L D (Agencias) El conocido como “emir” de 11-M mantuvo contacto con Abdelkrim Beresmail hasta pocos días antes de los atentados de Madrid. Sólo cinco días antes, le envió a la prisión asturiana de Villabona un giro postal de 150 euros. Ambos habían entrado juntos en la cárcel en 1997, acusados de pertenecer al Grupo Islámico Armado, el GIA.
Durante los registros ordenados por el juez Garzón a raíz de la desarticulación de una célula integrista que pretendía volar la Audiencia Nacional, los agentes descubrieron en la celda de Beresmail el resguardo del envío postal y cartas y documentación en árabe que ya está siendo analizada.
Tanto Lamari como Beresmail fueron detenidos en Valencia en 1997 junto a otros nueve miembros del GIA por orden de la Audiencia Nacional y posteriormente condenados. Es esa operación, según ha adelantado Europa Press, también fueron arrestados y condenados Mohamed Amine Akli y Bachir Belhakem. Estos dos junto con Beresmail fueron aislados en prisión, interrogados y sus celdas registradas el pasado miércoles tras de la operación policial que facilitó la desarticulación de una célula integrista liderada por el palestino Kamel Saadi, detenido en Suiza, y que pretendía atentar contra la Audiencia Nacional.
Beresmail, un "ejemplo" para los presos etarras
Como ha publicado El Mundo, Beresmail coincidió en la cárcel de Villabona con el dirigente de Jarrai Juan Luis Camarero. Ambos mantuvieron una estrecha relación, según se desprende de una conversación intervenida entre Camarero y el colaborador de ETA Joseba Iñaki Bereciartúa pocos días después de los atentados contra las Torres Gemelas. Entonces, el dirigente abertzale se refería al terrorista islámico en los siguientes términos: “Es la leche. Es un tío superserio. Este es de los que, en cuanto salga, va con una bomba encima. Yo me llevo superbien con él. Todo lo que sea guerra, de puta madre. Para él hay cosas que nosotros hacemos muy mal. Según él, tu pones la bomba y no tienes que avisar. Tiene que haber muchos muertos. Y ésa es la historia, otro concepto. Mira lo que han hecho... Para mí, chapeau”. Aludía a los recientes atentados del 11-S.
Esta conversación fue remitida al Gobierno por los servicios de información un día después del 11-M junto con otros documentos que avalaban la posible relación entre ETA y el terrorismo islamista.
Pero Beresmail no sólo estaba en contacto con el dirigente de Jarrai sino que en esa misma prisión asturiana coincidió con otros cuatro presos etarras. Se trata de Itziar Arrizabalaga, Jesús Amantes, Javier Izaga y Anselmo Olano. También estaban allí otros dos miembros de Jarrai, Enrique Urarte y Daniel Ortiz.
Toro y Zouhier, también en Villabona
Esta no es la única coincidencia que prueba los vínculos de presos etarras con los terroristas islámicos. Casualmente, también estaban encarcelados en Villabona dos implicados en el 11-M e imputados por el juez Del Olmo. Uno es Antonio Toro y el otro, el confidente Rafa Zouhier. Los dos fueron enlaces entre Emilio Suárez Trashorras y Jamal Ahmidan, “El Chino” para que éste se hiciera con los explosivos utilizados el 11-M. Desde la prisión, y según ha declarado al juez Zouhier, Toro también entregó a su cuñado Trashorras un teléfono de contacto que le facilitaron dos presos etarras.