Gómez de Liaño firma este martes un peculiar artículo en El Mundo en el que cuenta una historia de ficción pero que bien podría, tal y como se dice en los telefilmes americanos, estar basada en hechos reales.
El artículo, que según el propio Liaño está inspirado en una obra de teatro llamada Corrupción en el Palacio de Justicia narra la visita a la Audiencia Nacional de un imaginario inspector del Consejo General del Poder Judicial que habla con varios personajes de la sede judicial, en una conversaciones que reflejan lo que debe ser el convulso ambiente de esos juzgados.
La visita del imaginario inspector del CGPJ se debe a una reunión con determinado juez al que no se nombra pero que no es muy complicado identificar como Baltasar Garzón , entre otras razones por la conversación previa del inspector con un funcionario en la que hablan de "la noticia de que un juez recibió dinero de un empresario para organizar unos fastos".
La conversación entre el enviado del CGPJ y el juez es reveladora, el segundo afirma "tener la conciencia muy tranquila", pero refleja una personalidad egocéntrica y, sobre poco, una consciencia muy poco exacta de cuál es su situación real ante los muchos problemas que le acosan.
Pero todavía es más reveladora la charla, también imaginaria por supuesto, que el inspector mantiene con el presidente y otros magistrados de la AN, en la que se refleja mejor que en ningún otro párrafo del largo artículo la situación a la que se enfrenta el trasunto de Garzón. Así, el inspector del CGPJ asegura que el juez "diga lo que diga, es evidente que no tiene la conciencia tranquila" y que "lo que debe hacer es irse ya".
Más tristes son si cabe las palabras que le dedica un ficticio magistrado: "No cambiará jamás. Siempre se creerá el gran astro de la constelación judicial" o la lapidaria frase que le dedica "un tercer magistrado": "Es un figurón y, lo que es peor, una especie de planta venenosa que contamina toda la Audiencia " dice, para rematar después: "Estoy harto de soportar, día tras día, a este individuo que no es más que un político disfrazado de juez con hechuras de mesías ".
Y la escalada dialéctica termina con un "cuarto magistrado" que asegura que "el problema surgido con los dineros" no es "falta de profesionalidad o de ética jurídica", sino que "es una enfermedad que se llama corrupción" . Además dice que el CGPJ "si quiere conservar un mínimo de crédito, debe tener valor y limpiar el aire que este hombre ha contaminado durante años".
Terminada la narración imaginaria Gómez de Liaño cuenta su visita al centro penitenciario de Soto del Real, donde estuvo antes de "terminar estas cuartillas", allí familiares de presos le contaron "que en la cárcel hay sitio para todo" y una gitana canturreaba: "¡Ay, salero, salero, salero. Con la toga, como con el coño, también se gana dinero!"
El artículo, que según el propio Liaño está inspirado en una obra de teatro llamada Corrupción en el Palacio de Justicia narra la visita a la Audiencia Nacional de un imaginario inspector del Consejo General del Poder Judicial que habla con varios personajes de la sede judicial, en una conversaciones que reflejan lo que debe ser el convulso ambiente de esos juzgados.
La visita del imaginario inspector del CGPJ se debe a una reunión con determinado juez al que no se nombra pero que no es muy complicado identificar como Baltasar Garzón , entre otras razones por la conversación previa del inspector con un funcionario en la que hablan de "la noticia de que un juez recibió dinero de un empresario para organizar unos fastos".
La conversación entre el enviado del CGPJ y el juez es reveladora, el segundo afirma "tener la conciencia muy tranquila", pero refleja una personalidad egocéntrica y, sobre poco, una consciencia muy poco exacta de cuál es su situación real ante los muchos problemas que le acosan.
Pero todavía es más reveladora la charla, también imaginaria por supuesto, que el inspector mantiene con el presidente y otros magistrados de la AN, en la que se refleja mejor que en ningún otro párrafo del largo artículo la situación a la que se enfrenta el trasunto de Garzón. Así, el inspector del CGPJ asegura que el juez "diga lo que diga, es evidente que no tiene la conciencia tranquila" y que "lo que debe hacer es irse ya".
Más tristes son si cabe las palabras que le dedica un ficticio magistrado: "No cambiará jamás. Siempre se creerá el gran astro de la constelación judicial" o la lapidaria frase que le dedica "un tercer magistrado": "Es un figurón y, lo que es peor, una especie de planta venenosa que contamina toda la Audiencia " dice, para rematar después: "Estoy harto de soportar, día tras día, a este individuo que no es más que un político disfrazado de juez con hechuras de mesías ".
Y la escalada dialéctica termina con un "cuarto magistrado" que asegura que "el problema surgido con los dineros" no es "falta de profesionalidad o de ética jurídica", sino que "es una enfermedad que se llama corrupción" . Además dice que el CGPJ "si quiere conservar un mínimo de crédito, debe tener valor y limpiar el aire que este hombre ha contaminado durante años".
Terminada la narración imaginaria Gómez de Liaño cuenta su visita al centro penitenciario de Soto del Real, donde estuvo antes de "terminar estas cuartillas", allí familiares de presos le contaron "que en la cárcel hay sitio para todo" y una gitana canturreaba: "¡Ay, salero, salero, salero. Con la toga, como con el coño, también se gana dinero!"