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La crisis interna del PSOE andaluz precipita un congreso extraordinario

Nadie duda ya de la crisis profunda que vive el PSOE de Andalucía. Tras 30 años de monolitismo y de autoritarismo interior, la disciplina férrea empieza a resquebrajarse porque su líder, Chaves, ha sido sustituido por quien ya se va conociendo como el "grigri", el Gris Griñán.

Los primeros meses de su presidencia ha visto cómo los problemas de la Junta y del Partido se han multiplicado. La crisis ha conducido al miedo abierto con el caso de la FAMP y la actitud de uno de los pesos pesados del PSOE andaluz y sevillano, Quico Toscano, que se ha enfrentado abiertamente al vicesecretario Pizarro y a Griñán.

Por tanto, el PSOE andaluz, a instancias de Griñán y autorizado por Chaves, se encamina a un congreso extraordinario para suturar sus heridas o para abrirlas aún más.

Si hace unas semanas, el PSOE, vía Chaves, consideraba que lo prioritario era atender a la crisis económica, ahora ya se ve que lo prioritario es taponar la sangría de votos y la cuesta abajo electoral.

En El País lo cuentan de este modo: "Aunque hace sólo 15 días Griñán se mostraba desdeñoso con el adelanto del congreso antes de las elecciones municipales de 2011, lo cierto es que una opinión tan tajante como la expresada ayer por la cúpula del PSOE sólo puede explicarse si el que está llamado a ser próximo líder del partido así lo quiere".

Y también porque el secretario general actual, Manuel Chaves, está en la misma línea o al menos no está en la contraria. Chaves, ex presidente andaluz, dejó ayer toda la responsabilidad en manos de su sucesor: "Cuando Griñán considere oportuno", dijo en Las Palmas de Gran Canaria.

Según el diario de Prisa, los secretarios generales provinciales se sumaron ayer a la opción de que el congreso extraordinario para elegir a José Antonio Griñán como secretario general debe celebrarse "cuanto antes, mejor". Y así se lo hicieron saber al presidente de la Junta en un almuerzo en Sevilla, donde según todas las fuentes consultadas no se habló de fechas, con lo que la convocatoria del cónclave socialista empieza a parecer "un folletín de intrigas". Sólo Zarrías, que se ausenta abiertamente de los actos del partido,  ha dicho que si hay bicefalia, tiene que haber congreso cuanto antes.

La encuesta del Instituto de Estudios Sociales de Andalucía parece haber sido asimismo uno de los ingredientes de esta "precipitación". En dicha encuesta recordemos que Griñán no se identifica con cambio alguno, que apenas es conocido por los andaluces y que el PSOE perdía las elecciones, tanto las andaluzas como las generales. Tras 16 años de gobierno del dúo estático Chaves-Pizarro, se espera que ahora Griñán elija a una nueva cúpula socialista en la que previsiblemente no estarán ni Zarrías ni Pizarro ni muchos otros de los que han conservado la herencia política del socialismo andaluz durante una generación.

Para ABC es la división interna la que ha puesto en marcha la maquinaria de un congreso extraordinario. Es sabido que una de las características de toda crisis es afectar al público al que se dirige la institución afectada, convertirse en noticia, convivir con informaciones no controladas e incompletas y ser posible origen de un pánico alimentado por la desinformación.

Aunque parece una marea mansa, el PSOE tiene sus movimientos internos. Los sucesivos casos de presunta corrupción que afectaron a Manuel Chaves, sus hermanos y luego su hija, han afectado de forma directa a la militancia socialista. Su marcha inexplicada a Madrid igualmente dejó desamparada a sectores que lo habían apoyado desde su llegada a Andalucía en 1990.  Las direcciones provinciales del PSOE andaluz se dividió en la última reunión entre quienes querían ya un congreso extraordinario (Jaén, Málaga, Córdoba y Granada), y las que querían esperar a que pasaran las municipales (Sevilla, Cádiz y Almería). Además, están los constantes casos de corrupción municipal en los que los socialistas observan que la Fiscalía General del Estado o ha dejado de intervenir en su favor o está mirando para otro lado.

No hay duda de que las listas electorales están detrás de estos movimientos. No es lo mismo que las elecciones municipales sean controladas por el actual vicesecretario general y mano derecha de Chaves, Luis Pizarro, que por un nuevo secretario general.  Aunque Griñán advirtió que no ejercerá ninguna presión sobre estas candidaturas, es algo que no se cree nadie.

¿Podrá Griñán enderezar el rumbo de un partido acosado por sus prácticas autoritarias, sus intereses creados y por sus amiguismos internos? ¿Será capaz de alcanzar un acuerdo para renovar visiblemente a un PSOE que para ser renovado exigirá cambios drásticos?  ¿Hasta qué punto Griñán podrá presentarse como adalid del cambio con una historia de 30 años a las espaldas?  ¿Será Griñán el hombre de Zapatero en Andalucía o seguirá siendo el hombre de Chaves?

Las crisis no son predecibles. Su evidencia promueve la deserción de la confianza de quienes viven en el entorno de la institución afectada. La presión de la comunicación externa puede llegar a ser ensordecedora. Las dudas se abren pasado entre clientes y votantes que buscan nuevos horizontes y, como suele ser costumbre, las ratas abandonan el barco con su caudal de información y su deseo de hacer daño. El PSOE andaluz está en horas bajas y el congreso extraordinario de primavera quiere ser un remedio para la enfermedad. El caso es que la enfermedad, 30 años de poder y hegemonía, sea curable.

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