(Libertad Digital) El pasado 21 de septiembre, el diario El Mundo desvelaba la presunta falsificación por parte del ministerio del Interior de un informe de la Policía Científica en el que hacía alusión a la organización terrorista ETA por el hallazgo en el domicilio en Lanzarote del islamista Hasan Haski de ácido bórico.
Según reflejaba el informe original, los expertos policiales incluyeron entre las observaciones del informe que el ácido bórico también había sido hallado en 2001 en el baño de un piso franco de la organización terrorista ETA en Salamanca, que había sido alquilado por los terroristas Ana Belén Gurruchaga y Aitor García Aliaga, por lo que señalaban la posible relación entre los dos hallazgos.
Desde ese momento, el ácido bórico ha centrado la polémica política sobre el 11-M entre populares y socialistas. Este jueves, La Nueva España desvelaba que también se encontró esta sustancia en una operación policial desarrollada en Asturias en noviembre de 2004, concretamente, en la localidad de Riosa. Organizada de once paquetes de un kilo cada uno, lo que hizo pensar en un primer momento a la Policía que el ácido bórico era droga, también se encontraron 19 detonadores, seis cartuchos de goma-2, dinero en metálico, hachis y 200 gramos de cocaína.
Según cuenta el diario asturiano, las fuerzas de seguridad no dieron especial importancia al hallazgo de ese producto pese a que las detenciones se produjeron durante la investigación de la trama asturiana del 11-M. Añade el diario, que uno de los detenidos llegó a decir a los policías que los explosivos pertenecían a José Ignacio Díaz, alias “Nayo”, uno de los supuestos implicados en la trama asturiana de los atentados de marzo de 2004 en Madrid, aunque luego cambió su declaración.