Jáuregui se sincera: "Tengo un insomnio de caballo"
El ministro responde a muchas cuestiones en Vanity Fair. Considera que ETA no quiere disolverse "para que Batasuna pueda hacer política".
Jáuregui confiesa que cuando Zapatero le llamó al ministerio de Presidencia, su mujer se llevó un pequeño disgusto. Vanity Fair sitúa la entrevista poco después de la derrota electoral en Cataluña, que según el ministro, "no vaticina el de las municipales de 2011. El PSOE no tendrá una pérdida electoral como la que ha tenido en Cataluña".
En un ámbito más personal, Jáuregui confiesa en la revista que "estoy paralizado en cuanto a lo personal se refiere. No he avanzado ni una línea de este libro (una novela sobre la caída del imperio austro-húngaro situada en su mesilla de noche) desde que soy ministro, no hago deporte, ni siquiera he sacado de la caja el aparato de música que me regaló mi mujer por mi cumpleaños y encima tengo un insomnio de caballo".
Jáuregui vino para ocupar el vacío dejado por De la Vega. "Había necesidad de renovar el modelo representado por Fernández de la Vega. Hacía falta una comunicación gubernamental con más pedagogía". Y acaba alabando al equipo actual y al superministro en particular: "Creo que Rubalcaba y el nuevo equipo podemos hacerlo bien en este sentido".
Precisamente a raíz de esto Vanity Fair pregunta a Jáuregui sobre la sucesión de Zapatero. "El candidato ideal es Zapatero, no hay otra expectativa". "Y no le dejo preguntarme si Rubalcaba sería un buen presidente", remata entre risas.
El comunicado de ETA
La conversación con Vanity Fair sucedió muy poco tiempo después del comunicado de ETA. "Claramente insuficiente", zanja el ministro, "una oportunidad perdida". "ETA quiere permanecer como guía y control de una negociación imposible. Lo mejor del comunicado es que prolonga la tregua de septiembre de 2010".
Y "lo peor es que la banda nos anuncia su voluntad de permanencia. ETA no quiere disolverse para que Batasuna haga política". La banda terrorista "nunca nos va a decir: "Se acabó mi trágica historia", aunque a la vez considera que "hay muchos factores que caminan hacia el fin de la violencia".
"¿Y si mañana ponen una bomba en una fábrica? No podemos especular ni siquiera en una entrevista, porque luego la hemeroteca nos mata". reflexiona en voz alta. Eso sí, admitiría al encarcelado Arnaldo Otegi como líder de una "opción independentista pacífica": Me parecería muy bien que una vez que acaba le violencia se articule una opción política independentista".
Los sindicatos y la Iglesia
Jáuregui, que tal y como señala Vanity Fair, ha tenido una carrera política siempre cercana al sindicalismo, considera ahora que "eliminar los 426 euros a los parados es un ahorro relativamente importante. No nos interesa tener a quien está cobrando el paro sin motivación de reinserción laboral". Jáuregui analiza también el problema de las pensiones bajo el prisma de la versión oficial del Gobierno. Piensa que hay que jubilarse más tarde de los 67, "guste o no", por razones demográficas. "Las cosas que necesita España no son fáciles, pero si no las hacemos los costes sociales serán mucho mayores".
"La Iglesia (y su electorado) tienen claro que la nueva Ley de Cuidados Paliativos y Muerte Digna no es una legislación a favor de la eutanasia". El ministro de Presidencia aclara que no es creyente pese a venir de un colegio de frailes. "A los 20 años entré en política y perdí la fe", pero considera que el "PSOE debe abrirse al mundo cristiano y superar un anticlericalismo más propio del siglo XX que del actual".
Y compara a la Iglesia con los sindicatos. A ambos, dice en Vanity Fair, "les cuesta adaptarse a la nueva sociedad laboral que ya no está en las viejas fábricas, sino en las oficinas (...) La Iglesia, como los sindicatos, debe renovarse ya".
Dicho esto, Jáuregui considera, en relación a la ley a favor de la eutanasia que prepara el Ejecutivo, que "merece la pena que escuchemos a la Iglesia, pero ellos tienen que aceptar que quien va a resolver la ley es la soberanía popular". El sindicalismo, dice Jáuregui, debe adaptarse a la "nueva realidad. El sindicalismo de hoy está demasiado anclado en la vieja economía, en la economía industrial y tiene que adaptarse a la de los servicios y el conocimiento".
"Si yo fuera el presidente del Frente Polisario no despreciaría la opción autonomista en lugar de tener a mi pueblo 30 años en tiendas de campaña". Jáuregui reconoce también que, más que los intereses económicos, "nos ha interesado más mantener a Marruecos como país amigo para seguir influyendo en las negociaciones con Naciones Unidas".
A las recientes declaraciones de Felipe González sobre los GAL, dice que "son un recordatorio bastante inconveniente", aunque destaca que lo importante es que finalmente "optó por la ley".
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