La Policía busca a dos víctimas entre los restos del edificio volado por ETA con una bomba de 200 kilos
El ministro del Interior ha ordenado traer de Ecuador al hermano de Carlos Alonso Palate, uno de los dos desaparecidos entre los escombros de la bomba de 200 kilos colocada por ETA este sábado en el aeropuerto de Madrid. La búsqueda de Palate y de otra posible víctima, Diego Armando Estacio, prosigue entre los restos del edificio de aparcamientos semi-derruido por la explosión. La ministra de Fomento ha indicado que el coche de uno de ellos estaba aparcado cerca de la furgoneta utilizada por ETA. Fuentes de la Policía Científica y de los TEDAX han señalado que los destrozos causados por la bomba permiten estimar una cantidad de 200 kilos de un explosivo aún no identificado. Según el primer análisis de los expertos, el artefacto contaría además con cordón detonante y cartuchos de dinamita para multiplicar su efecto. Las labores de desescombro pueden prolongarse "durante varios días".
Un portavoz de Emergencias 112 explicó a Efe que se está instalando la iluminación nocturna para iniciar los trabajos y que estos serán "muy parecidos" a los que se efectuaron para desmontar la estructura de la incendiada torre Windsor de Madrid.
Los bomberos deberán "desmontar entero" el módulo D, donde todavía continúan vivos distintos incendios que arden por debajo de los forjados derrumbados.
El portavoz de Emergencias 112 señaló que estos incendios deberán "autoextinguirse" cuando ya no exista combustible de los vehículos que han ardido y aseguró que hasta que no ocurra así los bomberos no podrán acceder a esas zonas del módulo.
La misma fuente indicó que es "muy difícil" que existan cuerpos con vida bajo los escombros en las zonas que continúan ardiendo y que aproximadamente un 60 por ciento del módulo está derrumbado, lo que supone que hay toneladas de hormigón que sacar.
El estallido se produjo hacia las nueve de la mañana en el estacionamiento de la zona de llegadas, provocando la rotura de cristales en las instalaciones de la terminal y una densa columna de humo y polvo en el exterior.
Héctor, un viajero que acababa de llegar a Madrid desde el Caribe, explicó que las Fuerzas de Seguridad impidieron a los pasajeros salir al exterior, provocando una airada reacción en muchos de ellos, que llegaron a golpear con patadas las puertas cerradas para intentar huir del recinto.
En medio del nerviosismo, la Guardia Civil condujo a las pistas a varios centenares de pasajeros, que media hora después continuaban en esta zona, en la que vieron cómo aterrizaba un avión, cuyos ocupantes se incorporaron al grupo.
Personal de AENA y de la Guardia Civil han acercado a la zona autobuses para que puedan resguardarse del frío.
El testigo dijo también que algunos se han quejado por la falta de información.
Según informó la DYA guipuzcoana, la llamada se recibió a las 08.00 de la mañana y anunciaba la explosión para las 09.30 horas.
El comunicante anónimo facilitó a la DYA datos para identificar el vehículo, ya que dijo que era un furgoneta Renault Traffic de color granate con una matrícula nueva con las letras DKY, que estaba aparcada en el estacionamiento de la terminal 4 de Barajas.
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