L D. LP. Los informes de los Tedax incluidos en el sumario pasan de puntillas sobre el tema de la metralla de las bombas, no detallándose en ningún momento qué muestras se recogieron en cada tren y no mencionando para nada los informes de autopsia. Las comparativas de metralla entregadas al juez Del Olmo por Sánchez Manzano, el jefe de los Tedax, tan sólo se refieren a la encontrada en la mochila de Vallecas, a la incautada por la Guardia Civil en las minas asturianas y a algunos clavos sin cabeza encontrados por los Tedax en uno sólo de los trenes (el de la C/ Téllez); estos clavos del tren de la C/ Téllez ni siquiera coinciden tampoco ni con los de la mochila de Vallecas, ni con los que se encontraron en Asturias.
Según las informaciones a las que ha tenido acceso Libertad Digital de varias fuentes, esa falta de concreción de los informes policiales tendría una explicación: las autopsias apuntan claramente a que las bombas del 11-M no tenían ningún tipo de metralla terrorista porque no se encontraron restos en los cuerpos. Las autopsias de las víctimas mortales fueron realizadas en el pabellón 6 de IFEMA a lo largo del propio día 11 de marzo y hasta bien entrada la madrugada. Además de confirmar que no había ningún terrorista suicida en los trenes, esas autopsias y los análisis posteriores permitieron determinar la presencia de incrustaciones en los cuerpos, las cuales correspondían al material de revestimiento de los trenes; sin embargo, no se encontraron clavos, puntas, tuercas ni ningún otro elemento que los terroristas hubieran podido usar como metralla.
Asimismo, tampoco se pudo encontrar en los cuerpos de las víctimas rastro alguno de Goma-2. De hecho, el único producto químico que se logró identificar correspondía a los extintores utilizados para sofocar incendios después de que las bombas estallaran.
Estos datos permiten descartar, de forma prácticamente definitiva, que la mochila de Vallecas hubiera estado nunca en los trenes. Como puede verse claramente en las fotografías de la mochila de Vallecas, y como se desprende de las declaraciones de los tedax ante el juez, la Goma-2 de la mochila de Vallecas estaba atiborrada de metralla; el tedax que desactivó esa mochila en la madrugada del 12 de marzo, conocido con el sobrenombre de “Pedro”, realizó una reconstrucción para la cadena Tele 5 en la que detalla cómo estaba insertada esa metralla en el explosivo. Pero no es posible que las bombas de los trenes tuvieran esa composición, porque la metralla habría quedado incrustada en los cuerpos de las víctimas.
La carencia de metralla en las bombas del 11-M también echa por tierra determinados testimonios, como el del menor conocido como “El Gitanillo”, que en una de sus múltiples y contradictorias declaraciones ante el juez contó cómo Suárez Trashorras le había dicho a Jamal Ahmidan, alias El Chino, que no se olvidara de llevarse "los tornillos y las puntas" al coger los explosivos de las minas.
En los últimos meses, se han ido desvelando diversos datos del sumario que arrojaban dudas cada vez mayores sobre la procedencia de la mochila de Vallecas. Así, hemos ido conociendo que en el explosivo de Vallecas no había rastros de ADN de los supuestos terroristas (a diferencia del explosivo del AVE), que la hora de programación del teléfono de la mochila de Vallecas no coincidía con la hora en que detonaron las bombas en la estación de El Pozo (de donde supuestamente provenía esa mochila), que la mochila estaba preparada para no estallar, ya que se habían dejado dos cables sin conectar (hecho éste que se intentó ocultar al juez Del Olmo), o que la composición de la mochila de Vallecas no coincidía con la otra bomba sin explotar que fue encontrada (y detonada) por los Tedax en la misma estación de El Pozo.