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Lavandera, testigo de la trama del 11-M, sale ileso tras ser tiroteado en un pueblo de Gijón

Las continuas amenazas recibidas por Javier Lavandera, testigo de la trama del 11-M, se han confirmado. Este miércoles, estando en su coche, fue víctima de un tiroteo del que, según las primeras informaciones, habría salido ileso aunque otras fuentes apuntaban a heridas leves. El ataque sucedió en Deva, una zona rural de Gijón. Según ha sabido Libertad Digital de fuentes policiales su vehículo recibió hasta cinco impactos de bala. Lavandera fue trasladado a una comisaría y de allí al hospital donde recibió el alta. En 2001avisó de que Toro y Trashorras buscaban personas capaces de montar bombas con teléfonos móviles. Convertido en testigo destapado de la trama, Lavandera ha recibido innumerables amenazas de muerte.

(Libertad Digital) Los primeros datos apuntaban a que Francisco Javier Lavandera habría sido herido leve mientras viajaba en su coche. Sin embargo, fuentes policiales confirmaron este miércoles por la noche que consiguió salir ileso. Los atacantes habrían disparado hastra cinco veces contra su vehículo, hecho constatado por los impactos de bala que pudieron apreciar en la carrocería.
 
Los hechos sucedieron entre 17.15 y 17.30 del miércoles mientras Javier Lavandera iba conduciendo. Un primer disparo impactó en el retrovisor que salió despedido y le dio en la cara aunque sin provocarle heridas. Según las fuentes consultadas por Libertad Digital, después recibió otros cuatro disparos, uno de los cuales impactó en el volante quedando incrustada la bala. En total recibió pues, cinco disparos, dos por detrás y tres por delante.
 
Lavandera fue trasladado a una comísaría de la Policía Nacional y de allí al hospital donde no encontraron heridas. Algunas fuentes indican que si presentaba heridas eran pequeños cortes fruto de la rotura de los cristales.
 
Pese a que no hay informaciones que apunten a la autoría de este atentado, las amenazas que había recibido desde que se supieron sus confidencias sobre la trama del 11-M han sido continuas. Su compañera sentimental, Elisángela Barbosa, murió ahogada en una playa y días después, Javier recibió en su casa un sobre con las fotos de la autopsia. En una misiva, el remitente decía: "Un recuerdo de tu mujer, para que no la olvides". Aquellas fotos no podían estar en poder de alguien que no tuviera relación con el entorno del forense, del juzgado o de la Policía. Poco después de conocerse los datos que aportó al agente Campillo, le colocaron en la puerta de su casa una serpiente decapitada similar a las que acostumbraba a exhibir en sus números en el club Horóscopo.
 
Sus conversaciones con el agente Campillo levantaron ampollas. En ellas, Lavandera reveló que Antonio Toro y Suárez Trashorras buscaban ya en 2001a alguien que supiera montar bombas con teléfonos móviles, tal y como reveló el diario El Mundo.
 
En febrero de 2005, el ex agente de las fuerzas especiales Francisco Javier Lavandera Villazón, fue entrevistado en La Mañana de COPE de Federico Jiménez Losantos. Lavandera dijo que "en un principio" lo que creía es que la dinamita "era para ETA" que en "aquella época ETA estaba intentando montar bombas con teléfonos móviles pero les fallaron". "Entonces digo, más claro imposible. Y lo de bajarse para Marruecos pensé que era por tráfico de drogas", añadió.
 
Respecto al hecho de que el juez Juan del Olmo ordenara que se le retirara la protección policial, Lavandera reconoció que ahora está "con la espalda abierta", aunque afirmó que no quiere "seguir siendo testigo protegido" porque ha sido "una chapuza desde el principio".
 
Relató cómo le cambiaron de identidad pero "en las fotos del DNI" ni siquiera le tiñeron el pelo. "Es mi cara pero con barba", explicó el ex testigo protegido, que también denunció la falta de protección que le otorgaron a su hijo. "Si un terrorista quiere hacerme daño lo que hace es matar a mi hijo y veo ridículo estar por toda España de hotel en hotel y mi hijo sólo por la calle con mi madre yendo a comprar el pan", afirmó. Cuando advertía a los policías el peligro que corría su hijo de ser secuestrado los agentes le contestaban: ¡Que los terroristas no hacen eso, hombre! "Unos tíos que ponen bombas no se van a cortar en secuestrar a mi hijo", respondió Lavandera.
 
Admitió cierto arrepentimiento por haberse atrevido a denunciar a Toro y Trashorras: "Me ha salido mal. Se descubre mi dirección, mi nombre, mi foto ..., hasta a los etarras les tapan la cara. No se me ha ofrecido nada. No se me reinserta en nada". Lavandera sigue creyendo en la Guardia Civil y la Policía Nacional: "No todos son unos mafiosos, pero estos señores estaban protegidos por alguien. No se pueden imaginar con qué tranquilidad andaban estos tíos", dijo y recordó que el día que Toro le enseñó la dinamita "lo hizo con mala leche, como diciendo: 'Mira, ríete ahora'".
 
Como parte del sistema de protección de testigos, le ofrecieron un puesto de vigilante uniformado en el aeropuerto de Bilbao. "Me podían haber puesto una diana", ha dicho Lavandero, que sobre su petición de que trasladaran a su familia desveló que le dijeron: 'Ahorre usted dinero, se paga un piso en Bilbao y se los lleva'. Además, sólo le dieron "cinco minutos para decidirlo". Cuando él dijo que no podía aceptar el separarse de su familia, un inspector jefe le comentó: 'A ver si cumples tu palabra porque me ha dicho mi superior que no le toques los cojones'. "No cabe en cabeza humana. Yo voy a Bilbao y me matan al día siguiente", apuntó Lavandera que concluyó recordando la "coincidencia" del coche robado por la ETA en la puerta del garaje de Trashorras: "Estoy seguro que estos señores estaban dando dinamita a la ETA".

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