L D (Europa Press) Según informaron a Europa Press fuentes de la investigación, fue en ese momento cuando los espías hicieron saltar la alarma y trasladaron el contenido de su investigación al Ministerio del Interior. Algunas horas antes, el CNI había conocido por el servicio secreto francés que un grupo de radicales preparaba un atentado en la Ciudad Condal. Los agentes de la Inteligencia francesa contaban con un colaborador en el seno del grupo radical, un individuo con ascendente para los integrantes de la célula que había llegado a Barcelona esa misma semana y había trasladado la delicada información a sus controladores en el país vecino.
Camuflados en las proximidades del piso de la calle Santa Madrona, en pleno barrio de El Raval, los agentes del CNI presenciarion cómo Qadeer Malikf, presunto integrante del grupo de explosivos de la célula, se deshacía de varios objetos en un cubo de basura cercano. En cuanto se aseguraron de que no podían ser 'mordidos' por alguno de los radicales se acercaron al cubo y recuperaron los objetos y la sustancia supuestamente explosiva.
Prueba no aceptada como válida por el juez
Fuentes de la lucha antiterrorista consultadas por Europa Press explicaron que el motivo de que el hallazgo de esa sustancia no esté recogida en el auto del magistrado de la Audiencia Nacional se debe a que una prueba recogida de esa forma no puede ser aceptada como válida por un juez, pero en todo caso sirve de indicios para la actuación policial, inmediata en este caso. Por contra, los 30 gramos de nitrocelulosa hallados en la calle Maçanet corresponden a un registro de una vivienda, con autorización judicial, por lo que se trasladó al Laboratorio de Criminalística de Guardia Civil para su análisis, quedando finalmente reflejada en el escrito de Ismael Moreno.
Tras este hecho, se fijaron rápidamente los objetivos del operativo, que llevó a cabo la Guardia Civil a partir del viernes por la tarde. Uno de ellos fue el piso del que había bajado Qaaeder Malikf y en el que vivía con Sahib Ibal, también miembro del grupo encargado de los explosivos. Sin embargo, cuando los agentes de la Unidad Especial de Intervención (UEI) irrumpieron en la vivienda, encontraron dentro a Mohamed Shoaib y Mehemood Khalid, al que los investigadores consideran dos de los suicidas que iban a inmolarse en Barcelona y que habían llegado procedentes de Paquistán, y con escalas en terceros países europeos, entre octubre y noviembre de 2007.
¿Temporizadores para suicidas?
El grueso del grupo fue detenido en un local de la calle Maçanet, donde fueron arrestadas siete personas y se halló la bolsa de nitrocelulosa junto a cuatro temporizadores, cables y pequeñas bolas de acero que podrían haber sido utilizadas para fabricar metralla. El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, no supo explicar este viernes la presencia de temporizadores en el registro si el atentado iba a ser cometido por suicidas ya que éstos nunca han utilizado este tipo de relojes para hacerse estallar.
Agentes especialistas en desactivación de explosivos consultados por Europa Press destacaron, por contra, la necesidad de un detonador para hacer explotar cinturones-bomba u otros explosivos adheridos al cuerpo, pero ninguno fue encontrado en los registros practicados el pasado viernes 18 de enero.