El 5 de mayo de 2009, el Parlamento vasco elegía como cuarto lehendakari de la democracia a Patxi López. Dos días después, el 7 de mayo, prometía su cargo ante el árbol de Guernica, en la Casa de Juntas de la localidad vizcaína. Por primera vez, tras Carlos Garaikoetxea, José Antonio Ardanza y Juan José Ibarretxe, era elegido un candidato que no era del PNV, un candidato no nacionalista. Para ello, 39 de los 75 parlamentarios de la Cámara vasca, elegidos bajo las listas de PSE, PP y UPyD, dieron su voto al candidato que presentaban los socialistas.
Un año después de ese histórico acontecimiento, algunas cosas han cambiado en la comunidad vasca. Más de las que hubieran gustado a los nacionalistas vascos, especialmente al PNV, acostumbrado a que la región fuese su propio caserío. Menos de las que seguramente gustaría al PP y al único diputado de UPyD en el Parlamento vasco.
Desde mediados de abril, y con una inmediata fecha de caducidad, el debate político vasco se centro en la negociación del "Plan Vasco de Educación para la Paz y los Derechos Humanos". Una iniciativa gubernamental fruto de algunos de los puntos más importantes del acuerdo de principios firmado entre PP y PSE para garantizar el nombramiento de Patxi López: la búsqueda y promoción de la convivencia democrática en la sociedad vasca, el papel central de las víctimas de ETA en la deslegitimación del terrorismo, y la no neutralidad de todos los agentes de la sociedad vasca en la lucha contra ETA. La medida estrella serían llevar víctimas de ETA a las aulas para que explicasen a los alumnos de primera mano cómo cambió sus vidas el terrorismo. Ésto sucedería dentro de la polémica asignatura de Educación para la Ciudadanía.
El borrador de la propuesta del Gobierno vasco fue aceptado de manera inmediata por los otros dos partidos constitucionalistas de la Cámara vasca. Tanto PP como UPyD lo recibieron con buenas palabras. No así los nacionalistas (PNV, EA, Aralar o IU), los sindicatos del mismo perfil (ELA y LAB) o la Federación de Ikastolas, que lanzaron un chorreo de improperios contra el borrador del proyecto.
Desde entonces, y confiados en que ya cuentan con el apoyo de PP y UPyD, los negociadores del Gobierno vasco trabajan en alcanzar un acuerdo sobre la materia con el PNV. Unas fuentes consultadas por Libertad Digital dicen que para que exista un mayor consenso y dificultar así que los jeltzales lo puedan derogar si regresa a la Lehendakaritza. Otras de las fuentes consultadas por este periódico dicen que Patxi López está obsesionado por los pésimos resultados que le otorga a él y a su Gabinete el Euskobarómetro, y que busca en el acuerdo con los peneuvistas la legitimación pública de las políticas de su propio Gobierno.
Lo cierto, es que tanto Patxi López como Iñigo Urkullu se han puesto en contacto para conseguir sacar adelante un texto y han conformado un equipo de negociación que estaría conformado por Rodolfo Ares (consejero vasco del Interior), Isabel Celaá (consejera vasca de Educación) y los parlamentarios peneuvistas Iñigo Iturrate y Maribel Vaquero. Un equipo destinado a limar asperezas e, incluso, a incluir en el documento final las aportaciones de los peneuvistas.
Estas negociaciones paralelas entre socialistas y peneuvistas son vistas con recelo desde PP y UPyD, que temen que el Gobierno vasco esté dispuesto a descafeinar en exceso el texto con tal de dar cabida en él al PNV –que no está dispuesto a reconocer públicamente que en sus casi treinta años al frente del Ejecutivo de Vitoria no movieron un dedo para deslegitimar a ETA en las aulas vascas– o que retrase su puesta en marcha –que debería ser para el próximo curso escolar, en el mes de septiembre–.
Dudas y preocupación en PP y UPyD
El martes, el secretario general del PP vasco, Iñaki Oyarzábal, mostró la "preocupación" de su formación política por la actitud del Gobierno vasco: "Nos parece bien que se busquen acuerdos más amplios, pero no es razonable que se cree una comisión que dilate" la puesta en marcha del proyecto o que "rebaje y desnaturalice" sus contenidos. Según dijo, "es vital que la escuela vasca esté en primera línea, educando en valores democráticos", "la escuela es un factor decisivo en la deslegitimación del terrorismo".
Tras esto, volvió a trasmitir los temores de los populares sobre la actitud política en la búsqueda del cambio en la comunidad vasca del Ejecutivo de Patxi López: "al PSE se le ve con miedo a hacer cosas". "Da la sensación de que si fuera por ellos, Euskadi seguiría igual, que continuarían, miméticamente, con las políticas de los nacionalistas", añadió.
Similar perspectiva tenía el único representante de UPyD, Gorka Maneiro, quien advirtió de que "no hay excesivo margen para el pacto con el nacionalismo y nada que retirar de lo que es esencial en dicho Plan, como puede ser la reivindicación de nuestro marco estatutario y constitucional, además de evitar diluir el terrorismo entre otras “violencias”, la llamada al profesorado o el papel central de las víctimas, entre otros".
PUNTOS BÁSICOS del borrador de Educación para la paz:
1. Búsqueda y promoción de la convivencia democrática en la sociedad vasca. Se intentará concienciar al alumnado de que la violencia terrorista de ETA es "la negación más radical de las libertades de los vascos" y de que "la materialización de los derechos humanos sólo es posible desde la garantía que ofrecen las instituciones democráticas" vascas, cuya creación fue posible gracias a Constitución y el Estatuto de Guernica.
2. Las víctimas y la deslegitimización del terrorismo. Teniendo en cuenta que, según los datos del Euskobarómetro, un 12 por ciento de los jóvenes vascos aplaude a ETA, se insistirá en las aulas "en la deslegitimación del terrorismo", ya que, además de "no respetar y destruir los valores comúnmente aceptados", "destruye las bases de la convivencia social". Para ello, la "presencia de las víctimas en las aulas cobra una importancia" fundamental, ya que "son testimonios de sufrimiento injusto que, de forma rotunda y clara, nos plantea la perversión de la violencia terrorista y las consecuencias dramáticas de la no aceptación de la pluralidad democrática".
3. No neutralidad de la sociedad vasca. Se explicará a los alumnos que el terrorismo, "al ser destructor de las bases de la convivencia" democrática, "no puede incluirse dentro de las posiciones políticas discutibles". Así, al "socavar" el terrorismo "las bases mismas que posibilitan la existencia de las libertades políticas necesarias para la defensa de posiciones diferentes" se hace necesario que "todos los agentes vascos, incluidos los profesores, en su ámbito de actuación, deban tomar una posición clara y firme contra la acción terrorista de ETA, no permitiendo ningún planteamiento justificador o explicativo, que en la práctica cumplen la misma función".