L D (Europa Press) El presidente del Foro de Ermua, Mikel Buesa, recordó este jueves en el acto de presentación de la Plataforma que en este mismo mes de julio han llegado cartas de extorsión a empresarios navarros. A su juicio, el diálogo con ETA implica un "ataque a la generalidad de los ciudadanos y en este caso singularmente a los empresarios".
Este mediodía tuvo lugar en un hotel de la capital navarra la presentación de la citada Plataforma. Presidió el acto el presidente del Foro de Ermua, Mikel Buesa, acompañado del presidente de la CEN, José Manuel Ayesa, y de empresarios extorsionados como Ricardo Benedí (Vizcaya). El abogado José Ramón Pardinas leyó el manifiesto.
En él, la Plataforma mostró su negativa a que con su dinero se financie el terrorismo y se rearme ETA. "Nos negamos a pagar ese mal llamado 'impuesto revolucionario' durante la mal llamada 'tregua' o 'alto el fuego'", recogieron los empresarios.
Denunciaron que el empresariado es uno de los sectores "más castigado, y a la vez más desprotegidos, por esa cara tan genuina de ETA: la del chantaje". Y criticaron la "doble moral" de unos representantes políticos y de una sociedad que "abrazan en la vida diaria la economía liberal pero luego nos desamparan ideológica y moralmente para hacer frente a los enemigos de la libertad y de la seguridad de todos".
Los empresarios firmantes denunciaron asimismo que durante décadas han sufrido la extorsión de ETA sin que "en ningún momento" hayan sido "debidamente protegidos" desde las instituciones. Y afirmaron que lo "verdaderamente revolucionario en el País Vasco y Navarra, y puede hacer digna la paz con libertad a la que aspiramos, es la resistencia democrática al chantaje habitual de los extorsionados del independentismo totalitario".
La Plataforma llamó así a la "rebeldía cívica" porque cree que ello ha de servir para que ETA renuncie de manera definitiva a la extorsión. "En nuestra mano está negarnos, pero en manos del Gobierno está la obligación de hacerles frente con todos los resortes del Estado de Derecho y con todos sus altavoces mediáticos", dijo, para añadir que en manos de la sociedad está demandar, secundar y arropar el "compromiso de resistencia" que hacen.
Amparo social y policial
Pidieron por ello estos empresarios el "amparo" no solo policial sino también ideológico y social. A su juicio, ha llegado el momento de que formulen sus demandas en "términos de ideología y de ética democráticas".
Los empresarios hicieron pública también su rebelión no sólo ante ETA y sus extorsiones, ni ante la situación de "inseguridad física", sino también ante la "inseguridad económica a la que condena de manera habitual el nacionalismo vasco con sus descabellados órdagos al marco institucional y de convivencia".
"Denunciamos, también, la inseguridad a la que nos condena el propio Gobierno de la Nación al plantear negociaciones con los terroristas y con sus cómplices políticos", expusieron, y agregaron que, como empresarios, merecen un clima propicio para su trabajo que palie en lo posible el "riesgo inevitable que por sí mismas puedan conllevar nuestras inversiones".
"Nos rebelamos ante la proverbial inconsciencia del nacionalismo vasco que se ha beneficiado de la prosperidad general, sirviéndose de ella para alimentar las demandas políticas que socavan la estabilidad y el progreso", dijeron, para añadir que "la inseguridad personal, la extorsión y la irresponsabilidad del nacionalismo en el poder han provocado que muchos de nosotros abandonáramos el País Vasco".
Finalmente, mostraron su rebelión ante la situación económica que tiene Navarra y País Vasco, "que podía haber sido significativamente mejor sin ETA". "Con nuestro dinero no se va a financiar la banda terrorista y con nuestro silencio no vamos a dejar que se financien los desafíos nacionalistas a la legalidad constitucional y al orden económico en que vivimos unos y otros", sentenciaron.