DISCURSO DEL PRESIDENTE DE FAES
DON JOSÉ MARÍA AZNAR
CROEM, MURCIA
2 de marzo de 2007
Señor Presidente de la Región de Murcia, señor Presidente de la CROEM, señoras y señores, queridas amigas y amigos.
Muy buenas tardes. Quiero comenzar mi intervención agradeciendo al Presidente Valcárcel la invitación que me cursó para visitar la región de Murcia y, naturalmente, a Miguel del Toro, en representación de todos los empresarios de la región, su amable invitación a dirigirme a todos ustedes esta tarde.
Estoy muy contento de estar en Murcia. Y hay varias razones para ello.
La primera, que aquí me siento como en casa. Los murcianos siempre habéis sido muy hospitalarios y cariñosos conmigo. Yo quiero agradeceros de corazón el afecto que siempre me habéis demostrado.
La segunda razón es que no voy a parar de recibir premios. Esta noche tendré el honor de ser uno de los premiados con el “Pimiento de oro”, un galardón con gran tradición en esta tierra.
Y mañana la Federación Española de Instituciones de Síndrome de Down me entregará aquí en Murcia el premio de esta importante asociación, que trabaja por lograr que las personas con esta discapacidad se integren plenamente y tengan una vida mejor. Me premian por el trabajo que desde el Gobierno de la nación realizamos por ayudar a todas estas personas a conseguir este objetivo. Es un premio del que me siento especialmente orgulloso.
Y la tercera razón por la que estoy muy contento de estar aquí en Murcia es que hacía mucho tiempo que no venía por aquí. Concretamente, tres años. Mi última visita a la región, aunque he estado otras dos veces en mi condición de escritor, fue el 18 de febrero de 2004.
Recuerdo muy bien ese viaje y, en particular, la visita a Archena. Porque ese día tuve el honor de colocar la primera piedra del Trasvase del Ebro.
Ese día comenzaba a materializarse un proyecto crucial para la región de Murcia que reparaba una injusticia histórica y realizaba los sueños que durante décadas habían tenido millones de murcianos, alicantinos, valencianos y andaluces.
El Trasvase del Ebro estaba perfectamente estudiado, tenía encima de la mesa el dinero para ser ejecutado y beneficiaba a todos y no perjudicaba a nadie. Por eso lo pusimos en marcha.
Recuerdo bien que dije que ese día, el 18 de febrero de 2004, era un día importante, y no solamente para Murcia, sino también para España; dije literalmente que era un día importante para todos aquellos que creemos que España es una realidad cohesionada y solidaria, una realidad pujante, capaz de enfrentarse a problemas muy antiguos y darles, por fin, la solución que necesitan. Eso dije.
Ese día muchas personas de esta tierra que saben muy bien qué significa abrir un grifo y que no salga agua pudieron tocar con sus manos la solución a sus problemas. Pudieron ver con sus propios ojos que se hacía realidad un proyecto, el Trasvase, que, de no haber sido destruido, hoy sería ya una realidad tangible.
Como presidente del Gobierno tomé la iniciativa para que el problema del agua encontrara por fin una solución. No fuimos los primeros en darnos cuenta de la gravedad de la escasez del agua en Murcia y el resto del Levante. Tampoco fuimos los primeros en elaborar un proyecto de solución. Los hubo antes del que mi gobierno elaboró.
La diferencia es que otros no hicieron nada. Pero nosotros sí. Podíamos haber mirado hacia otro lado, como hicieron otros, y limitarnos a dejar pasar el tiempo. Pero eso hubiera supuesto un desprecio hacia Murcia y los murcianos. Y esta región y quienes la habitan no se merecen ese maltrato, sino todo lo contrario.
Se merecían una solución al problema del agua. Dije entonces que era de justicia dar una solución a Murcia y a los murcianos, como españoles que son que piden un recurso que a ellos les falta y que existe en otra parte de España, y que se vierte al mar más allá de lo que los estándares ecológicos requieren. Dije que iba resolver el problema del agua de la España sedienta, aprobé el Trasvase del Ebro, pusimos el dinero encima de la mesa, vinimos a construirlo y pusimos la primera piedra. Dije que se garantizaría un caudal mínimo en el Ebro y en su Delta, como no podía ser de otra manera. Dije que Murcia necesitaba agua y que iba a tener agua. Y a día de hoy el agua estaría llegando a Murcia si el actual gobierno no hubiera pulverizado este proyecto. Esa es la cruda realidad.
Yo soy de los que piensa que los problemas sólo se arreglan cuando se ponen en marcha las soluciones y eso exige tomar decisiones y tener el coraje de hacerlo.
Aprobamos el Trasvase del Ebro y lo comenzamos a ejecutar. Recuerdo también que en Archena anuncié que la semana siguiente todo el conducto de tuberías que iba a trasladar el agua del Ebro a Murcia sería licitado para ser puesto en marcha inmediatamente. Y así fue. Hoy esa tubería estaría ya operativa.
Es importante ser conscientes de que aprobamos el PHN y el Trasvase no en interés de unos o de otros, sino en interés de todos. Aprobamos el Plan Hidrológico y comenzamos a construir el trasvase del Ebro en interés de España llevando agua de donde sobraba a donde hacía falta. Pero que mucha falta. Porque aquí, en Murcia, y en muchos otros lugares que iban a beneficiarse del Trasvase, habéis sufrido durante demasiado tiempo las restricciones de agua.
Creo sinceramente que el Trasvase del Ebro y el conjunto del Plan Hidrológico Nacional que, insisto, beneficiaban a muchos españoles sin perjudicar a nadie, constituían un paso muy importante, fundamental, para conseguir una España más cohesionada y más solidaria.
Con una inversión superior a 20.000 millones de euros, el Plan Hidrológico era y es un hito en la historia de la planificación hidrológica española. De ellos, más de mil millones de euros, es decir, alrededor de 170.000 millones de las antiguas pesetas, se iban a invertir aquí, en Murcia.
Con esas inversiones, si el actual gobierno no las hubiera hecho desparecer, hubieran llegado 450 hectómetros cúbicos de agua al año a la cuenca del Segura para mantener lo que tantas generaciones de murcianos han logrado con su trabajo y garantizar el futuro de generaciones venideras, para seguir creando riqueza y empleo.
Con el Plan y su Travase del Ebro se iban a modernizar regadíos, se iba a acabar con restricciones de agua en los hogares, a prevenir avenidas, a combatir la desertificación, a aumentar la disponibilidad de agua y a mejorar su calidad.
Algunos, que han hecho del engaño una manera de estar en política, pretenden ocultar que el Plan Hidrológico Nacional y su Trasvase del Ebro fue el fruto de años de estudio, fue aprobado mediante el diálogo y concitó un amplio consenso, un consenso casi total del Parlamento Nacional, incluido, por cierto, el principal partido nacionalista catalán.
Era un Plan riguroso, moderno e innovador, un plan para la España del siglo XXI, basado en el principio de solidaridad, de sostenibilidad, de vertebración del territorio y de racionalidad económica. El Trasvase iba a contribuir a labrar un futuro mejor para todos respetando el medio ambiente y garantizando el desarrollo actual y futuro de todos los españoles.
Con el Plan Hidrológico Nacional dábamos respuesta a los problemas históricos de agua de todos los territorios de España: de Andalucía, de Extremadura, de Cataluña, de la Comunidad Valenciana, de Murcia y también de Aragón y de Tarragona, como no podía ser de otra manera. Se hacen realidad el Pacto del Agua y el Plan del Delta del Ebro, que es aquello que Aragón y Tarragona necesitaban y necesitan.
Es obvio que si hubiera habido otra solución técnica y medioambientalmente preferible al trasvase, el Gobierno la habría puesto en marcha; pero no la había. El Trasvase era la solución más racional a la grave situación de escasez de agua que padecen determinadas zonas de nuestro país, por coste económico y por respeto al medio ambiente.
Porque la realidad es tozuda: la alternativa al agua trasvasada es más cara, no resulta competitiva para muchos usos productivos y, sobre todo, es medioambientalmente mucho peor.
¿Por qué no explican a la opinión pública española que las ingentes cantidades de emisiones de CO2 que se van a producir contribuirán a situar a España a la cabeza de los países que más incumplen el Protocolo de Kyoto? Luego algunos dicen que les preocupa mucho el cambio climático. Con razón.
Aquí, en Murcia, necesitáis agua a pesar de vuestros esfuerzos por optimizar cada gota. Los trasvases Tajo-Segura o del Ebro no son un capricho, sino una necesidad real. Son la última solución tras haber agotado todas las alternativas posibles como desalación, ahorro o reutilización. Y afirmo con toda solemnidad que no os merecíais que alguien tirara por la borda tanto trabajo bien hecho y, sobre todo, tantas ilusiones, tantos anhelos, tantos deseos que ya se hacían, por fin, realidad.
Pero, claro, es muy difícil que alguien que pone en duda la nación española haga suyo un proyecto nacional, como lo era el Plan Hidrológico que nosotros aprobamos.
La voladura del Trasvase supuso también algo más. Supuso el fin de los proyectos nacionales, de los proyectos que benefician al conjunto de la Nación más allá de una región concreta. Y quizá eso sea lo más triste de todo.
Queridos amigos,
Recuerdo también otra visita a la región, esta vez a Cartagena, a las obras de ampliación y modernización del Puerto. Las inversiones eran muy importantes y han permitido potenciar la actividad económica y el empleo en Cartagena y el conjunto de la Región.
Y tengo asimismo vivo el recuerdo del día del acto de la primera piedra del Trasvase, porque me reuní con el presidente Valcárcel y acordamos los puntos fundamentales del nuevo aeropuerto de la región. Un proyecto que también tenía muchos trabajos preparatorios detrás y que quedó listo y con el presupuesto.
Desgraciadamente, este proyecto ha entrado también a formar parte de las inversiones que el actual gobierno ha decidido paralizar.
También os podría hablar del AVE, y de los planes que el ministro Cascos había concretado con el presidente Valcárcel para que llegara a Murcia mucho antes de lo que el actual gobierno está barajando.
O de las cuantiosas pérdidas de fondos comunitarios que Murcia va a experimentar ya este año y hasta 2013 como consecuencia de una pésima negociación. Recuerdo muy bien mi durísima negociación en Berlín, hasta las 5 de la mañana. Volví con 48.000 mil millones de euros para el período 2000-2006. Si me hubiera ido a dormir a las 12 seguramente habría vuelto con 5.000, es decir, habría perdido el 90% de los fondos, que es lo que ha pasado ahora para el período 2007-2013. Otro gran éxito.
Como demuestra un estudio publicado por la Fundación FAES elaborado por prestigiosos catedráticos de varias universidades españolas, Murcia va a ser una de las regiones más castigadas por las menores inversiones que se derivarán del recorte de fondos comunitarios.
Sin embargo, a pesar del castigo a Murcia, esta región está demostrando empuje, ganas de progresar y dinamismo. Los datos son elocuentes.
Murcia es la región española que más ha crecido en los tres últimos años de entre las diecisiete Comunidades Autónomas, con una media del 4 por cien. Se han creado decenas de miles de empleos. La mejora en la calidad de vida se percibe a simple vista.
Se abren nuevas empresas, se amplían las existentes, se acometen nuevos proyectos, se atrae capital extranjero. Todo ello sin agua, sin AVE y sin aeropuerto. ¿Qué sería Murcia con estos tres elementos?
La prosperidad de la región tiene causas muy concretas.
La primera y principal son los murcianos, y entre ellos sus empresarios, hoy aquí representados. Siempre he dicho que son los empresarios y las empresas los que crean riqueza y empleo. Vosotros asumís riesgos, invertís, innováis, traéis el progreso a la región y dais empleo a miles de familias. Os felicito muy sinceramente, porque estáis haciendo una labor extraordinaria.
Al mismo tiempo, tenéis la suerte de tener un presidente y un gobierno regional que os ayudan a que vuestras empresas salgan adelante, a resolver vuestros problemas, a facilitaros la vida.
No penséis que en todas las comunidades autónomas los gobiernos son iguales. Ni mucho menos.
Hay otras cuyos gobiernos prefieren poner dificultades a las empresas, amenazarlas o, simplemente, despreciarlas. Otros gobiernos prefieren dedicar sus energías a líos estatutarios que no interesan a nadie, desde luego no a los ciudadanos, en lugar de preocuparse por resolver los problemas que de verdad preocupan a la gente: el paro, la delincuencia, la educación, la sanidad, la inmigración.
Luego se extrañan de que los referendos sean un estrepitoso fracaso.
Sin duda, todos estos asuntos de los que he hablado hasta ahora son muy importantes. Lo que a mí hoy, como a la inmensa mayoría de españoles de bien, me preocupa y me indigna, es la humillante decisión del Gobierno de ceder a un chantaje terrorista, con espectáculo incluido.
Dicen que es por razones humanitarias, dicen que es para no convertirle en un mártir, y la realidad es que le han convertido en un vencedor. Un vencedor sobre el Estado de Derecho, sobre la respetabilidad del Estado, sobre la memoria de las víctimas, y sobre la dignidad de la Nación española.
Se ha cedido esta vez. Y detrás vendrán más cesiones, porque frente a los totalitarios, quien cede una sola vez, cederá todas las veces que se le exija. Quien acepta un chantaje aceptará todos los que vengan. Que vendrán.
No han pasado ni dos meses desde los últimos asesinatos de la banda terrorista. Dijeron que habían roto sus tratos y negociaciones. Ahora vemos que no es verdad: han mentido. Ceden porque continúan negociando.
Nosotros sabemos que el camino para acabar con la pesadilla terrorista no es ése, sino el contrario. Es el camino de la lucha continua y diaria, con todos los instrumentos del Estado de Derecho. Es el cumplimiento íntegro, total y efectivo de las penas, que mi Gobierno aprobó, dentro de una ofensiva democrática total contra la banda, que les dejó en su máxima debilidad. Entonces estaban débiles y escondidos. Hoy están fuertes y arrogantes. Esa es la desgraciada historia de los tres últimos años, y tiene sus responsables. Y a ellos España dirige su profundo sentimiento de indignación.
Queridos amigos, Murcia es una región que se enorgullece precisamente de llamarse así, región, como parte de la Nación española. Los murcianos estáis trabajando codo con codo por hacer de Murcia una región mejor y de España una Nación más próspera, dinámica y avanzada.
Quiero deciros que sois un ejemplo para todos, y os animo con el corazón a seguir trabajando por esta Nación de la que muchos nos sentimos orgullosos que se llama España.
Muchas gracias