L D (Pedro de Tena) Una empresa vinculada a estos dos sobrinos de Felipe González (Disean S.L.) iba a segregar en dos la parcela que compró en Sanlúcar la Mayor para la construcción de viviendas protegidas y reservaría una de ellas de forma exclusiva para aprovechamiento comercial, lo que le permitiría recuperar el negocio frustrado por la decisión de la Junta de Andalucía.
Recordemos que la compañía Dirección de Servicios Andaluces de la Construcción, SL (Disean) —administrada por Germán Palomino González— adquirió el 5 de noviembre de 2004 un solar de 15.223 metros cuadrados en Sanlúcar la Mayor que el anterior equipo de gobierno, del PP, proyectaba expropiar para la construcción de 60 viviendas de protección oficial.
Un mes y medio después de formalizarse la compraventa, el pleno del consistorio sanluqueño —ya gobernado en mayoría por el PSOE y el guardaespaldas de Chaves— aprobó una aumento de la edificabilidad a favor de la finca de forma que se elevaba la densidad de 40 a 75 viviendas por hectárea, se aumentaba la edificabilidad de 0,60 a 0,74 metros por metro cuadrado y se renunciaba a la expropiación como sistema de ejecución.
Esa operación urbanística fue paralizada por el servicio de Ordenación del Territorio y Urbanismo de la Consejería de Obras Públicas por irregularidades. Pero poco después, el pleno del Ayuntamiento de Sanlúcar la Mayor —con los únicos votos a favor del grupo socialista— aprobaba una innovación por modificación ordenada de las normas subsidiarias de planeamiento que abre la puerta a que Disean S.L. construya una zona comercial en terrenos anexos a la promoción de los 60 pisos de protección oficial proyectada. De esta forma, la empresa podría compensar —si no superar— el beneficio económico que habría obtenido por la construcción de las 112 viviendas.
Pero, ¿quiénes son estos sobrinos de Felipe González? Pues son los hijos de su hermana Lola González y Francisco Germán Palomino Romera, el famoso cuñado que tantas páginas de gloria - el caso Palomino -, dio al periodismo de investigación durante la década de los 90. Uno de ellos, arquitecto, se llama Felipe Palomino González y el otro, Germán.
Recuerden lo que dijo Mario Conde en 1998: "Mire usted, lo único de lo que estoy absolutamente seguro es de que en Banesto hubo 127 millones de pesetas en dinero negro a favor de don Francisco Palomino Romera, a la sazón cuñado del ex presidente del Gobierno Felipe González". Así, en su proceso penal, Conde llamaba la atención sobre este hecho, que figura como probado en el informe que la Policía Judicial realizó sobre la operación Cementeras, una de las incluidas en el caso Banesto.
Decimos siempre que nos parece muy bien que los socialistas y sus hijos experimenten qué es realmente la empresa y comiencen a apreciar las ventajas de una sociedad libre y de libre mercado. En este caso, estos dos sobrinos tienen aprendida la lección. Fíjense en las empresas que administran:
Felipe Palomino González (administrador-cargo)
Registro mercantil de Sevilla.
- Ailatan Arch SL b41888330
- Sebtilan Sociedad Limitada b91025189
- Viviendas la Paz SL b91168328
- Dehesa Roda SL b91095109
Palomino González Germán (apoderado)
Registro mercantil de Barcelona
- FCC Construcción SA a28854727
Palomino González Germán (administrador-cargo)
Registro mercantil de Sevilla
- Dirección de Servicios Andaluces de Construcción SL b91294744
Palomino González Germán (administrador-cargo)
Registro mercantil de Cádiz
- Montecastell Arch SL b91009902
En diciembre de 2007, se supo que la empresa pública metropolitana de aguas Emasesa había adjudicado la redacción del proyecto básico y de ejecución, estudio de seguridad y salud y dirección de las obras de un nuevo edificio administrativo en la Cartuja a Ailatan Arch SL, una de las empresa de Felipe Palomino González, sobrino del ex presidente del Gobierno Felipe González.
La comisión ejecutiva del 29 de octubre de la empresa adjudicó el proyecto a esta propuesta por 356.127 euros sin realizar un concurso público para la renovación del antiguo pabellón de Mónaco de la Expo 92. En vez de establecer un pliego de condiciones abierto a cualquier oferta, la empresa pública optó por un "concurso de ideas restringido" al que se sólo invitó a ocho arquitectos.
Dice la empresa que la selección de estos ocho técnicos se realizó entre los nombres de una relación facilitada por la empresa municipal de la vivienda (Emvisesa), de los docentes de la Escuela de Arquitectura, de la relación de arquitectos colaboradores con la empresa y de "arquitectos con sobrada experiencia en proyectos de edificios públicos". Ea.
Tampoco nos puede extrañar ya que la empresa Sebtilán, SL, se dedique al asqueroso capitalismo inmobiliario: "Adquisición, venta, administración, edificación, urbanización, parcelación y explotación de inmuebles." Además, se hizo socio del arquitecto argentino Emilio Ambasz. Multinacional y todo.
Nada de eso nos extraña. Nos extraña que en el discurso socialista de España, la empresa siga siendo considerada algo pecaminoso, inmoral, inicuo e innecesario, que el capitalismo siga pareciendo el diablo o "la gran cosa mala" del siglo XXI y que el doble lenguaje, hipócrita y falaz, se imponga a la verdad sencilla.