron en varios locales juntos. También conocía a Suárez Trashorras. Confirmó que Toro tenía un negocio de venta de coches aunque no supo decir exactamente cuándo la cerró. Pudo ser sobre el verano de 2003. Le explicó que su decisión fue porque "Emilio no era un buen socio y quería romper la relación". El trato, desde entonces, fue "bastante escaso".
 
Tras esta breve declaración compareció Mariano Morán, trabajador de una gestoría a través de la cual conoció al acusado Abdelillah el Fadual el Akil. Tramitó ventas de vehículos. No precisó si a su gestoría acudió Jamal Ahmidan, "El Chino". En una ocasión Faoual le advirtió que le querían engañar, no sabe quién ni porque motivo.   
 
El siguiente testigo fue el jefe de la Brigada de Información de Ceuta en 2004, que hizo el atestado sobre la detención de Abdelillah el Fadual. No pudo reconocer el documento que le mostraron para ver si estaba entre los efectos recogidos en el registro. Tampoco aclaró si se encontraron libros sobre la yihad. Su unidad, dijo, supo que estaba en Ceuta porque "nos comunican que había una persona que no era habitual del barrio". Cuando un abogado de la defensa le preguntó si en ese barrio viven cerca de veinte mil personas no supo precisar. Tampoco si son cerca de 5.000 las personas indocumentadas que residen allí.
 
Por orden de la Comisaría General de Información les pidieron que detuvieran a esta persona. Inicialmente no le localizaron, luego dieron con su hermano y posteriormente el ahora acusado se presentó voluntariamente en Comisaría junto a su mujer. Otra testigo policial relató que en el registro no localizó nada que le hiciera pensar que el detenido era un islamista. Ni siquiera dijo recordar si los documentos incautados estaban en árabe. Todo se remitió a Madrid; la unidad de Ceuta no analizó nada. Tampoco esta testigo policial supo explicar por qué pusieron sobre alerta a su unidad ante la llegada de una persona no habitual en el barrio ni quién fue el que les alertó días antes de que recibieran la orden de detención.
 

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