(Libertad Digital) El nuevo líder del PP, Mariano Rajoy, tras la aprobación unánime de su candidatura por 503 votos a favor y uno en blanco (probablemente el del propio candidato que no habría querido votarse a él mismo) dejó claro que mantendrá el discurso de su antecesor en el cargo en cuestiones clave como el terrorismo etarra, la unidad de España, la economía y la política exterior.
Rajoy volvió a hacer hincapié este martes en que si decide hacer de la continuidad su clave política es porque coincide con los principios que han marcado al PP a través de Aznar, "sin complejos". De hecho, remarcó que por algo ha formado parte de los gobiernos del PP. Por ello, y con la vista puesta en las elecciones generales de 2004, añadió: "No me importan las disquisiciones que algunos hagan o puedan dejar de hacer, sino los intereses de España y de los españoles que Aznar ha defendido muy bien". Tras considerar que el PP puede estar orgulloso de lo que ha hecho por España y agradecer su designación como candidato, destacó la "grandeza, las renuncias, el señorío, el patriotismo y la elegancia" demostrada por los responsables del partido durante este proceso de sucesión.
El terrorismo y el desafío nacionalista
Las primeras líneas del discurso de Rajoy estuvieron dedicadas a reiterar que su "voluntad" es seguir luchando contra el terrorismo mediante la vía policial, las reformas legales y la vía de la colaboración internacional. No en vano, su primera visita será al País Vasco como le confirmó al presidente del PP vasco, Carlos Iturgaiz. Además, recalcó que las buenas relaciones con EEUU abiertas por Aznar seguirán siendo una prioridad.
Seguidamente, Rajoy dedicó unas duras palabras tanto al PNV como al PSOE por poner en duda el modelo de Estado recogido en la Constitución española. El mensaje fue claro: "No se puede jugar con él aprovechando la existencia de un fenómeno terrorista ni inventando formulas para resolver problemas de partido". En una misma frase, Rajoy dejó en evidencia a Ibarretxe por su plan secesionista y a Rodríguez Zapatero por ceder ante las derivas nacionalistas de Maragall y Elorza. Sin citarlo, pidió al PSOE que que "actúe en consecuencia" y digan con claridad que el actual modelo de Estado no precisa de reformas.
Economía y política exterior
Después de la cuestión terrorista y nacionalista, Rajoy dedicó buena parte de su discurso al apartado económico. En la misma línea, el nuevo candidato del PP hizo una destacada defensa de los dos ejes fundamentales del programa económico del PP: la estabilidad presupuestaria, "que es la garantía de nuestro modelo social como de la inversión de futuro" y las reformas de la economía "sin dogmas ni ideas" preconcebidas sino centrándonos en la creación de empleo.
También habrá continuidad, según Rajoy, en política exterior, impulsando el proceso de integración europea y colaborando para un Tratado constitucional que éste a la altura de los retos comunitarios. El mantenimiento de relaciones bilaterales con los socios europeos sin olvidar asuntos como la reivindicación de Gibraltar, el impulso de unas relaciones privilegiadas con EEUU que cree que España ha logrado y la atención a los países mediterráneos (citó expresamente a Marruecos) e iberoamericanos son otras propuestas de actuación.
Sin enemigos dentro del PP
Antes de ser designado formalmente, Rajoy, a puerta cerrada, reconoció la dificultad de la decisión adoptada por Aznar, según fuentes del PP. Confesó que dentro del "singular" proceso de la sucesión jamás había intuido siquiera nada en su contra, algo que consideró "muy reconfortante". También manifestó que dentro del partido no reconoce a nadie como enemigo, ni siquiera a nadie que le "caiga mal".
Añadió que "nunca he tenido ningún problema serio con nadie y, si lo he tenido no me acuerdo y, por tanto, no lo he tenido; y el que lo haya tenido estoy seguro de que tampoco lo recuerda. Aquí hay sitio para todos".
Rajoy volvió a hacer hincapié este martes en que si decide hacer de la continuidad su clave política es porque coincide con los principios que han marcado al PP a través de Aznar, "sin complejos". De hecho, remarcó que por algo ha formado parte de los gobiernos del PP. Por ello, y con la vista puesta en las elecciones generales de 2004, añadió: "No me importan las disquisiciones que algunos hagan o puedan dejar de hacer, sino los intereses de España y de los españoles que Aznar ha defendido muy bien". Tras considerar que el PP puede estar orgulloso de lo que ha hecho por España y agradecer su designación como candidato, destacó la "grandeza, las renuncias, el señorío, el patriotismo y la elegancia" demostrada por los responsables del partido durante este proceso de sucesión.
El terrorismo y el desafío nacionalista
Las primeras líneas del discurso de Rajoy estuvieron dedicadas a reiterar que su "voluntad" es seguir luchando contra el terrorismo mediante la vía policial, las reformas legales y la vía de la colaboración internacional. No en vano, su primera visita será al País Vasco como le confirmó al presidente del PP vasco, Carlos Iturgaiz. Además, recalcó que las buenas relaciones con EEUU abiertas por Aznar seguirán siendo una prioridad.
Seguidamente, Rajoy dedicó unas duras palabras tanto al PNV como al PSOE por poner en duda el modelo de Estado recogido en la Constitución española. El mensaje fue claro: "No se puede jugar con él aprovechando la existencia de un fenómeno terrorista ni inventando formulas para resolver problemas de partido". En una misma frase, Rajoy dejó en evidencia a Ibarretxe por su plan secesionista y a Rodríguez Zapatero por ceder ante las derivas nacionalistas de Maragall y Elorza. Sin citarlo, pidió al PSOE que que "actúe en consecuencia" y digan con claridad que el actual modelo de Estado no precisa de reformas.
Economía y política exterior
Después de la cuestión terrorista y nacionalista, Rajoy dedicó buena parte de su discurso al apartado económico. En la misma línea, el nuevo candidato del PP hizo una destacada defensa de los dos ejes fundamentales del programa económico del PP: la estabilidad presupuestaria, "que es la garantía de nuestro modelo social como de la inversión de futuro" y las reformas de la economía "sin dogmas ni ideas" preconcebidas sino centrándonos en la creación de empleo.
También habrá continuidad, según Rajoy, en política exterior, impulsando el proceso de integración europea y colaborando para un Tratado constitucional que éste a la altura de los retos comunitarios. El mantenimiento de relaciones bilaterales con los socios europeos sin olvidar asuntos como la reivindicación de Gibraltar, el impulso de unas relaciones privilegiadas con EEUU que cree que España ha logrado y la atención a los países mediterráneos (citó expresamente a Marruecos) e iberoamericanos son otras propuestas de actuación.
Sin enemigos dentro del PP
Antes de ser designado formalmente, Rajoy, a puerta cerrada, reconoció la dificultad de la decisión adoptada por Aznar, según fuentes del PP. Confesó que dentro del "singular" proceso de la sucesión jamás había intuido siquiera nada en su contra, algo que consideró "muy reconfortante". También manifestó que dentro del partido no reconoce a nadie como enemigo, ni siquiera a nadie que le "caiga mal".
Añadió que "nunca he tenido ningún problema serio con nadie y, si lo he tenido no me acuerdo y, por tanto, no lo he tenido; y el que lo haya tenido estoy seguro de que tampoco lo recuerda. Aquí hay sitio para todos".