Buenas tardes. Como todos ustedes saben, el presidente del Gobierno acaba de anunciar la voluntad de establecer un diálogo con la organización terrorista ETA y eso es lo que motiva mi comparecencia para dar a conocer la opinión de mi partido en relación con este asunto.
Lo primero que quiero decirles a todos ustedes es que los españoles tienen desde hace ya más de 30 años como gran objetivo nacional acabar con ETA, recuperar la libertad de la que ETA ha privado a muchísimos millones de españoles a lo largo de estos últimos años y que en España se aplique la ley. Ese es uno de los grandes objetivos nacionales, sino el más importante, y el que ha unido a la inmensa mayoría de los españoles a lo largo de todos estos años. Por tanto, el PP siempre estará presto y dispuesto a conseguir que estos objetivos nacionales se cumplan. Repito, recuperar la libertad en el País Vasco y Navarra y en el conjunto de España, que en España se aplique la ley y que ETA se disuelva. Ese debe ser un gran objetivo nacional compartido por todos. A partir de ahí, en relación con las novedades que se han producido en el día de hoy, quiero darles a conocer la posición de mi partido
No hay grandes novedades en la posición de mi partido desde el día 22 de marzo, fecha en la que ETA anunció la tregua. El día 22 de marzo hice un discurso que hoy puedo repetir en su totalidad, lo cual no debe sorprender a nadie, porque en un tema de estas características no parece lo más razonable cambiar de criterio y decir un día una cosa y otro día la contraria. Por tanto, voy a resumir la posición que en esta misma sala en la mañana del día 22 de marzo transmití al conjunto de la opinión pública, que reiteré esa tarde en el Congreso de los Diputados y el día 28 de marzo, en una reunión que tuve con el presidente del Gobierno en La Moncloa y que luego transmití a la salida en el propio palacio presidencial al conjunto de la opinión pública. Mi posición entonces y hoy era la siguiente
Primero, estamos ante la cuarta tregua de la organización terrorista ETA y, por tanto, este asunto aunque sólo sea por experiencia hay que tomarlo con mucha cautela. En segundo lugar, nosotros en aquel momento –yo lo hice, lo expliqué a la opinión pública española- apoyamos al Gobierno para que constatara que la decisión de ETA de dejar su actividad criminal era irreversible, para que constatara que ETA no iba a estar quieta una temporada, sino que iba a estar quieta de manera definitiva, que ETA iba a dejar de matar no una temporada, sino para siempre. Para eso es para lo que nosotros le dimos el apoyo al presidente del Gobierno.
Quiero decir que le dimos el apoyo para lo mismo que el presidente del Gobierno José María Aznar recibió en el año 1999 el apoyo de las demás fuerzas políticas, que es para lo que nosotros le pedimos el apoyo a dichas fuerzas políticas. Nosotros, en el año 99 le pedimos el apoyo al resto del arco parlamentario para hablar con ETA para ver si su decisión de dejar las armas era irreversible. Y para eso se nos dio el apoyo.
Quiero decir también que en aquel momento le dije al presidente del Gobierno, y lo reitero ahora, que no es aceptable ninguna negociación política con una organización terrorista, porque en ese caso los terroristas habrían ganado después de 30 años, porque habrían conseguido su gran objetivo, que era la negociación política y porque de esa manera convertiríamos al terrorismo en un instrumento para hacer política. También le dije al presidente del Gobierno que durante todo el período siguiente, el Estado de Derecho debía seguir funcionando y, por tanto, el Fiscal debía cumplir con sus obligaciones, igual que la Policía, la Guardia Civil, el Poder Judicial y la Administración Penitenciaria. La ley no descansa. La ley no está en tregua ni puede estarlo nunca en un sistema democrático. Y, por último, le advertí al presidente del Gobierno la necesidad de establecer complicidades y de apoyar a las víctimas del terrorismo.
Esa era mi postura de entonces que, como es natural, es mi postura de hoy. Nosotros apoyamos en su día al Gobierno para que hablase con ETA de ETA, de su disolución y de cuándo dejaba las armas. Pero no apoyamos al Gobierno para que hablase con ETA, con Batasuna o con cualquier otra marca de ETA o Batasuna ni de Navarra, ni del País Vasco ni de España.
Esa era mi posición. Le dije entonces al presidente del Gobierno, en mi opinión usted debe hablar con ETA para que ETA deje definitivamente las armas, pero no puede hablar ni con ETA ni con Batasuna de España, ni del País Vasco, ni de Navarra, ni de cosas que sólo le conciernen al conjunto de la soberanía nacional. Esa era nuestra posición, la que he defendido a lo largo de los últimos meses, la que todos ustedes conocen. Creo que era la más razonable, la coherente con lo que nosotros hicimos en el año 1999 y la que persigue lograr los objetivos que persiguen todos los españoles, que son acabar con ETA, recuperar la libertad y que en España prime el imperio de la ley.
Después, al cabo de algunos meses, supimos que el Gobierno y el PSOE estaban dispuestos a reunirse con Batasuna. Quiero decir que esto no es aceptable, porque Batasuna es ETA, según la sentencia del Tribunal Supremo de 27 de marzo del año 2003. Batasuna es ETA y con Batasuna se habla de política. Y si con Batasuna estamos hablando de política, estamos hablando de política con ETA. Por eso no cabe ninguna reunión con Batasuna. Porque estaríamos en el inicio de las dos mesas que plantearon ETA y Batasuna en su última declaración política. Una para hablar de las armas y otra para hablar de política en la que estaría presente la segunda marca de ETA, que es Batasuna. Por tanto, no es aceptable que haya una reunión con Batasuna, porque en ese caso los terroristas habrían ganado, porque habrían conseguido su objetivo, que era la negociación política y porque el terrorismo hubiera quedado en España para siempre como un instrumento hábil para hacer política y para conseguir objetivos políticos.
Hay otras razones para que no haya reuniones con Batasuna. Es que es ilegal. Y en España todos, y naturalmente el Gobierno también, estamos sujetos al imperio de la ley y porque además arruinaríamos la que ha sido la política antiterrorista eficaz de estos últimos años, que echó a Batasuna de las instituciones y que, por tanto, le dijo a ETA que mientras no dejaran de matar no podría entablarse ninguna negociación política con ellos.
¿Y cuando se puede hablar con Batasuna? Porque creo que es bueno ser claro en estas cosas. Pues cuando desaparezca ETA y se convierta en un partido legal. ¿Y cuándo será legal Batasuna? Cuando ETA se disuelva. Porque si Batasuna se legaliza antes de que ETA se disuelva, tendremos dos ETAS: una ETA legal, que es Batasuna, que haría negociaciones políticas y otra ETA ilegal, con otro nombre, que sería el garante de que el proceso de negociaciones políticas en el que participara Batasuna le saliera bien a ETA. Cualquier persona normal entiende que no se puede negociar con quien tiene un arma negociadora tan contundente y contra la que es tan difícil de defenderse, como es una pistola. Por tanto, en estas condiciones nosotros no podemos prestar nuestro apoyo al proceso que ha abierto el Gobierno. Y no podemos prestarlo si el Gobierno no rectifica, si el Gobierno no reconsidera su posición, si el Gobierno no le garantiza a los españoles que no va a negociar políticamente ni a reunirse con Batasuna y, por tanto, que no va a negociar con el complejo Batasuna- ETA y si no le garantiza a los españoles que Batasuna no será legalizada mientras ETA no se disuelva.
Mientras esas circunstancias no se produzcan, nosotros no podemos dar nuestro apoyo al Gobierno; y no podemos darlo porque los españoles y los terroristas tienen objetivos distintos. Los objetivos de los españoles son conseguir la libertad, el prioritario, que se cumpla la ley y que ETA se disuelva. Y los objetivos de los terroristas son imponer sus ideas con el chantaje y con el terror. Y con quien quiere imponer sus ideas con el chantaje y el terror, no se puede negociar políticamente nada.
Por tanto, esa es nuestra posición, es una posición coherente con lo que hemos hecho a lo largo de estos últimos años cuando hemos sido Gobierno, con lo que hemos hecho cuando ETA declaró una tregua en 1999, negarnos a una negociación política, con lo que hemos dicho el día en que ETA anunció la tregua el 22 de marzo, con lo que le he dicho al presidente del Gobierno el 28 de marzo y con lo que señalé en el Congreso de los Diputados no hace muchas fechas.
ETA, por lo demás, y Batasuna no parece que tengan la firme voluntad o, dicho de otra forma, han manifestado su voluntad radicalmente contraria a aceptar las cosas que le digan los demócratas. Como los objetivos son distintos, es evidente que tenemos que defender los objetivos de la ley, de la democracia, de la mayoría y de la dignidad de la sociedad española, que ha plantado cara durante 30 años y que de ninguna forma puede aceptar que le digan ahora que se ha equivocado y que realmente los terroristas eran los que tenían razón y ahora hay que hacer lo que ellos digan. Eso es inaceptable.