Desde el pasado mes de junio, muchos agentes de la Guardia Civil vienen haciendo lo que se ha denominado como una huelga de bolígrafos caídos, es decir, han dejado de multar a los conductores para indicarles únicamente de manera verbal las infracciones que han cometido y qué sanciones les habría correspondido.
Según datos no oficiales, facilitados por las asociaciones profesiones de agentes de la Benemérita, el descenso en el número de multas habría sido importante. Así, habría una bajada del 70 por ciento en el mes de junio y del 50 por ciento en el mes de julio en el número de sanciones interpuestas. Asimismo, la tendencia habría sido similar en los primeros 10 días de agosto.
Esta huelga de bolis caídos coincide, además, con el malestar generado, tal y como denunció Libertad Digital, por la última circular enviada por el General Jefe de la Agrupación de Tráfico, Antonio Dichas Gómez, en la que se aclaraba las puntuaciones que debe recibir cada agente en función de qué actuaciones realiza, y en las que, casualmente, las intervenciones con multas económicas más caras eran las mejor valoradas.
Estos hechos no han gustado en el seno del ministerio del Interior y muestra de ello es que el propio ministro, Alfredo Pérez Rubalcaba, llamó la atención públicamente a los agentes de la Guardia Civil para que multasen cuando tuviesen que hacerlo. También las asociaciones de guardias han denunciado presiones internas para que las multas vuelvan a sus niveles habituales.
Este lunes, se ha conocido la existencia de un primer expediente relacionado con la huelga de bolígrafos caídos, y que se abría abierto esta semana al secretario general de la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) en Madrid, Joaquín Canovas, por cometer una supuesta "falta grave". La razón de este expediente habría sido explicar públicamente a los medios de comunicaciones las "presiones" a las que son sometidos los agentes para incrementar el número de denuncias.
Ante esto, AUGC ha exigido el cierre del expediente y el cese del Director General de la Policía y Guardia Civil, Francisco Javier Velázquez, al que acusa de "solventar el conflicto con sistemas propios de una dictadura: la mordaza y el miedo". Según dicen, "se empeña en apagar el fuego con gasolina".