L D (EFE) El documento aglutina algunas de las premisas del plan rupturista de Ibarretxe y también ideas del proyecto federalista de Maragall. Su “estatuto federalista” se asienta en “la profundización en el autogobierno; el reconocimiento del derecho de los pueblos a decidir libremente su futuro; la solidaridad ente las distintas naciones y regiones del Estado, y la defensa férrea de los valores, símbolos, lengua y tradiciones culturales que representen la pluralidad nacional, cultural y sociológica del Estado”.
La principal contradicción del documento es que IU, integrada en el Ejecutivo de Ibarretxe, denunciado insistentemente por los no nacionalistas al no representar a todos los vascos, reivindica “la cohesión social y al convivencia, frente a proyectos negadores de la pluralidad de nuestra propia sociedad”. El texto sostiene que “no es deseable incurrir en foros del pasado” como lo fueron la Mesa de Ajuria Enea y el acuerdo de Lizarra, puesto que en ninguno de los dos casos estuvieron representados todas las formaciones políticas. “El reto de la sociedad vasca es encontrar una mesa sin sillas vacías, donde quepamos todos”, “lo demás son estrategias que sólo llevan a la confrontación entre vascos y a la fractura social”. No especifica si pretende dar cabida a los sucesores de Batasuna, que tratan de burlar la legalidad para presentarse a las elecciones.
La principal contradicción del documento es que IU, integrada en el Ejecutivo de Ibarretxe, denunciado insistentemente por los no nacionalistas al no representar a todos los vascos, reivindica “la cohesión social y al convivencia, frente a proyectos negadores de la pluralidad de nuestra propia sociedad”. El texto sostiene que “no es deseable incurrir en foros del pasado” como lo fueron la Mesa de Ajuria Enea y el acuerdo de Lizarra, puesto que en ninguno de los dos casos estuvieron representados todas las formaciones políticas. “El reto de la sociedad vasca es encontrar una mesa sin sillas vacías, donde quepamos todos”, “lo demás son estrategias que sólo llevan a la confrontación entre vascos y a la fractura social”. No especifica si pretende dar cabida a los sucesores de Batasuna, que tratan de burlar la legalidad para presentarse a las elecciones.