L D (Agencias) Unas mil personas encabezadas por dirigentes de la ilegalizada Batasuna, celebraron finalmente en San Sebastián el homenaje a la ikurriña prohibido por el departamento vasco de Interior y por el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, aunque, ante la presencia de la Ertzaintza, lo hicieron en un lugar diferente al previsto. El acto, que se celebra todos los 15 de agosto desde hace dos décadas, había sido comunicado al Gobierno vasco por un particular, pero Interior lo prohibió al considerar que la convocatoria real la hicieron dos conocidos representantes de Batasuna y en previsión de que sucedieran incidentes, tras lo que este jueves el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco confirmó esta medida y mantuvo la prohibición.
Minutos antes de las 12.00 horas, ocho furgonetas de la Ertzaintza ocupaban los alrededores del Ayuntamiento, donde había sido convocada la concentración, mientras que a unos cincuenta metros comenzaban a agrupase simpatizantes del brazo político de ETA. A mediodía, el portavoz de la ilegalizada Batasuna, Joseba Permach, se dirigió con una pancarta enrollada en la mano hacia las inmediaciones del Ayuntamiento, pero fue interceptado por un mando de la Ertzaintza, quien le indicó que la concentración estaba prohibida y que los asistentes tenían que marcharse de allí.
Permach pidió al policía que les permitieran permanecer en el lugar diez minutos en silencio, a lo que el mando le respondió que iba a consultar a sus superiores, en lugar de decirle que se marcharan de allí porque la manifestación estaba prohibida. Mientras se resolvía la cuestión y ante la presencia de numerosos medios de comunicación, los congregados aprovecharon para hacer su propaganda, coreando gritos a favor de la ikurriña y contra el PNV, al que tildaban de "español", contra la bandera española y la Ertzaintza, al tiempo que a escasos metros, en el mismo quiosco en el que el pasado domingo tres encapuchados quemaron una bandera española, una banda de música cumplía el programa festivo y entonaba pasodobles ante numeroso público.
Transcurridos diez minutos, el mando de la Policía vasca se dirigió a Joseba Permach y le indicó que le daba un minuto para desalojar el Boulevard donostiarra o de lo contrario los ertzainas, que ya se preparaban para intervenir, cargarían contra los manifestantes. En ese momento, el dirigente del brazo político de ETA desplegó la pancarta e inició una marcha en dirección contraria, hacia las calles de la Parte Vieja, hasta llegar a la plaza de la Constitución, donde los manifestantes aprovecharon un escenario montado con motivo de la Semana Grande para celebrar el homenaje a la ikurriña. En ese momento, los agentes de la Ertzaintza ya no se veían por ninguna parte.
La pancarta, en la que se podía leer en euskera el mensaje "Stop al fascismo. Ikurriña sí", era portada por los parlamentarios de Socialistas Abertzales, Jon Salaberria y Araitz Zubimendi, el propio Permach, el dirigente de Batasuna Juan José Petrikorena, la ex concejal de esta formación en San Sebastián Miren Zinkunegi y el militante de la izquierda abertzale Mikel Aznar. Una vez en la plaza, donde la presencia policial se limitó a un helicóptero de la Ertzaintza que sobrevoló el lugar durante todo el acto, Joseba Permach dirigió un discurso a los presentes en el que consideró que los policías vascos, a los que calificó de "cipayos" y "sinvergüenzas", "son los violentos" y los que "llevan armas".
Permach también se refirió a la bandera española y dijo que "ese trapo" significa "cosas muy concretas", como "la ocupación del ejército y la policía españoles" o "el apartheid y la falta de libertad". Tras el discurso, los manifestantes entonaron el "Eusko Gudariak".
Minutos antes de las 12.00 horas, ocho furgonetas de la Ertzaintza ocupaban los alrededores del Ayuntamiento, donde había sido convocada la concentración, mientras que a unos cincuenta metros comenzaban a agrupase simpatizantes del brazo político de ETA. A mediodía, el portavoz de la ilegalizada Batasuna, Joseba Permach, se dirigió con una pancarta enrollada en la mano hacia las inmediaciones del Ayuntamiento, pero fue interceptado por un mando de la Ertzaintza, quien le indicó que la concentración estaba prohibida y que los asistentes tenían que marcharse de allí.
Permach pidió al policía que les permitieran permanecer en el lugar diez minutos en silencio, a lo que el mando le respondió que iba a consultar a sus superiores, en lugar de decirle que se marcharan de allí porque la manifestación estaba prohibida. Mientras se resolvía la cuestión y ante la presencia de numerosos medios de comunicación, los congregados aprovecharon para hacer su propaganda, coreando gritos a favor de la ikurriña y contra el PNV, al que tildaban de "español", contra la bandera española y la Ertzaintza, al tiempo que a escasos metros, en el mismo quiosco en el que el pasado domingo tres encapuchados quemaron una bandera española, una banda de música cumplía el programa festivo y entonaba pasodobles ante numeroso público.
Transcurridos diez minutos, el mando de la Policía vasca se dirigió a Joseba Permach y le indicó que le daba un minuto para desalojar el Boulevard donostiarra o de lo contrario los ertzainas, que ya se preparaban para intervenir, cargarían contra los manifestantes. En ese momento, el dirigente del brazo político de ETA desplegó la pancarta e inició una marcha en dirección contraria, hacia las calles de la Parte Vieja, hasta llegar a la plaza de la Constitución, donde los manifestantes aprovecharon un escenario montado con motivo de la Semana Grande para celebrar el homenaje a la ikurriña. En ese momento, los agentes de la Ertzaintza ya no se veían por ninguna parte.
La pancarta, en la que se podía leer en euskera el mensaje "Stop al fascismo. Ikurriña sí", era portada por los parlamentarios de Socialistas Abertzales, Jon Salaberria y Araitz Zubimendi, el propio Permach, el dirigente de Batasuna Juan José Petrikorena, la ex concejal de esta formación en San Sebastián Miren Zinkunegi y el militante de la izquierda abertzale Mikel Aznar. Una vez en la plaza, donde la presencia policial se limitó a un helicóptero de la Ertzaintza que sobrevoló el lugar durante todo el acto, Joseba Permach dirigió un discurso a los presentes en el que consideró que los policías vascos, a los que calificó de "cipayos" y "sinvergüenzas", "son los violentos" y los que "llevan armas".
Permach también se refirió a la bandera española y dijo que "ese trapo" significa "cosas muy concretas", como "la ocupación del ejército y la policía españoles" o "el apartheid y la falta de libertad". Tras el discurso, los manifestantes entonaron el "Eusko Gudariak".